
ISABEL JIMENO
Viernes, 26 de octubre 2007, 02:03
De camino a Peñarrubias de Pirón, la llanura de la cercana Tierra de Pinares se pierde para convertirse en la frondosa estampa que aparece ante la mirada. La pendiente desciende hacia el fondo del valle trazado por las aguas del río Pirón entre las rocas de tonos rojizos de las que tomó su nombre la localidad, citado en el año 1247 como Pennas Ruvias.
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Pero antes de llegar al pueblo, después de pasar el caserío de El Parral de Villovela, su más bello monumento: la ermita de la Virgen de la Octava. Asentada sobre un cerro mira las escasas viviendas de Peñarrubias de Pirón, el pueblo más pequeño que integra el municipio de Escobar de Polendos.
Pocos, muy pocos vecinos que miman y velan porque sus más bellos tesoros se mantengan y, en los últimos años, se han convertido en un nuevo pilar para la economía con el despegue del turismo rural. Cada vez con más alojamientos y actividades hacen que muchos viajeros recalen en estas tierras en las que aún se puede ver la fragua restaurada en la que antes trabajaba el herrero.
Bajar al valle para volver al pasado, saber cómo es un fuelle y ver el fogón y la pila para calentar y enfriar el hierro. Conocer cómo se hacían antes los bollos y el pan en el antiguo cocedero, uno de los legados dejados por los antepasados que aún se conservan en Peñarrubias de Pirón.
Bailes y subasta
Entre esa herencia, las fiestas que, pese a ser pocos, los vecinos se encargan de perpetuar. A los ocho días de la Pascua, cita con la fiesta mayor del pueblo y con la tradición que manda que la víspera, los mozos del pueblo se acerquen al río Pirón -otro de los encantos de Peñarrubias- a cortar las ramas de chopo con las que hacen el arco.
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Tras la enramada, el día grande de la celebración en la ermita de la Virgen de la Octava. Allí se dirigen los vecinos para la eucaristía. Después, la procesión hasta el pueblo, donde los danzantes bailan la rueda antes de emprender de nuevo el regreso a la ermita también a ritmo de jota.
Y siempre, al salir y al entrar en el templo, la Virgen de la octava pasa bajo el arco construido con ramas por los vecinos. Eso sí, antes de quedarse definitivamente en su aposento para el resto del año, tiene lugar la puja por las andas y la subasta para saber quién coloca a la patrona en el ábside del templo románico de Peñarrubias de Pirón.Próximo pueblo: Espirdo
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