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REUTERS

Un gobierno multicultural

TRAS EL BREXIT ·

«En el mundo de los políticos, lo que importa no es el color de su piel sino las políticas que aplican»

Mick Benoit

Valladolid

Lunes, 31 de octubre 2022, 00:25

Rishi Sunak no es el primero de un gobierno británico que no conforma con el tópico de que los jefes del Reino Unido deben ser ... hombres rubios y anglosajones. Hace exactamente 100 años, a finales de octubre de 1922, el canadiense Bonar Law de New Brunswick fue el nuevo residente del 10 de Downing Street. Un extranjero elegido democráticamente. Décadas antes, en 1876, año de la batalla de Little Big Horn, el primer ministro era Benjamin Disraeli, un judío.

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Mientras en Montana, el general Custer y el séptimo de caballería buscaban su destino con Toro Sentado y Caballo Loco, en Londres Disraeli aprobó la ley de los títulos reales, lo que convirtió a la Reina Victoria en Emperatriz de la India y dio el nombre de Imperio Británico a todas sus colonias. Y eso por no hablar de Arthur Wellesley, Duque de Wellington, un irlandés nacido en Dublín que había tomado el liderazgo del país en 1834.

También ha habido tres primeras ministras, Margaret Thatcher, Theresa May, y otra cuyo nombre no recuerdo, más varios ministros gubernamentales. A mediados de los años 90, el ministro de Defensa era el abiertamente gay Michael Portillo, hijo de un emigrante español, que actualmente pasa su tiempo en la compañía de su guía Bradshaw viajando en los ferrocarriles del mundo entero. El último ministro de economía era Kwasi Kwarteng, hijo de padres africanos de Ghana, mientras que la nueva ministra del interior, Suela Braverman Fernandes, de origen keniata, ha reemplazado a Pritti Patel, hija de padres indios que emigraron a Inglaterra desde Uganda en los años 60 del siglo pasado.

Desde el punto de vista multicultural, todo muy avanzado. Lástima que, en el mundo de los políticos, lo que importa no es el color de su piel sino las políticas que aplican. El multimillonario Rishi Sunak dice que es hindú practicante. ¿Y qué? Sin importar sus creencias en religiones politeístas del subcontinente indio, Rishi Sunak es, sobre todo, un creyente de la austeridad. Según él, pagar impuestos es un pecado y por lo tanto hay que eliminar todo lo público para ahorrar dinero. Los colegios, los hospitales, las comisarias, los parques de bomberos, las carreteras, el Ejército… absolutamente todo. Imagino que tener 1.000 millones en su cuenta corriente le permite el lujo de pensar tales imbecilidades. O quizás quiere que Inglaterra sea como la India, tierra de sus antepasados donde nadie paga impuestos, un perfecto ejemplo de la pobreza infrahumana. Qué Dios nos salve.

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