
De todos los pelajes
El jugador más veterano del Mundial es el portero español David Barrufet, con 38 años
MIGUEL A. PINDADO
Lunes, 19 de enero 2009, 01:45
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Veinticuatro selecciones, dieciséis jugadores por selección y cada uno de un padre y una madre lo que da lugar a un universo variopinto y dispar no exento de mil y un dato particular. No cabe duda de que el balonmano es cada vez más un deporte de altura.
Deporte de altura. No cabe duda de que el balonmano es cada vez más un deporte de altura. De hecho, la media de los jugadores del Mundial es justamente de 190 centímetros, pero está claro que siempre hay quien se pasa y quien no llega. En este sentido, la selección más alta es un título compartido por Alemania y Eslovaquia. En la selección germana Bitter, Hens, Roggish y Lischtlein superan los dos metros, mientras los eslovacos Szucs, Vozar, Valo, Kopco, Stochl y Petro también miden su altura con el 2 como primer dígito. El poderío germano queda de manifiesto cuando su jugador más bajito es Schoeder, con 183 centímetros.
El más alto. A pesar de este despliegue de potencia, el jugador más alto del Mundial no está en ninguno de esas dos selecciones sino que se trata del gigante rumano Cozma (211), seguido por el húngaro del Barcelona Lazslo Nagy (209) y el ruso Revin (206).
Selecciones más bajas. Mientras algunos andan por las nubes, otras selecciones se tienen que conformar con escoger a lo más granado de su país para ni siquiera alcanzar esa media de 190 centímetros. Así, Arabia se lleva la palma como la selección más bajita, con una medía de 183 centímetros, seguida por Australia (185), y por coreanos y kuwaitís, que comparten una estatura de 186 centímetros de media. Más sorprendente es que una selección nórdica como es Dinamarca se quede en 189 centímetros de media.
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Los más pequeños. Y el honor de ser el tapón del Mundial lo comparten dos jugadores, el brasileño Laureano y el saudí Alkhudami, ambos con 170 centímetros de altura o de bajura. Luego cabría señalar al francés Ostertag (173) o el coreano Sim (174), no muy lejos de nuestro Juanín, que alcanza los 176 centímetros.
Equipos de peso. También el peso influye notablemente en este deporte y aunque no es garantía de éxito, un equipo pesado suele dar más problemas al rival que uno endeble. El peso medio del jugador mundialistaes de 90,650 kilos, una media que superan todos los equipos europeos. Y como selección más temible para la báscula están a la par Eslovaquia y Hungría, con 97 kg. de media.
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El más gordo. Afortunadamente, ser pesado en balonmano no significa ser lento. Así lo atestigua el hombre más pesado del Mundial, que es el lateral ruso Ratsvortsev, con sus 119 kilos en sus dos metros de altura. El eslovaco Petro y el australiano Jerkov, están a poco menos de dos hamburguesas del ruso ya que mueven cada uno 118 kilos. Y no se quedan muy atrás el croata Vori (111 kilos), nuestro veterano David Barrufet (110) o el saudí Alsaeed (110 kilos).
Equipos ligeros. En el extremo contrario, los equipos más ligeros del mundial vuelven a ser, evidentemente, los asiáticos. Corea apenas alcanza los 82 kilos de media pese a ser el conjunto no europeo que más guerra da. Le siguen Arabia (83) y Kuwait (84).
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Los más livianos. Y puestos a mirar con lupa los gramos de menos, destaca sobremanera la delgadez del jugador australiano Blondell, con sus 61 kilos repartidos en su 176 centímetros, seguido del coreano Cho, que pesa 65 kilos en un esqueleto de 175 de alto o de bajo. Tampoco el saudí Alkhudami (69) supera los 70 kilos, si bien este arábigo jugador apenas spera los 170 centímetros de altura. Como anécdota, el ruso Dibirov es el europeo menos pesado, con sus 71 kilos.
Los años de la experiencia. En este Mundial de Croacia, la media de edad del jugador es de 26.6 años, pero hay algunos representantes cuya experiencia es mucho mayor y pasan con creces del cuarto de siglo de historia. Tal es el caso del portero y capitán del combinado español David Barrufet, que es el auténtico abuelo del Mundial a sus 38 años. Pero no es el único. Casi de su quinta es el australiano Ramadani, con 37, y también la superestrella danesa Lars Christiansen, el veterano noruego Johnny Jensen o el macedonio Alushovski, todos ellos con 36 años cumplidos.
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Juventud a raudales. Como si de hijos de los anteriormente mencionados se tratase, una generación de jóvenes jugadores intenta abrirse paso en la elite del balonmano. Sin lugar a dudas entre ellos destacan el australiano Fletcher y al saudí Alsalem, ambos con tan solo 18 años, aunque el de las antípodas encuentra en su propio equipo a dos cercanos compañeros Ognjen Matic y Curtis Eitzen, con 19 años. Otras selecciones como Brasil, Cuba, Egipto, Kuwait y Eslovaquia también incluyen en sus filas jugadores de 19 años.
Veterania rancia. La veteranía de una selección puede ocultar la necesidad de renovación. Así, sorprende que la selección más veterana en Croacia sea el combinado francés, con una media de 28.7 años, con una generación de jugadores ávidos de títulos pero que quizás muchos de ellos disputen ahora su último Mundial. Tras el combinado galo, le sigue muy de cerca la selección de Noruega (28.3) y Macedonia (28.2). España tiene una media de edad de 27.4 años.
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Equipos en formación. La selección más joven de todas es la que presenta la renovada Cuba, con una media de 23.5 años, seguida por Australia (24.7) y Corea, que apenas supera los 25 años de media en sus dieciséis convocados.
Goleadores. De los presentes en Croacia, el máximo goleador con su selección es el danés Lars Christiansen, con 1.300 tantos en 279 partidos, seguido del francés Jerome, con 1.079 goles en 272 convocatoria, muy lejos del siguiente, el ruso Ratsvortsev, con 752 goles en 196 partidos.
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Convocados. El francés Dinart es el que más convocatorias tiene con su selección, 303, seguido del danés Christiansen (279), Barrufet (273) y el tunecino Bousnina (255).
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