En el paseo de farnesio

Una fuga de agua en un 'piso patera' causa importantes daños en un bloque de Delicias

El dueño alquiló la casa, de 56 metros, a 15 inmigrantes pese a no tener contrato de luz y agua

J. SANZ

Miércoles, 16 de junio 2010, 15:09

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La vivienda llevaba cincuenta años deshabitada hasta que un hombre decidió comprarla en octubre del año pasado. Primero se la alquiló a una familia y, algunas semanas después, la arrendó supuestamente a un grupo de inmigrantes -eso o se metieron como 'okupas'-. Ocho meses, es decir, los mismos que lleva la casa en uso, llevan el resto de inquilinos del bloque de cuatro plantas del número 19 del Paseo de Farnesio, en Delicias, sufriendo una gotera procedente del actual 'piso patera' que está afectando a la estructura del vetusto inmueble, inundando una tienda del bajo y provocando continuos apagones de luz «al alcanzar el agua los cables».

Los vecinos están «hartos» y reclaman ahora a la empresa concesionaria del servicio (Agualid) que corte el suministro «antes de que se desplome el bloque». Y lo dicen después de comprobar que la vivienda tiene tanto la toma de agua como la de la luz enganchadas. «Ni siquiera tienen contadores y, aunque eso a nosotros no nos importa demasiado, el hecho es que la casa sigue teniendo agua y ésta se filtra por las tuberías a las vigas que sujetan el edificio desde hace ocho meses», según relata un portavoz de la comunidad, Rubén González.

La situación más dramática la están viviendo los propietarios del local situado en el bajo, un negocio de fontanería. «Hemos presentado tres denuncias y sabemos que se les cortó el suministro, pero después quitaron el precinto y el caso es que el agua sigue manando a chorros de forma continua en nuestro almacén», explican las víctimas. La trastienda del establecimiento presenta un aspecto lamentable y sus dueños lamentan que han tenido que llevar a un electricista para condenar la instalación afectada porque «está permanentemente bajo el agua y se salta la luz de forma continua en la tienda y en el edificio».

Sin seguro y sin noticias

El problema al que se enfrentan los otros siete vecinos del edificio -la casa tiene ocho viviendas- es la pasividad del propietario del primero B, situado justo encima de la fontanería. «No contesta a nuestras llamadas, parece que no tiene seguro y no quiere arreglar las tuberías», resumen los afectados. Tanto es así que la última vez que intentaron hablar con él les colgó el teléfono. «Y nunca más supimos nada de él».

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Pero la fuga de agua, originada presumiblemente por la rotura de unas cañerías «muy antiguas que no se renovaron cuando compró la casa», oculta una situación mucho más dramática si cabe como es la presencia en el piso, de tan sólo 56 metros cuadrados de superficie, de nada menos que 15 inmigrantes marroquíes, que viven más que hacinados en una vivienda que, según explican los vecinos y pudo comprobar ayer este periódico, carecía de luz y agua en el momento en el que entraron a residir en ella con un supuesto contrato de alquiler. Los actuales residentes, como ya hicieran sus antecesores, optaron por enganchar la luz -no tienen contador- y retirar el precinto de la llave del agua. Fuentes de Agualid confirmaron ayer que la última vez que cortaron el suministro y precintaron dicha llave fue el pasado 28 de mayo, cuando dieron de baja el servicio por impago.

Fuentes de la compañía mostraron ayer su intención de enviar hoy mismo a un técnico, acompañado por policías municipales, para «comprobar la situación y cortar, si podemos, el suministro de agua». La empresa matiza, eso sí, que ellos no pueden «controlar si vuelven a quitar el precinto salvo que podamos acceder a la vivienda o llegar hasta la tubería y taponarla directamente con permiso de la comunidad».

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Las fuentes de Agualid consultadas recomiendan a los vecinos que «denuncien al propietario para facilitar a nuestros operarios que puedan condenar la instalación de agua picando en la pared si es necesario».

El portavoz de la comunidad, Rubén González, aclara que «los contratos de luz y agua están dados de baja -el enganche de ambos servicios está a la vista- y los inquilinos están robando directamente el servicio a Iberdrola y Agualid, aunque ese no es nuestro problema, pero creemos que las empresas deben hacer algo de oficio porque a fin de cuentas son las principales perjudicadas». El representante de los residentes añade que lo peor de esta situación «es que esta casa tiene más de cincuenta años y el agua lleva cayendo de forma incesante desde hace ocho meses sobre las vigas situadas bajo el primero que sujetan el edificio». De ahí que teman un desplome del inmueble si no se corta el suministro «cuanto antes».

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Cables sujetos con pinzas

La comunidad, de momento, piensa tomar cartas en el asunto colocando una puerta en el portal que «impida el acceso a los contadores de la luz» para evitar, al menos, que puedan enganchar este servicio. Lo sorprendente es que los actuales inquilinos del primero B no son los únicos que optaron por este método. «Antes vivía una familia y también hicieron lo mismo de forma aún más burda porque empalmaron los cables con pinzas de la ropa».

El portavoz de los residentes matiza que ellos «no tienen problemas de convivencia» más allá de reclamar una solución «inmediata» para el problema de la gotera porque «está destrozando el edificio». Los propietarios de la fontanería ya denunciaron estos hechos hasta en tres ocasiones, y anuncian una cuarta, pero aquellos procesos culminaron con el precinto de la llave de paso y con una pequeña reparación.

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«Estamos desesperados porque esto sigue pareciendo el diluvio universal», insisten los afectados, que recuerdan que llegaron «a ver crecer setas en el almacén por la humedad». Los daños en su negocio pueden alcanzar varios miles de euros. De ahí que reclamen que alguien «tome cartas en el asunto».

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