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Daniel, rodeado de algunas de sus obras. Por ejemplo, en la de atrás, se ve su reflejo captado en el escaparate

La calle de Parquesol que saluda a sus paseantes con las voces de Pessoa y Unamuno

Los comercios de Juan Martínez Villergas decoran sus escaparates con frases de escritores y filósofos

Víctor Vela

Martes, 2 de diciembre 2014, 12:35

«El niño nace artista y suele dejar de serlo en cuanto se hace hombre. Y si no deja de serlo, es que sigue siendo niño». La voz de Miguel de Unamuno lanza este mensaje desde el escaparate de la escuela de pintura que DanielMartín Cea tiene en Juan Martínez Villergas. Y no es el único sabio que regala sus palabras en esta calle. Aquí también se pueden escuchar las enseñanzas de Pessoa, de Platón, de Punset o la sabiduría popular de los refranes. El paseante por esta vía de Parquesol ha de andar atento, fijándose bien en las puertas y ventanas de los locales comerciales, porque ahí recetan, a diario, pildoritas de filosofía vital. Lo hace Daniel, desde su estudio de pintura. Pero también Belén desde su herbolario. «Tanto si crees que puedes como si no, estás en lo cierto», dice la reflexión de hoy. «Son mensajes que invitan a la acción, a la implicación, a la solidaridad, al perdón», explica María Belén Blanco, la propietaria de esta tienda de alimentos naturales que a la vez es centro de cursos, talleres y terapias alternativas. La frase se renueva a diario.«Así que hay clientes que me dicen:¡A ver qué menú tenemos para hoy!». Porque hay palabras e ideas que alimentan. «En la vida no te vuelvas indispensable... sé inolvidable».

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Belén abrió la tienda hace un año, después de que la crisis le diera un vuelco a su vida. Tras 35 ejercicios como contable en una empresa de muebles, se encontró sin nómina y en la calle. «Sentí que no me iba a contratar nadie, que tenía que hacer algo por mi cuenta». Cuidó durante varios meses a una mujer invidente. Hasta que decidió retomar las riendas de su vida. Dice que el suyo no es un caso extraordinario. Que ha conocido a muchas personas así en los últimos tiempos. La crisis ha trastocado tantas historias... «Yo lo pasé muy mal. Pero la crisis no siempre tiene consecuencias negativas. Atravesar una crisis es una oportunidad para el cambio. Y si no tienes miedo, si te atreves, si tiras para arriba, te puede traer cosas positivas». Habla desde la experiencia. Aunque lo que sí que ha traído la recesión son problemas de autoestima, mucha gente con el ánimo bajo. Ella lo ve todos los días en el herbolario. Y ojo, porque su mirada no solo se fija en lo evidente... sino que va más allá.

«Hay quien me dice la bruja buena», asegura con una franca sonrisa. Dice que desde pequeña supo que podía ver «otro plano», pero empezó a ayudar a más personas después de que una amiga suya, diagnosticada de cáncer, acudiera a ella para recibir «sanaciones» al tiempo que cumplía con las sesiones de quimioterapia. Belén coge a su interlocutor por la muñeca derecha. «Y de inmediato veo el bloqueo que tiene». «La nueva conciencia no es dar soluciones, sino herramientas para que la gente trabaje, porque nadie cambia su vida si de verdad no quiere cambiarla». Esta idea la defiende, sobre todo, en aquellos casos de personas que se acercan a ella con la intención de dejar de fumar. «Para conseguirlo no hay que hacer esfuerzo, hay que querer dejarlo», recuerda.

Junto a las terapias antitabaco, el herbolario de Belén ofrece, todos los viernes, sesiones gratuitas de reiki. «Algunas de las personas que vienen dejan una aportación voluntaria y ese dinero lo destinamos luego a la asociación Camino de lucha contra el daño cerebral». Pero además contribuye a animar la vida del barrio con un concurso de dibujo de mandalas infantiles, una escuela de relajación infantil, un servicio de intercambio de libros de autoayuda o una convocatoria de frases sabias (con mensaje positivo)cuya final tendrá lugar el 18 de diciembre. Algunas de estas sentencias son las que se pueden leer a la puerta de su tienda, en uno de los escaparates que a diario regalan una frase para vivir mejor.

El otro, decíamos, es el de Daniel Martín Cea. En su escuela de pintura, junto a sus obras, pueden verse recortes de filósofos, reflexiones de pensadores... y también ejemplares del último libro que ha escrito:El chico que olvidó sus sueños en la almohada y otros relatos.Ya está disponible en ebook. Ytambién en este local que abrió hace casi once años. Las paredes lucen llenas de alcayatas y cuadros. Hay once caballetes desperdigados por la habitación. Botes de aguarrás. Hojas con pegotes de pintura. Hay lienzos y taburetes de madera. Yapenas huele a disolvente. Es el paraíso de la pintura de un niño de Castroverde de Campos que se hizo mayor y aprendió a pintar en la casa de su tía Elvira. «Yo tendría cuatro años. A lo mejor cinco. Pasaba los veranos con mi tía en Madrid y ella me compró unos pinceles y un pequeño lienzo». Allí comenzó Daniel a pintar paisajes, a abonar una trayectoria de artista hiperrealista que ha cultivado a lo largo de su vida.«Siempre he sido autodidacta, aunque también estuve en la escuela de Bellas Artes de Valladolid». No siempre ha vivido exclusivamente de su arte. Durante años lo tuvo que compaginar con otras tareas vinculadas con la hostelería.Fue, por ejemplo, director de un hotel en las Baleares. Y aquella etapa en las islas quizá explique su afición por pintar escenas marinas. Barcos. Aunque en su producción también tiene hueco su cuna terracampina, con palomares o paisajes de Medina de Rioseco.

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Su maestría busca ahora alumnos, nuevos talentos para darles el testigo del pincel. Por su escuela pasan decenas de aprendices, desde los 5 hasta los 84 años. «La mayoría viene a aprender óleo, pero enseño todas las técnicas:dibujo, acuarela...». El resultado de su trabajo y el de sus alumnos puede verse expuesto en el escaparate de su tienda. «Puedo presumir de tener uno de los más visitados de la calle», dice Daniel, quien acompaña los cuadros y lienzos con esas frases que, como salvavidas de la palabra, lanzan a diario los comercios de la calle Juan Martínez Villergas.

Por cierto, que Daniel no es el único artista de esta calle de Parquesol. El próximo lunes, les tocará el turno a Beatriz y Alfonso.

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