
el norte
Jueves, 16 de junio 2022, 10:50
Camilo Echeverry y Evaluna Montaner están disfrutando de su recién estrenada paternidad con la llegada de una niña a la que han llamado Índigo. La pareja quiso vivir de cerca el nacimiento de la pequeña, de ahí que la mujer del cantante decidiera dar a luz en casa, junto a su marido y familia.
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Su padre, Ricardo Montaner, ha asegurado en una entrevista que le generó algo de inquietud por si esto podía poner en peligro la salud de su hija y de la niña, por eso dijo: «El hecho de que Eva tomara la decisión de parir naturalmente, sin ni siquiera una aspirina... Es importantísimo. Como papá, yo decía: '¿No será mejor en un hospital, que tiene todo lo que se necesita? Por si acaso...'. Mi esposa me respondía: '¿Por qué no te quedas tranquilo y no lo asumes como algo maravilloso, sin pensar todos temores? Todo va a salir bárbaro».
Desde el comienzo del embarazo han demostrado ir a contracorriente, es más, no consiguieron saber el sexo de su bebé hasta que nació, y por eso se decantaron por un nombre unisex. Después llegó el parto en una piscina hinchable, luego una publicación en la que se pueden ver tendidos en el patio de su casa unos pañales ecológicos, no de usar y tirar, sino lavables, y ahora el cantante ha hecho una confesión tras su paso por el programa 'La Resistencia'.
El artista colombiano ha desvelado que su mujer se comió la placenta de su bebé. «A mi esposa se la encapsularon (la placenta) y se la comió», ha dicho, pero a juzgar por la opinión del cantante, no le debió de gustar mucho, porque ha reproducido su cara en el momento en el que se la comió. «Lo que es una cara de fascinación», ha dicho entre risas.
La cantante se ha sumado a la moda de comerse el lugar en el que el bebé crece durante los nueve meses de gestación, sin embargo, no hay una prueba científica que demuestre que tenga beneficios. Una de las personas que también lo ha hecho ha sido Kim Kardashian en 2017, aunque ella ingirió la placenta en píldoras.
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Una investigación publicada en 'American Journal of Obstetrics and Gynecology' asegura que no se ha encontrado ninguna evidencia científica sobre los beneficios de comerse la placenta. Hay quienes dicen que es una fuente de hierro o que ayuda a superar la depresión post-parto, pero nada más lejos de la realidad. Tampoco aumenta los niveles de energía, la lactancia materna, el vínculo madre-hijo o la elasticidad de la piel. Desde The New York Times se habla de los peligros que puede suponer comerse la placenta: «Muchas están infectadas. Como regla general, es mejor no comer algo que tal vez esté atestado de bacterias, sobre todo si muchas de ellas pueden ser patogénicas».
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