
J. M. S.
Jueves, 14 de julio 2011, 02:45
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El gran maestro de la salsa y el jazz latino Eddie Palmieri apareció en el escenario rebosando simpatía y acompañado de sus músicos, tres magníficos intérpretes que durante toda la noche, sin grandes aspavientos, hicieron de lo complejo, un sutil, elegante y arrollador discurso que levantó las pasiones de los aficionados. El frío reinante por entonces hacía que unos bailaran, otros buscaran refugio en los laterales del espacio y los más previsores en su vestimenta, pero que todos aguantaran el tipo en sus localidades, porque nadie quería perderse lo que estaba aconteciendo en el escenario.
Palmieri dictaba el guion; el trompetista Brian Lynch se echaba el peso de la actuación de sus espaldas con maestría; 'El Negro' estaba inconmensurable en sus solos y siempre atento al maestro y el joven Luques Curtis brillaba de manera destacada y sorprendente entre tanta estrella del jazz.
Antes intervino el grupo vallisoletano Barmanouche, que con su particular estilo de jazz 'manouche' calentó motores para una noche que poco a poco se tornaba de fresca en fría. El grupo ofreció acertadas versiones del jazz, aderezadas con algunos toques de música clásica, y una adaptación de la famosa canción mexicana 'La Bikina', aunque la privilegiada voz de Laura Asensi no terminaba de encajar en esta bella composición de Rubén Fuentes.
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