Fosky

La duquesa de Alba ha conseguido que su flamante novio la acompañe hasta Sicilia. Será que le ha hecho una oferta que el otro no ha podido rechazar...

Cuando supe del viaje de la pareja por tierras italianas, primero pensé en 'Luna sin miel' y poco después en 'Driving Miss Daisy'. Pero no. Aquí nadie está 'driving' Miss Cayetana. O sí, pero no es el que tendría que ser. Observo con atención las fotos que nos llegan de esa escapada y constato con pesar que no hay ni una sola imagen en la que el tal Alfonso Díez (o Décimo, como ya algunos le llaman) esté empujando la silla de ruedas de quien, según él, es hoy, y desde hace treinta años, la mujer de su vida.

Veo a Alfonso, muy juvenil y descamisado, caminando al lado de la impedida... Cerca, pero no demasiado, como si pesara sobre él una especie de orden de alejamiento a pequeña escala (de unos tres o cuatro metros). Lo veo, siempre con gafas de sol, y casi siempre paseando a esa distancia, y caigo en la cuenta de que si la duquesa y él salen en la misma foto es gracias al gran angular. Alfonso, vestido con sahariana, con el paraguas al hombro cual si fuera un mosquetón, mirando a la duquesa en algunas fotos como las vacas al tren, podría pasar por cualquier cosa (peatón cotilla, turista de aire marcial...) menos por el novio de esa anciana rodeada de asistentas.

Y yo no sé a Cayetana, pero a mí (como a casi todas) me gustan los hombres que tiran del carro. En este sentido, le veo mucho más asistido y acompañado a Julián Muñoz. Él por lo menos tiene a su Fosky, que le hace las veces de chófer, secretario, confidente y mozo de espadas. Yo diría que gracias a él, Muñoz no extraña ni a la Pantoja. Si la duquesa tuviera un Fosky de verdad, pasaría de este novio.