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Bernardino Vergara durante su declamación. / ALFONSO E. CAÑO
«Leer y recitar poesía me ayuda a mantener la mente activa»
BERNARDINO VERGARA GIL ACTOR Y RAPSODA

«Leer y recitar poesía me ayuda a mantener la mente activa»

El creador de la Muestra de Teatro Vecinal afirma que, cuando se declama, «hay que vivir el poema y dar la entonación adecuada»

L. Z. LORENZO

Lunes, 12 de noviembre 2007, 01:29

Cuando su voz resuena en el auditorio, el sonido de cada letra retumba en los tímpanos. Todas las sílabas toman entonces sentido y los que escuchan, pasmados, por fin entienden. Bernardino Vergara Gil da sentido a los poemas que declama. A través de sus cuerdas vocales, hace que los que asisten a sus recitales comprendan lo que el autor quiso expresar. En él, todo es poesía, hasta el movimiento de los dedos, que en el momento de recitar se vuelven ligeros y zigzagean en el aire. En su última actuación en el salón de actos de Caja España, se pudo escuchar, entre otros, a Calderón de la Barca, José Carlos de Luna y Gabriel y Galán.

-¿Se definiría como poeta o como declamador?

-A mí me gusta más la palabra rapsoda, porque es verdad que escribo algo de poesía propia, pero lo mio es recitar. Llevo dieciocho años viajando a Madrid para declamar el -Romance a la Infanta Isabel 'La chata'. En mis primeros años lo recitaba en el Paseo de los Rosales con un megáfono. Pero tuve la suerte de que un año fue a verme la madre del Rey, la Condesa de Barcelona, y desde entonces el Ayuntamiento de Madrid me facilita las cosas. Siempre es un domingo del mes de mayo, que es cuando la Infanta Isabel de Borbón, que fue Princesa de Asturias, fue a los toros. En ese momento, el poeta Rafael Duyos la escribió este romance que gusta mucho en Madrid y, sobre todo, en Rosales.

Recitales

-¿Cómo nace esta pasión para recitar?

-Esto nace hace muchísimos años, más de cincuenta. Empecé recitando y con el teatro. Soy el creador de la Muestra de Teatro Vecinal. Ya es la duodécima edición, este año tenemos 47 grupos de teatro aficionado. Fue una cosa que le propuse al Ayuntamiento hace ya doce años y el alcalde lo apoyó con mucho cariño. Así que ahora llevamos el teatro a la puerta de casa a través de los barrios. También dirijo a los poetas del Campo Grande. Hacemos un recital con las estaciones del año, aunque en invierno nos vamos a un Centro Cívico porque en Valladolid se nota mucho el frío.

-¿Y el amor por las letras le viene desde pequeño?

-Sí, sí. Empecé encima de los escenarios como actor. Siempre me ha gustado hacer teatro y estar relacionado con el mundo de las letras. Incluso he declamado poesía en la radio.

-¿Qué debe tener un buen rapsoda?

-Sobre todo una buena dicción, a mí el tiempo me va cercenando eso, y vivir el poema. Una cosa es leer poemas, que cualquiera lo hace en su casa, y otra recitarlos. Al recitar hay que vivir el poema y dar a las palabras la entonación adecuada. Pero también conocer la vida del poeta que lo escribió. Cómo lo hizo, en qué momento lo escribió. Recito a los dos hermanos Machado y hay que saber que aunque son dos buenos poetas, son diferentes.

-¿Tiene algún escritor favorito?

-Me gusta especialmente Manuel Machado. También recito a Antonio, pero Manuel es un gran poeta. Uno de los poemas con el que más me emociono es 'Castilla'. Decía Unamuno que solamente por ese poema Manuel Machado merecía pasar a la antología poética española.

-Leer y recitar poesía, ¿le ayuda a mantener la mente activa?

-Por supuesto. Yo actúo de memoria para centrame en la interpretación del poema. No se debe estar pendiente de la letra.

-¿Es complicado enfrentarse al auditorio, que está expectante a que empiece a hablar?

-Hombre, un poco. Es como el torero que sale a la plaza, que tiene los nervios a flor de piel. Pero se supera con la veteranía que te dan los años y también viviendo el poema. Hay que olvidarse de la gente que hay viéndote y estar pendiente de lo que estás recitando. Al público solo le haces caso al final, cuando aplaude.

-¿Cree que la poesía está un poco olvidada en el sistema educativo?

-Antes no había tanta pedagogía como ahora y recitábamos los versos de memoria. Nos aprendíamos concienzudamente a poetas como Samaniego o Gabriel y Galán.

-Y es que la poesía trasmite ideas, pero también sentimiento.

-Todo. La poesía es la trasmisión del sentimiento. En la poesía, el autor se desnuda. Pero hay veces que la prosa también deja grandes textos para declamar, como el monólogo de Jacinto Benavente 'Por qué Juan se quito de la bebida', que me entusiasma.

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