
«El hurón da mucha vida en un hogar»
Ángela López ha convivido con su hurona Suki y ahora cuida de Cooper hasta su adopción
En 2020 Ángela López García, de Peñafiel, perdió a una fiel compañera de piso después de casi 7 años de convivencia: Suki. Ahora cuida de ... Cooper, al cual acoge mientras tramita su adopción.
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Suki era una hurona de un blanco níveo, al ser del tipo albino. Como explica Ángela, Suki «fue la última de una camada para caza, de un amigo de un familiar, y, como siempre comenté en casa que me encantaban los hurones, pensaron en mí para cuidarla porque ella no parecía muy predispuesta a ser una gran cazadora».
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Además de las circunstancias, la decisión de tener un hurón en casa y no otro animal de compañía se debió «sin duda por la comodidad de sus costumbres y su estupendo carácter impredecible». «Los hurones duermen unas 16 a 18 horas, lo justo para yo dormir y trabajar. Tienen un periodo diario de mucha actividad, que es cuando yo puedo estar en casa para trastear. En lo que limpio la zona, jaula o reparo sus trastadas, el hurón estará mordiendo un zapato o rascando una caja de corcho, siempre tienen algo que hacer por casa y dan mucha vida en un hogar, aunque también dan mucho trabajo», indica la peñafielense.
En octubre del año pasado «Suky falleció por edad y por una neuropatía periférica inmunomediada que arrastró sus tres últimos años, así que, aunque fue doloroso, era ley de vida. Su enfermedad la apagó sin dolores ni mayores problemas, así que en ese sentido no puedo quejarme».
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Recientemente otro mustélido se ha cruzado en el camino de Ángela. Cooper, un hurón del tipo sable (por su pelaje), el cual «apareció en un parque de Valladolid. Es un abandono, porque es un macho joven y tiene un celo atroz que, aparte de desprender muchísimo olor, es un dinero lo que cuesta cortárselo. No tiene chip tan siquiera. Leí la noticia en la prensa el día 7 de abril, al día siguiente llamé a la Policía Local de Valladolid, a los veterinarios municipales y al centro canino municipal de Valladolid para saber dónde y en qué estado se encontraba. El día 9 fui a recogerlo para ejercer de casa de acogida. Y ahora toca lo mejor, cortar el celo, vacunar, desparasitar, alimentar, y procurar que Cooper no vuelva a verse abandonado tramitando la correspondiente adopción».
Por su experiencia y compromiso con el bienestar de los animales de compañía Ángela anima a adoptar, «y más contando con el excelente trato que brinda el centro canino municipal, al cual doy las gracias por la labor que hace».
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