Un guía del Observatorio del Teide explica el telescopio. Debajo, el vallisoletano Carlos Sánchez Magro. A. O.

Un telescopio con nombre y apellidos vallisoletanos

En el universo de la Astrofísica brilla el nombre de Carlos Sánchez Magro, que desarrolló la mayor parte de su actividad en el IAC de Canarias

Lunes, 10 de diciembre 2018, 13:18

No iba muy desencaminada la banda de rock estadounidense Kansas cuando compuso 'Polvo en el viento' (Dust in the wind). Porque según definió el gran divulgador científico Carl Sagan en su serie documental 'Cosmos', «somos polvo de estrellas» . Conclusión que él popularizó pero que surge de una máxima del astrónomo americano Harlow Shapley: «Nosotros, los seres orgánicos que nos llamamos seres humanos estamos hechos de la misma materia que las estrellas». Por eso no extraña que haya personas que deslumbren.

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En el universo de la Astrofísica brilla el vallisoletano Carlos Sánchez Magro. Si ojeamos la Wikipedia esta apenas nos dice que nació en Valladolid en 1944 y falleció en Tenerife en 1985. Que fue un astrofísico que desarrolló la mayor parte de su actividad en el Instituto Astrofísico de Canarias (IAC), y que sus áreas de trabajo fueron la Astronomía Infrarroja y la docencia. A su muerte se puso su nombre a un telescopio del Observatorio del Teide y en 2010 se le dedicó una calle de Valladolid emplazada en Santos Pilarica.

El IAC tiene su sede en La Laguna, su centro de Astrofísica en La Palma y también dispone de los observatorios del Teide y de El Roque de los Muchachos. En la web de la Sociedad Astronómica y del Grupo Universitario de Astronomía de la Universidad de Valladolid, Syrma, se despliega una completa biografía con la que hacerse una idea de la dimensión de este insigne vallisoletano -licenciado en Ciencias Físicas, doctor en Ciencias Matemáticas, catedrático de Astrofísica y creador del Área de Instrumentación del IAC- al que «puede considerarse el padre de la Astronomía Infrarroja española».

De ahí que el primer telescopio infrarrojo del Observatorio del Teide lleve su nombre, participando en su instalación y en el diseño de uno de sus dispositivos. Entre su gran legado, Sánchez desarrolló «el primer instrumento científico español para la observación desde el espacio, el espectrofotómetro infrarrojo del satélite Isophot, de la Agencia Europea del Espacio. Inquieto y polifacético, fue precursor de las energías renovables, especialmente la solar», se lee en la web de Syrma, cuyos miembros han celebrado en noviembre la vigesimoquinta edición del Ciclo de Conferencias de Astronomía y Cosmología Carlos Sánchez Magro.

Como explica uno de sus socios, Edgardo Rubén Masa, «una tarde se acercó su hermana (María del Carmen) a una de nuestras charlas semanales, dedicada esa vez a Carlos. Hablando con ella surgió la idea de homenajearle». Por lo que en el 2009 -Año Internacional de la Astronomía- el ciclo se bautizó con el nombre del vallisoletano.

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Observaciones

«Destacó en las observaciones y diseño de instrumentos en el rango espectral del infrarrojo cercano», explica Mercedes Prieto, alumna y colaboradora de Sánchez, doctora y profesora de la Universidad de La Laguna e investigadora del IAC.

«Junto a Mike Selby, profesor del Imperial College de Londres, instalaron y explotaron el primer telescopio IR, el telescopio Carlos Sánchez». Sánchez y Selby, con sus estudiantes Prieto y Anthony W. Jones, respectivamente, «realizaron el primer muestreo de estrellas infrarrojas en la dirección del centro de nuestra Galaxia».

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De este hito saltó a la observación de otras galaxias obteniendo el cartografiado de una externa, en colaboración con Eduardo Battaner y con el británico John Beckman y Mercedes Prieto. «Era ingenioso en el diseño de instrumentos novedosos como el espectrofotómetro IR del telescopio espacial Isoshot o el detector IR de 32 elementos para el telescopio que lleva su nombre. Era muy riguroso, un profesor exigente», relata Prieto.

El astrofísico John Beckman recuerda que «Carlos estaba siempre buscando la forma de aumentar la capacidad técnica del entonces joven Instituto de Astrofísica», promoviendo «la construcción del IAC 80, el primer telescopio profesional diseñado y construido en su totalidad en España. La experiencia fue de gran valor cuando más tarde se emprendió el proyecto del Gran Telescopio Canarias, el más grande del mundo». «Carlos me invitó a venir para el nuevo puesto de Coordinador de Investigación, y aquí estoy tres décadas después».

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«Con Carlos empecé a acercarme a los telescopios de verdad y a los instrumentos», relata otro de sus alumnos aventajados, Roberto López. «Sus ideas acerca de cómo debía hacerse la Astrofísica han guiado mi carrera profesional. Siempre he creído que ese era el camino. Que la Astrofísica, la Ciencia, necesita de instrumentación».

Para Eduardo Battaner fue uno de los astrofísicos «más sobresalientes del mundo. A pesar de su temprana muerte, su surco en la Astrofísica española ha sido profundo y fértil y, aún hoy, recogemos el fruto». Battaner, astrónomo y catedrático emérito de la Universidad de Granada, perfila la personalidad de Sánchez con adjetivos escuchados en boca de otros amigos, colegas y familiares; tales como: sencillo, solidario, con gran sentido del humor, amante de la naturaleza y del deporte, infatigable trabajador y apasionado en todo; así como «enemigo de la ostentación y de la hipocresía».

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Y destaca que su objetivo era que la ciencia «tuviera repercusión inmediata en el bienestar y progreso de su entorno». «Y no se puede entender a Carlos sin su Valladolid, sin su Castilla ancha».

De hecho, cuando Sánchez falleció, este «construía una casa en Cabezón de Pisuerga con su cuñado y un amigo de la infancia, porque tenía intención de volver a Valladolid», explica su hermana María del Carmen, quien le recuerda siempre dispuesto a ayudar a los más desprotegidos.

Energía positiva

Una de sus tres hijas, Marta, indica que «siempre transmitía energía positiva; era cercano, bromista, inquieto y curioso por naturaleza, aventurero y deportista. Noble y humilde, incluso en el vestir. A mí me inició en los deportes que he seguido practicando toda mi vida y en el amor por la naturaleza. Parecía no estar cansado nunca, siempre de buen humor y aunque trabajara incansablemente en proyectos muy importantes, aparte siempre estaba descubriendo nuevos terrenos», como la apicultura, o la cetrería, por citar alguna de tantas y diversas actividades.

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El vínculo padre e hija se mantiene en la profesión de Marta, experta en turismo alternativo -como formadora, auditora y consultora-, colaborando en un proyecto de la Fundación Starlight, vinculada al IAC, enfocado al 'astroturismo'.

Inés Rodríguez, directora del Museo de la Ciencia de Valladolid, indica que «me incorporé al IAC en enero del 1986 para hacer la tesis, un año después del fallecimiento de Carlos, quien murió seis días después de la inauguración del IAC». Rodríguez afirma que Sánchez Magro fue «un investigador brillante, pionero de la Astrofísica en general y de una rama de esta como es la Astronomía Infrarroja, que ha demostrado ser una rama poderosísima. Creo que era tremendamente trabajador, con una fuerte personalidad que no dejaba indiferente a nadie, y eso generalmente suele ser la firma de los genios».

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