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La primera parte de la tercera jornada de Expobiomasa 2025 aborda con expertos los avances y oportunidades en redes de calor en España
Los profesionales reclaman una ley sectorial que regule el desarrollo de la biomasa y apoyos fiscales para aquellos que contaminen menos
El director general de Infraestructuras y Sostenibilidad Ambiental de la Junta de Castilla y León, José Manuel Jiménez Blázquez, fue el encargado de abrir la primera parte de las jornadas técnicas de ayer, referidas a ‘Avances y oportunidades en redes de calor en España’. En su intervención, José Manuel Jiménez recordó que esta comunidad autónoma es líder en renovables a nivel nacional en generación eléctrica -la primera en energía eólica y la segunda en fotovoltaica-, comparable a Noruega, «aunque nuestro gran reto es la descarbonización en la generación de calor, tanto en las industrias como en las ciudades. Tenemos que reducir el peso de los combustibles fósiles, total o parcialmente, y para ello podemos recurrir a la biomasa, cuya tecnología ya está establecida y desarrollada en Castilla y León, al biometano, en plena eclosión aunque presenta un problema social que tenemos que resolver, y el hidrógeno, aún por desarrollar».
El director general de Infraestructuras y Sostenibilidad Ambiental analizó la situación actual de la biomasa y las redes de calor a nivel nacional. «Primero, existe una normativa comunitaria que estamos conociendo y que es preocupante porque está retirando fracciones necesarias; segundo, hay retrasos sobre la fiscalidad en materia de biomasa, con un parón en políticas ambientales en todo el mundo; tercera, también existe tibieza por parte de las administraciones locales en cuanto a bonificaciones para los que apuesten por esta energía limpia y sostenible, y cuarto, debemos ser conscientes de la potencialidad del bosque que tenemos en Castilla y León y gestionar bien esa potencia. En este sentido, hay que tener una nueva visión de la gestión forestal en montes de robles porque, sin duda, estos constituirán la biomasa del futuro».
Concluida su intervención, cuatro ponentes abordaron en profundidad las redes de calor y explicaron que una red de calor es una infraestructura energética basada en energías renovables a la que se conectan edificios para atender sus demandas de calefacción y agua caliente sanitaria. El primero en subir al estrado fue Sergio Lara, director de Energías Renovables y Eficiencia Energética, SOMACYL, quien habló sobre la ‘Red de calor sostenible de Valladolid’. Lara aseguró que las redes de calor son la «gran solución para atender la descarbonización en la demanda térmica de las ciudades, y la mejor solución para ahorrar en la factura energética», y explicó que sus principales objetivos son: «Prestar un servicio urbano de suministro centralizado de energía térmica; sustituir el uso de energías fósiles por otras renovables, sostenibles y autóctonas; reducir las emisiones de CO2, y mejorar la eficiencia energética, la digitalización y la telegestión».
Lara desarrolló cómo es la red de calor de Valladolid. El primer proyecto de gran tamaño que se ejecutó en la ciudad vallisoletana fue el denominado ‘Sector Universidad’, puesto en marcha en 2018, que permite conectar 32 edificios públicos -entre ellos facultades, hospital, complejo deportivo…-, que incluye una potencia instalada de 19,1 MW, un suministro de energía de 35.000 MWh/año, un consumo de biomasa anual de 15.000 Tn/año y una reducción de emisiones de CO2 de 11.800 Tn/año. A continuación, el plan para la ciudad de Valladolid conllevó el desarrollo del ‘Sector Huerta del Rey’, que, cuando finalicé, permitirá la conexión de 2.500 viviendas y 17 edificios terciarios -suministra 30.000 MWh/año de energía, presenta un consumo de biomasa anual de 12.800 Tn/año y reduce 9.370 Tn/año de emisiones de CO2-. Actualmente, en construcción se encuentra el ‘Sector Oeste’ -Huerta del Rey, Villa del Prado y Parquesol-, que permitirá la conexión de 7.700 viviendas y 50 edificios terciarios, dispondrá de una energía suministrada de 100.000 MWh/año, un consumo anual de biomasa de 42.800 Tn/año y una reducción de emisiones de CO2 de 31.300 Tn/año. «Faltaría por desarrollar y comenzar el sector ‘Valladolid Este’ y ‘Valladolid Norte-Centro’, y cuando esté todo el plan completado, la red de calor de Valladolid dará servicio a 60.000 viviendas y 250 edificios terciarios».
A continuación, Juan Jesús Ramos, técnico de AVEBIOM, abordó la ponencia ‘Redes y microrredes con biomasa: clave para la transición energética local’, en la que dejó claro que las redes de calor son «infraestructuras clave para la transición energética. Desde 2009, contamos con un observatorio de la biomasa y las redes de calor -en Castilla y León contamos con 81, la segunda en número y la primera en potencia a nivel nacional-. Consideramos vital recoger datos para saber lo que hay, para conocer quiénes están siendo los principales actores y cómo promueven y abordan cada proyecto, y para conocer diferentes ejemplos de éxito. Insisto en que, si piensas que es importante y tienes información, quizá sea interesante para ti y para el sector compartirla».
Del informe presentado por Juan Jesús Ramos, ‘Perspectivas y tendencias del mercado de DH&C’ del Euroheat & Power 2023, se deduce que «en España, siendo realistas, al ritmo actual de conexión de hogares, que estaría comprendido entre 5.000 y 10.000 viviendas anuales, a 2030 podríamos estar en cifras que podrían rondar entre los 75.000 y 100.000 hogares. Necesitamos más. Hay que salir a la calle a convencer a la ciudadanía de la necesidad de implementar redes de calor y frío en nuestros pueblos y ciudades. Desde AVEBIOM, nuestro granito de arena está en el proyecto ‘Biomasa en tu casa’». Las ventajas de las redes de calor son evidentes: «Maximizan la eficiencia en la generación, contribución y uso de calor y frío; reducen las emisiones de gases de efecto invernadero; garantizan un confort térmico óptimo; consiguen un ahorro económico; ajustan la producción de calor y frío según la demanda; aprovechan una variedad de fuentes de energía y reducen las emisiones de gases contaminantes».
Pablo Pérez, gerente de Desarrollo de Negocio de Ferrovial y representante de la Asociación de Empresas de Redes de Calor y Frío (ADHAC), explicó qué es una red de distrito -redes de tuberías aisladas que distribuyen la energía térmica desde los puntos de generación hasta el usuario final- y apuntó los numerosos beneficios: «Reducción de emisiones de gases de efecto invernadero; mejora de la calidad del aire en entornos urbanos; reducción de ruidos; aprovechamiento de energías locales renovables o gratuitas; reducción de importaciones de gas natural y otros combustibles fósiles; reducción del consumo global de agua; creación de empleo e impulso a la actividad económica de las zonas rurales; favorece la economía circular; mejora de la eficiencia energética y contribución a la erradicación de la pobreza energética».
Pérez, además de explicar que el desarrollo de las redes de calor puede ser de iniciativa pública, privada o incluso mixta, señaló los principales obstáculos para ponerlas en marcha: «Obstáculos sociales, debidos, principalmente, a la desinformación; obstáculos legislativos, por la ausencia de normativa y de incentivos al desarrollo, y obstáculos económicos, por sus inversiones elevadas y por la escasa colaboración público y privada».
El último ponente, Óscar Cela, agente de Innovación del Ayuntamiento de Ponferrada, una entidad que se ha ahorrado un millón de euros por el desarrollo de su red de calor, introdujo el término de ‘comunidad energética’ y la transformación del término ‘consumidor’ en ‘prosumidor’ -productor y consumidor-. En su ponencia, ‘Sensorización avanzada en redes de calor’, señaló cómo los equipos de control de las redes de calor «han de manejar gran cantidad de datos (BigData); deben gestionar la información y almacenarla eficientemente; han de tomar decisiones de forma automática; tienen que ser robustas y fiables, y destacar por su sencillez».
Cela explicó que es necesario el escalado de la sensorización y el almacenamiento de datos y la seguridad, y por ello la alternativa más viable, junto con las redes de fibra óptica, es el Internet de las Cosas (IoT), «con redes de baja energía y largo alcance LoRaWan. Son sistemas de largo alcance, de coste muy reducido, con alta fiabilidad, con una duración de baterías de años, bidireccionales y ciberseguras. Por contra, solo son sensores con una baja frecuencia de datos».
La última parte de la primera jornada técnica de ayer concluyó con una mesa en la que intervinieron Sergio Lara, Constantino Álvarez (director de Desarrollo de Negocio de REBI), Miguel Ruiz (director de Veolia Biomasa) y Arnau González (responsable del Área de Proyectos Europeos e Innovación de AIGUASOL), moderados por Javier Díaz, presidente de AVEBIOM, quien, con cierta carga de ironía por lo sucedido tras el apagón nacional de la pasada semana, señaló que «estoy sorprendido porque nadie haya pensado en la biomasa y en las redes de calor para generar energía que no depende ni del sol ni del aire… Creo que la biomasa es el patito feo de las energías renovables, cuando el objetivo claro de las ciudades y las industrias siempre es la eficiencia energética y el ahorro», sentenció.
Miguel Ruiz demandó unas «reglas claras, una ley que nos permita competir en igualdad con otras energías renovables y fósiles»; Arnau González solicitó promover «estudios de viabilidad y dar a conocer casos de éxito para que puedan explicar sus tecnologías a otras entidades interesadas»; Constantino Álvarez reclamó «una ley sectorial y apoyos fiscales -reducción del IBI y del IVA-, y que quien más contamina, más pague», mientras que Sergio Lara abogó por «desincentivar las tarifas reguladas como las del gas natural».