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ÁNGEL DEL POZO
Miércoles, 19 de marzo 2008, 02:19
La Orden religiosa-militar de los caballeros templarios siempre ha estado rodeada de una aureola de misterio. La raíz de su historia comienza en el año 1099 cuando la ciudad santa de Jerusalén es conquistada por las huestes cristianas. A partir de ese momento numerosos peregrinos comienzan a visitar los lugares donde Jesús de Nazaret había dejado su impronta. Aquellos parajes eran vías inseguras donde el pillaje era la norma común. Para proteger a los peregrinos, un caballero de la Champagne, Hugo de Payns, junto con otros ocho caballeros, deciden formar en el año 1120 una institución religiosa-militar que tiene como finalidad la protección de los caminantes. Fueron conocidos como caballeros del templo de Salomón o templarios por darles unas estancias el rey Balduino II junto a su palacio, supuestamente alzado sobre el templo del rey Salomón.
La Orden fue extendiéndose por Europa ganando cuantiosos bienes y no menos numerosos enemigos. Este factor de poder económico, es el que atribuyen numerosos investigadores para explicar el proceso contra los templarios que acabo con la disolución de la Orden y la confiscación de todas sus posesiones. Entre las acusaciones que se vertieron en el proceso, figura en el primero de los 127 artículos, lo siguiente: «Los Templarios niegan al Cristo, al que califican de falso profeta, dicen que ha sido crucificado por sus culpas y no por la salvación de los hombres; escupen sobre la cruz, la pisotean y orinan sobre ella durante sus ceremonias blasfemas». Duras acusaciones extraídas probablemente bajo tortura en los interrogatorios y que hoy todavía no han podido ser demostradas ni en uno u otro sentido.
Les propongo un viaje por nuestra región en busca de varias tallas que según asegura la tradición fueron objeto de culto por los caballeros templarios.
Sincretismo Crístico
Es en tierras sorianas donde encontramos varias efigies del Nazareno que se suponen fueron veneradas por la Orden del Temple. En la iglesia de Nuestra Señora de los Milagros, en la localidad de Ágreda, encontramos al Cristo de los Templarios o de la Fuente. Se trata de una talla del siglo XIII procedente de la encomienda templaria de la Granja de la Dehesa que reposa sobre una cruz de gajos, es decir que sus maderos semejan troncos de árboles sin desbastar. Expertos en simbolismo aseguran que el significado sincrético de utilización de ese tipo de madera no es casual, ya que representa la cruz como el Árbol del Paraíso, y al Cristo como su Fruto de Vida Eterna. Simbolismo oculto que se hace más patente al conocer la curiosa leyenda que se le atribuye a la misteriosa imagen. Cuentan que un rico judío quiso tomar en arriendo un fértil huerto que era propiedad del Temple. Los caballeros cristianos le negaron esa posibilidad ya que se habían comprometido con otro hebreo que lo había solicitado antes. No se dio a razones el hacendado sefardí y juro venganza ante lo que él consideraba injusto. Así una noche se dirigió al huerto y destrozó la mayoría de los árboles pero no conforme con el oprobio, decidió dañar más aun, llevándose consigo al Cristo que veneraban con devoción los templarios.
Mientras huía con la codiciada pieza en sus hombros, fue notando como extrañamente parecía que el crucifijo aumentaba de peso y así, decidió parar a descansar junto una fuente. Cuando quiso levantar de nuevo la talla, observó aterrorizado cómo la cruz había echado raíces en tierra. Huyó despavorido y al pasar junto al huerto pudo observar cómo los árboles que había dañado se encontraban en perfecto estado. Casi preso de locura ante aquellos desconcertantes prodigios, se refugió en su casa explicando a sus familiares lo que había sucedido. Fueron estos a comprobar lo narrado, encontrándose con los caballeros templarios, que también asombrados observaban cómo el crucifijo no solo había echado raíces sino que también brotaban ramas del mismo. Enterados éstos de los hechos, solicitaron que el impío judío acudiera al lugar para pedir perdón sobre la afrenta realizada. Y así fue como después del arrepentimiento del hebreo, el Cristo recupero su aspecto anterior, que es el que hoy día podemos contemplar.
Además asegura la tradición que el agua de aquella fuente, adquirió propiedades milagrosas. Una curiosa leyenda con un velado significado, así lo recoge el investigador Rafael Alarcón: «Nos encontramos aquí con rico simbolismo donde aparece de nuevo aquel Árbol Vitae que manifiesta la potencia fértil de una divinidad que nos retrae a tiempos remotos de cultos a los dioses y diosas de la tierra. Cultos a los espíritus de los árboles que fueron asimilados y sincretizados por el cristianismo mediante los 'mayos' y 'las cruces de mayo', tan presentes en tantas fiestas templarias».
Un simbolismo similar alberga otra de las efigies templarias que encontramos en la iglesia de San Juan de Rabanera en la misma capital soriana. La talla es magnífica y como el anterior, está crucificado sobre una cruz de gajos. Les recomiendo la visita a primera hora de la mañana, cuando la luz solar penetra por los ventanales que se encuentran a la espalda del crucifijo, haciendo que el lugar se impregne de una magia especial. Este Cristo también posee una leyenda con un velado significado. Cuentan que en tiempos de los árabes, éstos habían encerrado en una cilla o granero a unos prisioneros cristianos. Después de rogar para salir de allí, dibujaron en la pared la imagen de un crucificado. Por lo visto esa misma noche se les apareció a todos en sueños, aconsejándoles tener paciencia y resignación ya que finalmente serían liberados.
Al despertar comprobaron asombrados cómo todos habían tenido el mismo sueño, pero cansados e impacientes comentaron: «que una cosa era predicar y otra dar trigo». Pasó el tiempo y se cumplió lo vaticinado por el Nazareno y fueron liberados. La cilla se siguió utilizando como granero y el cillerero observó inquieto que por más que sacaba sacos y sacos de trigo, estos nunca mermaban y además un extraño resplandor surgía del fondo del granero. Fue entonces cuando trataron de desvelar el misterio, encontrando oculto por los sacos al Cristo -idéntico al que dibujaron en la pared- y que hoy en día podemos contemplar. Y asegura la tradición que el Cristo alzó la voz, comentando: «Cuán olvidado me tenéis, aunque además de predicar os doy trigo». El significado oculto que aporta la leyenda hace referencia a la perseverancia de la fe y presenta al Cristo como fuente inagotable de alimento espiritual disfrazado como un fecundo simbolismo vegetal.
Tallas en la región
Son algunas más las tallas de Cristos templarios que podemos hallar en nuestra región. Como las efigies legendarias que también he podido observar en la iglesia parroquial de San Juan en Ucero (Soria) o en la iglesia de Santa María en Villalcázar de Sirga (Palencia). Otra más la podemos hallar en el Santuario de Nuestra Señora de la Encina en Ponferrada (León), denominado Cristo de las Maravillas y fabricado según asegura la tradición de la misma encina en donde se halló la imagen de la Virgen. Por lo visto, esta efigie aconsejó poner a los templarios el símbolo de la cruz Tau en el castillo porque así nunca sería conquistado.
Todos ellos testigos mudos de aquellos execrables hechos que se imputaron a los caballeros templarios. Sin embargo como han podido comprobar, las leyendas que podemos recoger en nuestra propia tierra, inducen a pensar que otorgaron un significado velado al crucifijo pero muy lejos del carácter blasfemo y hereje que algunos les atribuyeron.
castillaoculta@hotmail.com
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