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La cocina de Franco

'La cena de los generales', que pensó Alonso de Santos, dirige Narros y da vida Sancho Gracia, sigue levantando risas

A. CORBILLÓN

Viernes, 26 de junio 2009, 11:14

Y a que no somos capaces de tranquilizar el pasado cercano del país (entiéndase, el inagotable asunto de la Guerra Civil) desde la concordia. Ya que nos ponemos muy serios, intentémoslo desde el humor, pues parece que el humor nunca acabamos de perderlo del todo. A lo mejor por eso 'La cena de los generales', el proyecto sobre un texto del pucelano José Luis Alonso de Santos que levantaron el productor Celestino Aranda y el incombustible director Miguel Narros, sigue dando vueltas a ese pasado y a los teatros de Castilla y León. Estos días hace parada y fonda durante dos días en el Principal de Burgos, ciudad que celebra sus Fiestas de San Pedro y San Pablo con una amplia programación cultural.

Quizás para dotarse a sí mismo de razones, Aranda siempre ha insistido en montar esta obra como una forma de «reconstrucción del país en clave de humor, con una función que no pretende molestar a nadie ni se posiciona políticamente». 'La cena de los generales' es una tragicomedia que nos desplaza al día de la victoria (franquista) y la decisión del dictador de organizar una cena en el Hotel Palace de Madrid para honrar a sus generales. El encargo cae sobre los hombros del teniente Medina, que recluta a un grupo de camareros malamente preparados para servir una gala de este nivel debido a que los verdaderos cocineros están en la cárcel por sus simpatías republicanas.

Celestino Aranda y Miguel Narros no fueron los únicos que creyeron en la viabilidad de esta idea. Lograron que un actor tan solvente como demandado como Sancho Gracia asumiera el papel nuclear del 'maitre' que comanda al grupo de camareros que acaban desquiciando y llevando a la cárcel al teniente organizador del evento. Podría parecer un mano a mano entre dos jefes de tropa: el de los galones (al que da vida el actor Juanjo Cucalón) y el no menos aguerrido mandamás de los de camareros (Sancho Gracia). Sin embargo, por el escenario desfilan no menos de 18 personajes en un intento de abarcar todo el abanico de tópicos de situación de la época.

Solos o muertos

Narros afirma del texto de Alonso de Santos que «nos habla de un mundo de vencidos, de personas solas rodeadas de muertos; de otros que han perdido la libertad y a todos les toca empezar a vivir». El casi septuagenario director toma el pulso con esta tragicomedia a «una asignatura pendiente en el imaginario de nuestra comunidad que da vida a muchos de nuestros fantasmas».

Probablemente, asomarse a obras como esta podría abrir más 'fosas' que las que una parte de España se niega a permitir que entre la pala, pensando que con ella aflorarán los fantasmas. Todo intento parece bueno para demostrar que ya no tiene por qué pasar nada en este país, que el calendario, el siglo y hasta el milenio dieron la vuelta. Y que existe la memoria sin revancha, como existe el humor sin dobleces.

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