Interiores abiertos y clientes despistados en Palencia
La hostelería vuelve a trabajar dentro de sus establecimientos ante las dudas de la gente y la incertidumbre de qué ocurrirá tras el estado de alarma
'¿Ya se puede estar dentro?', preguntaba un cliente dubitativo a la entrada del Bar J. Otro, un poco después, cuestionaba 'Me tomo el café ... fuera, ¿no?'. Este martes volvió a abrir el interior de la hostelería y las casas de apuestas en la capital palentina, después de tres semanas de cierre obligatorio al haber superado los 150 casos por 100.000 habitantes marcado por la Junta. Y los clientes, con tantas idas y venidas de restricciones y nuevas medidas, ya no sabían lo que estaba permitido y lo que no.
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«Hoy es un día muy flojo porque la gente tiene que volver a acostumbrarse a que estamos abiertos de nuevo», afirma Juani Sánchez, que ha aprovechado este tiempo de cierre obligado (no ha vendido para llevar) para pintar su establecimiento. «Después de veintiún días sin abrir, la gente se tiene que volver a animar a entrar de nuevo», agrega.
Las mesas, las sillas y los taburetes ya no se utilizan como trincheras en los locales que han continuado vendiendo para llevar, para impedir a los clientes que entrasen en los establecimientos. Ahora esperan, bien colocados y bien limpios, que se utilicen para consumir ahí, sentados, charlando o simplemente mirando el móvil, con tranquilidad. Eso sí, al 33% de aforo y sin poderse utilizar aún la barra, sobre la que descansa cinta de construcción.
Dos personas conversan en el bar Tappeteo, que ha continuado vendiendo para llevar. «Tener abierto ahora mismo es como tener cerrado pero con más gastos. Estamos facturando el 10 o el 20%», se lamenta Marina Nicolás, que arrancó con el negocio en diciembre de 2019, justo tres meses antes de que saltase la pandemia. «La gente ha perdido la costumbre de estar en los interiores, las terrazas se van a quedar instauradas ya», añade.
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Los establecimientos a los que no se les ha concedido la terraza juegan en clara desventaja en estos tiempos de pandemia y exteriores. «La gente tiene miedo a entrar en los interiores, después de todo lo que se ha oído todo este tiempo. Muchos me siguen pidiendo el café para llevar», afirma María José Jiménez de La Pausa. «Tenemos una caída del 80%, así que afrontamos esta nueva apertura con prudente optimismo», agrega.
Prudente optimismo por la sombra de un nuevo cierre si ascienden los casos. «Creo que todavía esto no ha terminado, pero realmente espero que sí y que no haya ya más cierres», señala, por su parte, Antonio Fernández, de Café Central.
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Todos viven con esa incertidumbre y con la duda de qué pasará a partir del 9 de mayo, que concluye el estado de alarma nacional, y con las posibles nuevas medidas que se puedan tomar desde la Junta. «Yo espero que se pueda trabajar hasta más tarde porque es imposible dar cenas si no y están hundiendo a la hostelería», argumenta Marina. «Nosotros no hemos dado ni una desde que comenzó esto», concluye.
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