Así era el Azoguejo en 1520
Un vídeo realizado por la empresa 3D Stoa y coordinado por el arqueólogo Néstor Marqués recrea el momento en que fueron izadas las tallas de la Virgen y San Sebastián a las hornacinas del Acueducto
En el Azoguejo, un niño segoviano inquiere, curioso: «Padre, ¿de verdad la van a subir ahí arriba? ¿Tan alto se puede?». Después, la voz de Diego de Colmenares nos transporta al 21 de marzo de 1520, cuando los segovianos izaron la imagen de la Virgen a la hornacina del Acueducto: «En estos mismos días, en veinte y uno de marzo de mil quinientos y veinte, un devoto ciudadano nuestro, nombrado Antonio de la Jardina, ensayador de la Casa de la Moneda, puso a su costa la imagen de Nuestra Señora en el nicho de la puente que mira al mediodía y la de San Sebastián en el que mira al norte», narra.
Es uno de esos momentos a los que la Historia no ha prestado mucha atención, pero que, ahora, gracias a la investigación y la tecnología, podemos ver recreado en el vídeo que completa la musealización de la Virgen del Acueducto, instalada desde hace días en la Casa de la Moneda una vez retirada de su lugar y restaurada (el Ayuntamiento de Segovia llevó a cabo la operación en 2019, a fin de proteger la talla de caliza, muy erosionada por el paso de los siglos, y sustituirla por una réplica). «El vídeo, que puede verse en azoguejo1520.com y YouTube, es la culminación del proyecto. Al margen de la restauración de la imagen, es preciso que todo el mundo sepa lo que ocurrió aquel mes de marzo de 1520 y también lo que ha pasado desde entonces. En este sentido, el vídeo ofrece la restauración virtual de la tallas de la Virgen y San Sebastián, para que podamos ver cómo eran en su origen, y eso ha llevado un trabajo ingente tanto de investigación arqueológica como histórica y artística», explica el arqueólogo Néstor Marqués, de la empresa 3D Stoa-Patrimonio y Tecnología, que ha coordinado el equipo integrado por Pablo Aparicio, Miguel Fernández, Yaiza Varona, Elena Valero y Javier Durán.
Sorprende, entre otras cosas, comprobar que la de la Virgen era una escultura completamente policromada, y no blanca, como todos la hemos conocido. Por suerte, los restos de policromía que conservaba han ayudado a reconstruir el aspecto que tenía cuando fue elevada al nicho del Azoguejo. «La documentamos con fotogrametría 3D, con un altísimo nivel de detalle, antes de que nadie la tocara, antes de bajarla. La talla conservaba bastante color. Había muchísimo pan de oro, sobre todo en los laterales, y gracias a esos restos de pintura pudimos conocer el color que probablemente tuvo en su origen», apunta Marqués. El vídeo muestra cómo evolucionó el aspecto de la escultura con el paso de los siglos.
Con San Sebastián, la recreación ha sido más difícil. Al ser de madera, la lluvia, la nieve, el frío, el calor y el paso del tiempo lo dejaron convertido en un palo que, afortunadamente, se conserva en el Museo de Segovia. Ese 'palo' ha servido para evocar el aspecto que pudo tener, como si se tratara de una talla gótica de finales del siglo XV. «Yo tengo la teoría de que esa estatua estaba en la iglesia de San Sebastián y que, reemplazada por una nueva, fue trasladada al nicho oriental del Acueducto. El paso del tiempo la destrozó. Ennegrecida como estaba, el pueblo vio en ella la figura del mismísimo diablo. Por eso hemos oído decir que en un lado estaba la Virgen y en otro, el diablo».
El entorno
Más allá de los pormenores de la colocación de las imágenes, la recreación del Azoguejo de 1520 es otro de los atractivos que ofrece el vídeo de 3D Stoa-Patrimonio y Tecnología. Impresiona sentirse en aquella calle angosta que se abría paso entre las casitas medievales y el bullicioso mercado, a los pies de una iglesia de Santa Columba erguida y un Acueducto del que colgaba abundante vegetación.

«En el siglo XVI, el Azoguejo era uno de los centros de la vida segoviana. Ver cómo ha cambiado llama mucho la atención. En esta recreación subyace una investigación de archivo que nos ha permitido conocer cómo era el mercado, cómo estaban las casas situadas... La iglesia de Santa Columba es la que evocan los grabados del siglo XVII....No hemos querido hacer una imagen idílica, sino darle ese rigor histórico que debe tener para resultar creíble», advierte Néstor Marqués. Es imposible saber cómo estaba el Azoguejo aquel 21 de marzo de 1520, pero la investigación y el análisis riguroso de los datos históricos ofrecen una verosimilitud del 80%. «Hay un 80% de investigación y quizá un 20% de imaginación plausible, es decir, basada en cosas que hemos comprobado y que parte de paralelos», asegura el arqueólogo.
El momento en que se colocaron las imágenes de Nuestra Señora y San Sebastián forma parte de la historia del Acueducto, que entonces ya tenía alrededor de mil cuatrocientos años de existencia. El pueblo estaba convencido de que ambos iconos protegerían la 'puente seca', por la que volvía a correr el agua –preciado bien– tras la restauración que había experimentado durante el reinado de los Reyes Católicos. «Hacía poco más de medio siglo que el Acueducto había sido restaurado tras un largo periodo en desuso –observa Marqués–. El canal volvía a funcionar y la obra romana florecía de nuevo para bien de la ciudad. El Acueducto es legado de Roma, pero tiene una vida, y sin ella no hubiera llegado a nuestros días. Nosotros hemos contado un episodio de esa larga vida. Estamos muy contentos con el resultado del trabajo».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.