Islote de El Palero que será restaurado. A la derecha, anillamiento de un martín pescador./ EL NORTE
VIDA Y OCIO

La isla de los colaboradores

El Museo de la Ciencia recluta voluntarios para la restauración paisajística de un islote de El Palero

JESÚS BOMBÍN

Viernes, 14 de noviembre 2008, 02:29

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Una isla de El Palero se someterá a un cambio de imagen para volver a ser lo que era: un ecosistema de ribera. Se trata del más pequeño de los tres islotes situados en la ribera del Pisuerga, a la vera del Museo de la Ciencia. La intervención paisajística durará tres días y la ejecutará un equipo de voluntarios que pretende reclutar el Museo de la Ciencia.

Se desarrollará durante las mañanas del 28, 29 y 30 de noviembre y en cada una de ellas intervendrá un equipo de 15 voluntarios mayores de 18 años bajo el asesoramiento de un biólogo y un ingeniero de montes.El objetivo de la intervención es combatir la degradación actual de este espacio de 3.375 metros cuadrados para convertirlo en un ecosistema de ribera recuperando su zona de bosque.

Las tareas consistirán en proteger los troncos de los árboles para que los conejos no roan su corteza, colocar biorrollos de fibra de coco que eviten la erosión de las orillas y facilitar el arraigo de sauces y chopos, así como limpiar la basura orgánica e inorgánica de la isla. También se efectuarán labores de poda.

Está previsto construir en madera un pequeño observatorio de aves, «que tendrá un uso educativo y científico y servirá para realizar labores de anillamiento o uso de grupos escolares interesados en conocer el ecosistema de ribera», afirma José Antonio García, uno de los impulsores del proyecto, auspiciado por el Ministerio de Medio Ambiente.

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En los islotes se ha registrado la presencia de hasta sesenta especies de aves durante las cuatro estaciones. Algunas son sedentarias como gorriones o jilgueros y otras llegan para pasar el invierno, como el cormorán grande o el martín pescador. Otras especies invernan en África y llegan en primavera y verano para criar, caso de la golondrina o el avión común, «que bajan a beber y a cazar insectos», señala José Antonio García. Otras especies son pasajeras, sólo se las ve durante los pasos migratorios de África a Europa del norte. Los más vistos, el papamoscas cerrojillo y el papamoscas gris.

La flora está dominada por chopos, álamos, sauces, algún fresno y arbustos como espino albar, rosal silvestre y zarzamora. Prevén que la restauración devuelva al islote su esplendor paisajístico.

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