COMUNICACIÓN

Los Micrófonos de Oro no pierden el glamour

MARÍA CARRO

Lunes, 11 de abril 2011, 18:50

Ponferrada se vistió de gala un año más para celebrar la entrega de los Premios Micrófonos de Oro, que este año cambiaron su ubicación pero mantuvieron e incluso superaron el glamour de ediciones pasadas. El Teatro Bergidum se convirtió en la Meca de las estrellas que procesionaron a lo largo de una alfombra roja al más puro estilo Óscar. Llegaron en coches de época y arropados por miles de personas que se echaron a la calle para celebrar, detrás de las vallas, la fiesta de los Micrófonos, la más multitudinaria que conoce la capital berciana. Fue el actor Mario Casas el más esperado. Pancartas, caras pintadas y muchos gritos intentaron llamar la atención de un joven que en poco tiempo se ha convertido en uno de los más deseados del panorama cinematográfico español. Llegó a Ponferrada entusiasmado por el premio que le otorga la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión, presidida por Luis del Olmo, y lo hizo prácticamente el último. Sólo el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, pisó la alfombra más tarde que él. Pero Casas irrumpió en la escena de una manera más espectacular, en un camión Peterbilt de 1970 que potenció el aire duro que suele caracterizar a sus personajes de cine y televisión. Rajoy llegó de una manera más discreta, pero pronto se vio rodeado de una multitud de periodistas que intentaron sacarle un titular. No obstante, no fue hasta la gala cuando el popular habló de política para comprometer un plan de creación de empleo que daría seguridad, certidumbre y disiparía dudas. Ante los gritos de presidente, presidente, el líder de los del PP se mostró optimista y confiado en el futuro de este país.

Publicidad

El primero en llegar al Bergidum fue el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla. Emocionado y realmente feliz. Así se declaró este cántabro amante del Bierzo, la que confirma como su segunda casa, pues de esta comarca leonesa es su mujer. Tierra conocida a la que ayer volvió subido en un coche de época, de pie y con los brazos en alto, saludando a la multitud que le ovacionó a ambos lados de la calle. "Si no me hubiera casado con una berciana, de qué iba a ser yo presidente, ni de la escalera de mi casa", ironizó, gritando a los cuatro vientos que "el Bierzo es un paraíso". Recibió un premio y llevó un regalo, éste para Mariano Rajoy premiado como él en la categoría de Política-. "No tengo muchas cosas en común con Rajoy salvo que fumamos puros. De hecho, tengo uno aquí mismo para regalárselo", adelantó, mostrando el bolsillo donde lo llevaba metido.

Vicente del Bosque fue otro de los grandes esperados. Discreto y parco en palabras como siempre, y educado como acostumbra. Amigo como es del presidente de la Sociedad Deportiva Ponferradina, el seleccionador español lanzó un mensaje de optimismo para la afición blanquiazul que no pasa por sus mejores momentos con el equipo en puestos de descenso. "Tiene mucho mérito que la Ponferradina esté en Segunda División y si baja, que está por ver, ya volverá a subir", apuntó. En cuanto al premio que ayer recogió, de él dijo que es "un reconocimiento al fútbol español después del éxito de Sudáfrica". También de fútbol y del equipo de la ciudad que ayer lo premió, habló el periodista José Ramón de la Morena. "Si una afición quiere, su equipo no se hunde, pero tampoco podemos pedir milagros", apuntó el locutor deportivo de la Ser, a la que atribuyó la causa de su galardón.

La baronesa Thyssen tampoco falló. Llegó radiante y pisó la alfombra roja acompañada del periodista Albert Castillón. Su cercanía al público agolpado en la calle Ancha de la capital berciana fue tal que incluso cogió en brazos al perro de una de las mujeres que aguardaban su paso. Su experiencia en Punto Radio le ha valido un Micrófono de Oro en la categoría de Extraordinarios y lo agradeció enormemente cuando recogió el premio después de otro de los profesionales de esta cadena de radio, José Miguel Aspiroz.

Por la calle Ancha desfilaron también Ana Rosa Quintana, que recordó que la última vez que visitó Ponferrada, con motivo de los Micrófonos de Oro del 2004, estaba ya embarazada y nadie lo sabía; Arturo Fernández, tan galán como siempre; Manu Carreño, que derrochó simpatía dentro y fuera del teatro; la cantante Ana Torroja; el torero Juan Mora; o los periodistas Iñaki Gabilondo, quien durante la gala fue protagonista indirecto de uno de los momentos más destacados; Ernesto Sáenz de Buruaga, Rosa María Molló o Juan Ignacio Ocaña. También Susana Griso, encargada de presentar la gala junto a Del Olmo.

Publicidad

Una gala más corta. La del sábado por la noche fue una gala más corta que de costumbre, pero no por ello menos intensa. Hubo lugar para el recuerdo, las risas y las sorpresas. Tan sólo dos horas duró la entrega de premios. Después, premiados e invitados se citaron en el Castillo de los Templarios para cenar, en un ambiente único. Un vídeo presentó a cada uno de los premiados, que de manera individual y ordenada subieron al escenario del Bergidum a recoger su premio. Unos con más soltura que otros, pero todos acompañados de una canción y no la misma, sino la que más definía su figura. Así, Vicente de Bosque fue recibido sobre las tablas con el mítico We are de champions, de Queen, y el presidente del PP, Mariano Rajoy, con Qué será, será, en clara alusión al futuro político de este país.

Los momentos más destacados de la noche estuvieron protagonizados por la presentadora, Susana Griso. Primero, porque en su guión faltaba la página 18 y se olvidó de presentar a Iñaki Gabilondo pasando directamente a Rajoy el último en recoger la estatuilla dorada-. Segundo, porque fue premiada con un Micrófono sorpresa y condecorada con la capa de la Cofradía del Botillo del Bierzo. En el descuido con Gabilondo fue él mismo quien deshizo la madeja subiendo al escenario con la página en cuestión. El periodista consideró redundante un premio a la trayectoria, porque aseguró- la trayectoria ya es un premio. Aún así, se mostró encantado de recogerlo y de hacerlo en la capital de la radio, cuna de Luis del Olmo. Unos y otros recogieron un premio que se consolida con el paso de los años y que este fin de semana celebró su novena edición. Su precursor, Luis del Olmo, piensa ya en el décimo aniversario y al respecto aseguró que no volverá a haber cambios de ubicación. Lo que será, será en El Toralín, apuntó. El pabellón de deportes ha sido hasta este año el centro de acogida de los Micrófonos, pero la crisis ha hecho mella y ha sido necesario suprimir la cena que tradicionalmente se abría al público. Este año no hubo cena, pero sí solidaridad, ya que se pusieron a la venta 200 entradas para ver la gala desde las butacas del Bergidum. Cada una, diez euros, y el dinero recaudado, destinado a la Asociación Alcer de trasplantados de órganos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad