J. Ruiz / El Norte de Castilla
PALENCIA

Perera salva la mansada

El poco juego que dieron los toros de Juan Miguel Criado no impidió al pacense abrir la Puerta Grande

RICARDO HERRERAS

Viernes, 7 de septiembre 2007, 12:57

Seis toros más o menos iguales y tres formas de toreo diferentes ante este tipo de ganado. La primera, la de El Cordobés, insulsa, sin estilo, dejando al astado a su suerte y sin comprender los tiempos, la técnica y el gusto del toreo. Otra, la de Javier Conde, torero de arte, que cuando no lo tiene, pues hace 'sus cosas', florituras incomprensibles más propias de otras lides. La tercera, la de Perera. Valor, tenacidad, empuje, riesgo, clase, torería y aguante. El primero de su lote avisaba en cada pase del peligro que llevaba entre los pitones. Esos toques de atención incitaron más al pacense, que hizo más de lo que pudo.

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Miguel Ángel Perera no tiene el nombre ni ha explotado de la misma manera que otras figuras, pero se coloca en terrenos farragosos y pule una técnica muy depurada y rica en matices.

Su primer ejemplar sembró el pánico en el tendido desde el inicio, iba al muñeco. Hacia caso omiso de las telas y engaños y se las hizo pasar mal al matador y a parte de su cuadrilla. Difícil manejo. En la muleta, el toro estaba sin ritmo, descompasado, frío.

Valor torero

Perera interpretó la faena. Sacó la gallardía y arriesgó tanto que la gente le pedía que sentenciara al animal por los sustos que estaba sufriendo. En cada pase, el de Criado se volvía, centraba su embestida en el torero. Malas intenciones. A pesar de no ser una faena lucida, fue trabajada y laboriosa como pocas. Sin duda, una de las orejas más justas de esta feria. El cuadrúpedo no ayudaba, pero el estilo del joven se mantenía a pesar de la entroncada embestida y de los contínuos arreones, que incomodaban mucho.

En el que cerraba plaza, el guión se repetía, con algo menos riesgo y una pizca más de bravura, una pizca solo. Regaló a los tendidos los únicos capotazos de la tarde. Una sucesión de verónicas con los pies clavados en la arena, sin mover ni un dedo. Tras la puya, otro presente a la afición, un quite de chicuelinas. En la muleta, el toro aprendió lo que no debía haber descubierto. A medida que el animal entró en las telas cogió vicios. Ganó en peligro. Tras la faena a su primero, Perera estaba bien entrenado, por lo que le supo llevar. Por el pitón derecho se dejó dar unas tandas de gran belleza y profundidad, por el izquierdo, más parado, soso y torpón, característica común de la camada. Otra merecida oreja, que le abría la Puerta Grande por segundo año consecutivo.

Javier Conde necesita toros muy específicos, que le ayuden en sus faenas, de no ser así, el arte se diluye. Ayer lo intentó, le puso ganas, pero dos terribles estocadas que hicieron guardia le arruinaron la tarde. En sus faenas se pasó de 'recursos artísticos'. Mucha floritura que no gusta mucho al aficionado. Improvisa en cada tarde, y hay veces que el resultado es bonito, y en otras, que es algo recargado y que no liga con la tauromaquia. En el quinto de la tarde se dio el placer de dar la vuelta al platillo, recorrido en el que se gustó y agradó, sobre todo, al público femenino.

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El Cordobés no sorprendió a ninguno de los que ayer se dieron cita en la plaza de Campos Góticos. Toreo brusco, sin estilo, atropellado. Muy diferente al de sus dos compañeros de terna. En el que abría plaza, nada hizo, no tuvo animal, sin fuerzas, sin recorrido, sin pases. Se tumbó antes de ser estoqueado. En el cuarto, al ver la trabajada faena de Perera, tuvo que buscar la faena. En sus formas. Toreó en el sol, doble motivo, era el lugar en el que menos viento corría, mucho en el día de ayer, el que más de la feria, y el mayor apoyo que recibe siempre de ese sector. No se fue del albero sin firmar sus genuinos saltos de la rana. Justo antes de sentenciar al astado, calentó a parte de la grada, y con una media estocada muy bien colocada, en su sitio, paseó un apéndice en una vuelta al ruedo muy colorida.

Cartel demasiado heterogéneo el que cerraba el abono de estos sanantolines. Dicen que en la variedad está el gusto. Ayer hubo toreros de prensa del colorín y un maestro que será figura de seguir así. El tiempo pone a cada uno en su sitio, y toreando en los terrenos que lo hace Perera, sin duda le llegará el reconocimiento que se merece. Triunfa allá donde va y siempre agrada.

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