Con cuchara de palo

Cocido enlatado, tortillas de patatas envasadas y albóndigas listas para calentar. La velocidad con la que se ha colado la comida rápida en la bandeja del frigorífico ha abocado al fondo del armario de la cocina a la cuchara de palo, el puchero o la cazuela de barro que tantas mañanas compartió con la abuela. Entre el microondas y las modernas vitrocerámicas, las recetas de los tradicionales guisos elaborados a fuego lento han pasado casi al olvido. «No podíamos dejar que se perdieran esas riquísimas recetas, las de toda la vida», explicaba ayer la presidenta de la Asociación Academia Gastronómica Palentina, Eva Celada, organizadora del concurso 'La cocina palentina de antaño'.

Una suculenta iniciativa en la que lejos de reconocer a grandes cheffs, los organizadores han querido recompensar las largas horas que las amas de casa -apenas se han presentado participantes masculinos- han pasado entre fogones. El jurado ha podido degustar los guisos de 113 mayores de toda la provincia. En total, 361 recetas que ahora mezclarán sus aromas y sabores en la edición de un libro con los platos ganadores. Recetas en las que la abuela Macaria da nombre a unos suculentos caracoles, las patatas se creen importantes si se rebozan en harina y huevo y las ortigas dan el toque mágico a una sorprendente sopa.

De Tierra de Campos, el Cerrato, la Montaña Palentina, de Páramos y Valles o de la capital palentina. Secretos gastronómicos que excepcionalmente han salido de los hornos de leña y que ayer recibieron su premio en el Ayuntamiento de Becerril de Campos.