
COLPISA
Lunes, 14 de septiembre 2009, 04:07
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El agrónomo estadounidense Norman Borlaug, Premio Nobel de la Paz y cuyos trabajos sobre una variedad de trigo resistente a las enfermedades permitió evitar hambrunas, murió el sábado a los 95 años. Este científico, a quien se le atribuye la paternidad de la denominada Revolución verde, que permitió modernizar las técnicas agrícolas y la productividad en los años sesenta, falleció en Dallas a causa de un cáncer, anunció la universidad A&M de Texas, especializada en agronomía, donde trabajaba desde 1984.
Borlaug era conocido sobre todo por su trabajo sobre una variedad de trigo enano de alto rendimiento y resistente a las enfermedades, que permitió aumentar considerablemente la producción agrícola en América Latina y Asia. «Norman Borlaug es el hombre que salvó más vidas en la historia de la humanidad», aseguró el domingo Josette Sheeran, directora del Programa Mundial de Alimentos (PAM) de la ONU, subrayando que «su dedicación total hacia la erradicación del hambre y la hambruna revolucionó la seguridad alimentaria para millones de personas y en numerosos países».
Nacido en 1914 en Iowa, Norman Borlaug comenzó su carrera antes de la Segunda Guerra Mundial en el servicio de bosques de Estados Unidos, tras estudiar en la Universidad de Minnesota. Provenía de una familia originaria del norte de Europa. «Pasó su infancia en una granja de Iowa, influido por las lecciones de su abuelo noruego en base al sentido común», recordó la universidad A&M en un comunicado.
Fue lo que lo llevó a interesarse por la alimentación. «La civilización tal como la conocemos actualmente no habría podido evolucionar ni sobrevivir sin una cantidad suficiente de alimentos», subrayó en su discurso de recepción del Premio Nobel de la Paz en 1970.
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Trigo enano
En 1944, Borlaug inició dos décadas de trabajos junto a científicos mexicanos para desarrollar una nueva variedad de trigo que se introduciría luego en la India y Pakistán. El trigo enano permitió alcanzar rendimientos dos a tres veces superiores a los de las variedades clásicas. Según sus propios cálculos, permitió prácticamente duplicar la producción de trigo de la India y Pakistán entre 1965 y 1970, equivalente a un aumento de más de 11 millones de toneladas.
Este éxito, en una época en la cual se temían y anticipaban grandes hambrunas, le valió fama mundial y su trigo enano comenzó a ser cultivado en toda América Latina, en Medio Oriente y África. Cuando ganó el Premio Nobel, prometió seguir trabajando con «un ejército de combatientes del hambre durante toda la vida». Era un ferviente defensor de las biotecnologías y las manipulaciones genéticas. «El público debe ser informado mejor sobre la importancia de las biotecnologías en la producción alimentaria y será menos crítico», afirmaba en el 2002.
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