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El librito encontrado en la tuma de Isabel de Zuazo. El Norte
El libro protector de Isabel de Zuazo que la Inquisición prohibió

El libro protector de Isabel de Zuazo que la Inquisición prohibió

La publicación fue hallada junto a un conjunto de bulas durante las obras de restauración de los sepulcros de la iglesia de San Esteban, en Cuéllar

Mónica Rico

Cuéllar

Miércoles, 22 de enero 2025, 18:43

Fue en el año 2008, durante las obras de restauración de unos sepulcros en la iglesia de San Esteban, de Cuéllar, cuando los trabajadores encontraron los restos de una de sus moradoras, Isabel de Zuazo, en cuyo regazo se encontraron numerosos documentos, entre ellos una colección de bulas de indulgencia, algunas de ellas incunables, y otras curiosidades.

Los documentos encontrados se trasladaron al Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León, que pudo recuperar buen número de ellos, así como algunos fragmentos

En un paquete de los que se halló junto al cuerpo de Isabel de Zuazo, esposa de Martín López de Córdoba y señora de Cuéllar, en su panteón situado en el presbiterio de la iglesia de San Esteban, se encontró también un librito de oraciones a San León Papa, con título en castellano, pero con el texto en latín, una publicación que ha seleccionado el Museo de Segovia como pieza del mes de enero.

La oración se atribuye al papa León II; y se dice que la envió a Carlomagno como medio de defensa contra los enemigos y remedio para todo tipo de adversidades. Aunque está documentada la relación entre ambos personajes, ya que el Papa le coronó como emperador en el año 800, no se puede acreditar la autoría por el Papa Santo, como ocurre con tantos textos.

Se trata de una oración que, supuestamente, protegía a su portador de todo tipo de peligros. Contra la muerte súbita si confesión, fuera por arma, agua o fuego; defendía de tormentas y liberaba de enemigos y del diablo. No es extraño, pues, que se hallara junto al regazo de Isabel de Zuazo, que se hizo acompañar de un buen número de bulas de todo tipo, temerosa de lo que hubiera más allá de la muerte.

En el libro, también se dan indicaciones para obtener los beneficios, algunos rituales y pasa después a la oración. Seguidamente se encuentra otra oración, la del Obsecro, dedicada a la Virgen, que muestra partes de su vida y peticiones de ayuda para cumplir con la vida cristiana. También protegía al creyente en el momento final de su vida, por lo que es coherente su reunión en este pequeño libro, así como su tenencia o pertenencia a la Señora de Cuéllar.

Se trata de una oración que, supuestamente, protegía a su portador ante todo tipo de peligros

No se trata de un libro al uso, no solo por su pequeño tamaño, ya que únicamente mide diez centímetros de alto, sino porque no estaba destinado a la lectura habitual, sino que se concibió para ser llevado como acompañamiento y protección. De hecho, era habitual portarlo en un escapulario e incluso como libro-joya, pues lo importante era su acción, no tanto su texto. Era un libro-objeto o u objeto-amuleto.

Debido a esta condición de amuleto, llegada la mitad del siglo XVI, se consideró que era de carácter supersticioso, por lo que su versión en romance fue prohibida por la Inquisición, primero por la de Portugal, en cuyos índices apareció en 1551; después por la española, que lo incorporó al índice de 1159. Su tamaño, su uso y la prohibición, que exigiría la entrega y destrucción de los libros, propiciaron que hayan quedado pocos ejemplares.

El librito está ahora expuesto en la exposición sobre Isabel I del museo Zuloaga de Segovia

La reina Isabel la Católica tuvo tres ejemplares, que se conservaban en una de las arcas de su recámara, donde estaban sus objetos personales más apreciados. Ello muestra la importancia del librito, del que seguramente se hicieron numerosas ediciones, algunas documentadas en inventarios de libreros.

Agravados por la prohibición inquisitorial, se han conservado solo tres ejemplares, dos de ellos incompletos, siendo el de Isabel de Zuazo el mejor conservado. Otro es el perteneciente a la Fundación Lázaro Galdiano, fragmento de un pliego incompleto, pues faltan dos hojas, hallado por el librero Pedro Vindel en las tapas de un libro, al que añadió un facsímil en papel de época para que pareciera completo, además de la marca de los impresores sevillanos Pedro Brun y Juan Gentil, con lo que hizo que pareciera un incunable, como así fue considerado durante décadas. En realidad es edición burgalesa de Alonso de Melgar, de hacia 1520.

Los sepulcros, restaurados. El Norte

El otro ejemplar, más pequeño, y también incompleto, se ubia en la Hispanic Society of América de Nueva York, y ha tenido varias posibles atribuciones, incluída la incunable, si bien parece sevillana, de la imprenta Cromberger, posterior a 1515.

El librito encontrado en Cuéllar, ahora expuesto en la muestra temporal en el museo Zuloaga de Segovia '1474. Isabel, reina en Segovia', no tiene datos de impresión, pero los expertos aseguran que es de las prensas salmantinas de Juan de Porras, en un arco cronológico que abarca entre 1502 y 1520, fechas en las que Porras emplea la misma tipografía.

El ejemplar, restaurado, está falto de la hoja A8 y tiene una pequeña mutilación en la parte superior, en concreto en la zona interior, con pérdida de texto. Está encuadernado con un fragmento de pergamino que formó parte de unmanuscrito.

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