El momento de la salida en Vialia vino precedido por un buen rato de fiesta a ritmo de zumba, algo que se repetiría al finalizar el recorrido.

La Color Race abarrota de colorida solidaridad y diversión Salamanca

Más de 5.000 personas disfrutan de un domingo único y ayudan a cinco causas sociales

Cecilia Hernández

Lunes, 8 de junio 2015, 12:23

«Como en Salamanca en ningún sitio», repetía sin cesar el speaker de la organización, que arengaba a las masas desde el escenario instalado en el aparcamiento en superficie del centro comercial El Tormes. Masas, sí, porque la cantidad de personas que se dieron ayer cita en la Color Race no se puede describir de otro modo. Además, el blanco impoluto de sus camisetas, con las que habían partido desde Vialia en torno a las 11 de la mañana, había dejado lugar a un tono uniformado e indefinido, producto de la mezcla de colores lograda tras completar el recorrido. Cinco arcos, cada uno con un fin: concienciar, recordar y también, por qué no, divertir en base a una causa solidaria. Así el arco que desprendió polvo verde estaba dedicado a la fundación ONCE, el azul, al Centro de Investigación del Cáncer, el rosa a la Asociación Salmantina de Esclerosis Múltiple, el naranja a Aviva (asociación prestadora de servicios a personas con discapacidad) y el amarillo a AERSCyL, la Asociación de Enfermedades Raras de Castilla y León.

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Y al final, la fiesta se desató, impulsada por la gran juventud de la mayoría de los participantes. «Tenían que hacer más actividades como esta», reclamaba un grupo de chicas, completados los colores con faldas hawaianas. Y es que es éste el principal valor de la Color Race, que sin perder de vista la solidaridad y el compromiso con causas que a todos nos afectan, atrae a miles de personas. «Se disfruta mucho porque no es competitiva y cada uno puede ir al ritmo que quiera», apuntaba otra participante, con un niño pequeño en brazos. De hecho, los más rápidos ya ocupaban buena parte del aparcamiento del Tormes y bailaban al ritmo de canciones latinas, mientras otros muchos cruzaban el puente Juan Carlos I y se adentraban en las calles de Santa Marta hasta alcanzar el centro comercial y de ocio. En la entrada los esperaba un integrante de la organización con una máquina lanza-aire, que venía muy bien para eliminar el polvo acumulado tras cumplir con todas las etapas. Más allá, bebidas isotónicas para todos y clase de zumba para los que aún guardaban energías en el cuerpo.

Sin importar el calor ni los cinco kilómetros andados, el buen ambiente fue el protagonista toda la mañana en el Tormes, hasta que ya a la hora de comer los últimos, y valientes, participantes enfilaban el camino a casa. A casa «y a la ducha», como decía más de uno viéndose con tal aspecto. No es de extrañar que hubiera un constante ir y venir de personas entre la fiesta y los baños del centro comercial. Asimismo, las terrazas y la plataforma que une al Tormes con la zona de Capuchinos se llenaron de curiosos que, a buen resguardo para no terminar ellos también luciendo colores, observaban la fiesta de las más de 5.000 personas que, según fuentes de la organización, participaron en esta carrera solidaria. Todo el dinero recaudado se destinará a esas cinco causas solidarias que los caminantes recordaron con los colores impresos sobre su piel, ropa y pelo.

Colaboraciones

Colaboraron en el buen desarrollo de la jornada solidaria y festiva fuerzas y cuerpos de seguridad como la Guardia Civil, que tenía un amplio dispositivo instalado en las inmediaciones del centro comercial trastormesino y la Policía Local. No era la única carrera que se celebraba ese día en la capital, así que todas las precauciones eran pocas. La organización dispuso autobuses para facilitar la llegada a Vialia, donde a tempranas horas ya había una auténtica multitud congregada. Un éxito de participación que superó las expectativas y que dobló las mejores previsiones, realizadas sobre la estimación de asistentes del año pasado. El boca a boca que tan bien funciona cuando hay algo que merece la pena por medio cumplió en este caso su cometido e hizo posible que los dorsales se agotaran con días de antelación.

Mención especial merecen los voluntarios que colaboraron en el buen desarrollo de la carrera, a los que la organización quiso agradecer especialmente su buena y desinteresada labor. Identificados con camisetas con los colores del parchís (amarillo, rojo, azul) frente a las blancas de los participantes-, los jóvenes ayudaron a que los arcos del recorrido estuvieran listos para la llegada de la carrera y disfrutaron como los primeros con la lucha de vibrantes tonalidades que se desató en cada uno de esos momentos.

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ln· Veáse en la galería de fotos de www.elnortedecastilla.es

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