
Craklin, García, Chambo o Rimbaud son algunos de los nombres propios con los que están familiarizados los agricultores de la región, pues estas son las ... variedades de trigo blando más comunes.
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El Instituto Tecnológico Agrario deCastilla y León (Itacyl) desarrolla cada año una serie de ensayos con los cinco cereales de invierno más comunes: trigo blando, duro, cebada, avena y triticale. Desde el propio instituto reconocen que «el trigo y la cebada son a los que se destina más superficie porque tienen más interés para el agricultor».
Con la PAC como referencia, en el caso del trigo se seleccionan las 14 variedades más demandadas para esos ensayos que se evalúan en distintos ambientes y se comparan entre ellos, todo con el objetivo de que los profesionales dispongan del conocimiento necesario y la información actualizada en beneficio de la competitividad de sus explotaciones.
«Comparamos el mismo material en distintas zonas entre las que estableces diferencias, sobre todo con el terreno», explican desde la Unidad de Herbáceos del Instituto.
Lógicamente, no es lo mismo el secano fresco de Cerratón de Juarros, en Burgos, que el secano de Rapariegos en Segovia. Esas son dos de las localidades que acogen estos ensayos y las diferencias en kilos son más que notables con el mismo panel, variando de los 6.700 kilos por hectárea de una a los 3.000 de otra. Incluso con las nuevas variedades se han llegado hasta los 8.700 kilos de media.
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«La zona de la Bureba burgalesa es la más productiva de toda la región», matizan. Aun así, los estudios aportan otra serie de datos, como por ejemplo que «existen variedades que van bien con casi todos los ambientes y otras que las superan en rendimientos».
La percepción que se tiene en esta unidad es que «el agricultor está acostumbrado a una variedad y le cuesta cambiar, es normal, cada variedad tiene un manejo específico y necesita ver los resultados».
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Desde el Itacyl aclaran igualmente que existe una interacción entre genotipo y ambiente y que por las circunstancias del terreno o las condiciones climáticas unas variedades se comportan mejor en unos sitios que en otros. «Unas van mejor en ambientes poco productivos y otras en los más productivos». De este modo, se aprecia que hay una relación indirecta entre el rendimiento y la calidad, «a mayores rendimientos, menos calidad y hay variedades que por genética no la dan y nunca van a dar calidad panadera».
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