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‘Serendipity Coworking’ es un nuevo espacio abierto en el caso histórico de Salamanca.
‘Serendipity’, crear y compartir

‘Serendipity’, crear y compartir

Salamanca cuenta con un nuevo centro de coworking que pretende ir más allá con la organización de encuentros culturales y la auto gestión de espacios. Eduardo Carrasco apadrina un espacio en el que poder desarrollar cualquier actividad

redacción / word

Jueves, 15 de enero 2015, 12:36

La serendipia, término aprobado recientemente por la RAE, es un descubrimiento afortunado y casual que surge de forma inesperada cuando se busca otra cosa. La literatura, la ciencia o la tecnología, por ejemplo, están repletas de serendipias. Cuando el salmantino Eduardo Carrasco escuchó por primera vez esa palabra en un viaje por Camboya, supo que formaría parte de su nuevo proyecto profesional. Decidió bautizar su aventura empresarial con el nombre de Serendipity Coworking, un punto de encuentro para que profesionales de distintos hábitos compartan el mismo espacio de trabajo, dialoguen entre ellos y, quién sabe, emprender proyectos conjuntos.

Esa es la filosofía del coworking, crear sinergias entre las personas que diariamente trabajan bajo el mismo techo. Consolidados desde hace tiempo en países como Alemania, Estados Unidos y Reino Unido, estos particulares espacios, dotados de conexión a internet, mesas de trabajo y salas para reuniones o presentaciones, se diferencian de las oficinas o los centros de negocio habituales, sobre todo, en su menor precio.

Desde hace dos meses, el casco histórico de Salamanca cuenta con este espacio de 600 metros cuadrados en el que conviven diseñadores gráficos, informáticos, arquitectos, periodistas y artistas. Unidos por la filosofía del coworking han descubierto una gran oportunidad de poder desarrollar su actividad profesional de manera económica, motivadora y con la posibilidad de intercambiar ideas e incluso poder desarrollarlas en un futuro. También está abierto a profesionales como fisioterapeutas, psicólogos o profesores de yoga que necesitan un espacio de manera ocasional para llevar a cabo su trabajo.

Pero Serendipity es muchas cosas. Por ejemplo, una gran sala de exposiciones donde conocer las obras que estas semanas ofrecen alumnos de la Facultad de Bellas Artes y de la Escuela de Artes y Oficios. Es el Supermercado de Arte en el que la pintura, escultura y fotografía ocupan la primera sala del local de manera desinteresada, con el fin de dar a conocer sus trabajos. Una gran ocasión para que los estudiantes muestren sus proyectos al margen de los circuitos tradicionales.

Pasillos, escaleras a distintas alturas y puertas repentinas sorprenden a medida que se recorren los metros del local, hasta que se llega a una amplia habitación ocupada por mesas, cajoneras y estanterías. Se trata de la sala principal de coworking, el corazón de este espacio en el que sus ocupantes trabajan concentrados, al tiempo que establecen sinergias y descubren nuevas posibilidades de negocio. También hay tiempo para, entre unas cosas y otras, tomarse un café en la cocina instalada en la habitación de al lado. Todo está pensado para que los coworkers se sientan como en casa, pero sin estar en casa.

Aunque la idea principal es la de ofrecer un espacio de trabajo a profesionales de distintos ámbitos, Eduardo Carrasco ha ido más allá. Para ello, ofrece la posibilidad de hacer talleres, cursos, presentaciones de libros, debates o charlas. De esta manera, en el poco tiempo que Serendipity lleva abierto ya se han llevado a cabo cursos de fotografía, de reiki, campamentos infantiles de arqueología, charlas motivadoras sobre felicidad, clases de baile y una exposición de escultura. De hecho, la labor de un gestor en este tipo de espacios va más allá del puro acuerdo con los coworkers.

De esta manera se crean nuevas relaciones externas y se descubren oportunidades que amplíen las redes de contactos sin esfuerzo, tan solo hablando entre unos y otros o en cualquier evento que se organice. Un claro ejemplo de la aparición de nuevos modelos y nuevas expectativas en el mundo de los negocios y en la sociedad en general. Porque como dice su gestor, Eduardo Carrasco, aludiendo al logotipo del centro - un trébol azul de cuatro hojas- «nos pasamos la vida buscando tréboles de cuatro hojas y quizás estemos rodeados de tréboles azules. Pero no los vemos».

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