Adopta una cepa
La bodega Cruz de Alba propone a los aficionados adoptar una cepa y seguir su evolución en la viña, en Quintanilla
JAVIER PÉREZ ANDRÉS
Viernes, 12 de junio 2009, 03:05
S in duda son unos privilegiados los que se puedan sumar a esta iniciativa de la bodega ribereña Cruz de Alba, el brazo del Duero del grupo vinícola Ramón Bilbao. Es un privilegio porque tienes la oportunidad de ser propietario de una cepa en el viñedo de la bodega y, además, seguir todo su ciclo vegetativo, cada estado fenológico, desde la poda al envero.
Suena el timbre y, frente a ti, una persona te entrega una planta, que es una vid. Viene del vivero donde fue injertada. Con su credencial del portainjerto Richter 110 y la casta: tempranillo, tinta del país. A partir de aquí tienes dos opciones: plantarla en tu jardín o ponerte en contacto con la bodega, pedir que te la recojan y que sea plantada en la viña. La operación 'Trasplante Cruz de Alba 09' ha comenzado.
Es evidente que la cepa no es una especie en peligro de extinción, pero la iniciativa de Cruz de Alba es una fórmula original e inteligente, de fidelizar al consumidor y contribuir a la difusión de la cultura del vino. En caso de que quien reciba este obsequio -o decida adquirir uno de los estuches por iniciativa propia- solicite que se recoja la cepa, ésta se llevará a una parcela donde quedará identificada y será sometida a un seguimiento personalizado. El 'padrino' queda invitado a la operación de trasplante y al resto de las labores de campo, como la espergura, el despuntado, el desniete, el deshojado o el aclareo, además de (por supuesto) la vendimia.
Por si todo ello parece poca formación sobre cultura vitícola, el visitante a la viña de la finca Cruz de Alba conocerá de primera mano este impresionante bancal de arena sobre roca madre, rodeado de cientos de ejemplares de pino piñonero, con un «magnífico drenaje» que permite «una buena maduración de las uvas de tempranillo hasta un perfecto equilibrio fenológico», como señala el director técnico y gerente de la bodega, Sergio Ávila.
Para él, en el estuche que incluye botella y cepa «está recogido el alfa y omega de nuestro trabajo», ya que «no podemos entenderlo de otra manera: todo comienza y acaba en la vid». «Cada cosecha la planta nos comunica, a través de su fruto, lo vivido ese año y los anteriores, interpretando a su manera las incidencias climatológicas», subraya.
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