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La historiadora abulense María del Pilar Gutiérrez Alonso.

Despejando el mayor enigma de las letras españolas

La tesis doctoral de la historiadora María del Pilar Gutiérrez refuerza el papel de un párroco de Ávila como «muy posible» autor de 'El Quijote de Avellaneda'

david aso / ical

Domingo, 3 de agosto 2014, 11:29

La historiadora abulense María del Pilar Gutiérrez Alonso ha retomado en su tesis doctoral los estudios publicados en 1967 por su padre, el arqueólogo Arsenio Gutiérrez Palacios (1901-1980), para reforzar la apuesta por que un controvertido párroco de Avellaneda (Ávila), Alfonso Fernández de Zapata, pudo ser el autor del falso Quijote. Es el resultado de un trabajo de investigación «de más de 20 años», explica, y que el pasado 25 de junio le valió un sobresaliente 'cum laude' en el campus segoviano de IE Univesidad.

La autoría de 'El Quijote de Avellaneda', firmado con el seudónimo 'Alonso Fernández de Avellaneda', representa para muchos el mayor enigma de las letras españolas. Cuentan los expertos que su publicación, hace justo 400 años, hizo que Cervantes sacara por fin en 1615 la verdadera segunda parte de su obra maestra para apagar el conato de suplantación; y sobre todo en los dos últimos siglos ha protagonizado innumerables investigaciones para averiguar quién escribió la ofensa al 'manco de Lepanto'.

El falso Quijote pasó entre sus contemporáneos sin pena ni gloria. Un libro de calidad media, salvo algunos pasajes con cierto brillo, e incluso salpicado de erratas en la portada de la primera edición. Pero la provocación al padre de la obra hispana más universal, junto al misterio de la firma, le ha brindado esa formidable notoriedad que de vez en cuando genera nuevas hipótesis mucho más profundas y trabajadas que el propio libro, aunque ninguna irrebatible.

Decenas de candidatos y conjeturas

Los candidatos se cuentan por decenas, desde Lope de Vega, Quevedo o incluso el propio Cervantes hasta discretos escritores que sólo han alcanzado reconocimiento a partir de las conjeturas de los investigadores. Y entre los más de 30 nombres propuestos figura desde 1967 el de Alonso Fernández de Zapata.

Ningún autor había presentado desde entonces un trabajo serio que apuntara al párroco de Avellaneda, hasta que ha llegado la hija de Arsenio Gutiérrez. «Al principio pensaba hacer una tesis de tipo histórico del Ávila de finales del Renacimiento, el postrenacimiento y el barroco», comenta Pilar Gutiérrez. Con tal idea avanzó en su trabajo durante una década, aproximadamente: «Pero viendo que en mi casa había alguna documentación de mi padre que me llamó la atención, sobre todo del siglo XVII, empecé a indagar en los archivos y me di cuenta de que realmente había elementos suficientes para avanzar en esta línea hasta aventurarme a decir que Alonso Fernández de Zapata es un muy posible candidato».

Ya durante los últimos «diez o doce años» orientó el rumbo hacia la vertiente literaria y el misterio del falso Quijote, y «de una forma más intensa» cuando, hace ocho o nueve, el escritor, profesor universitario y cervantista Santiago Alfonso López Navia asumió la dirección de la tesis. «Un gran trabajo de documentación», según el jurado de IE Universidad, que valoró la «densa» labor de investigación archivística de la historiadora abulense, «con fuentes originales de gran relevancia».

«No quiero lanzar afirmaciones irrefutables porque todo esto es muy complicado, pero sí hacer notar que me baso en datos históricos», matiza Gutiérrez. «El enigma no se ha resuelto a pesar de que ha habido investigaciones muy sesudas, como por ejemplo la de Martín de Riquer (1914-2013)». El medievalista barcelonés defendió que el autor era un soldado aragonés compañero de Cervantes en las campañas de Italia llamado Jerónimo de Pasamonte, tesis que después fue controvertida por otros estudios.

El aval de los datos históricos

«Un dato fundamental es que casi todos los cervantistas coinciden en que Lope de Vega tuvo una relevancia importante en la obra», recuerda Gutiérrez, y no hay constancia de que el apodado 'Fénix de los ingenios' tuviera relación con Pasamonte. Lo rebatió también, por ejemplo, el profesor de la Universidad de Valladolid Javier Blasco, quien propuso a fray Baltasar Navarrete porque, entre otras razones, advertía similitudes entre su perfil académico y algunos pasajes del falso Quijote.

El cura, por el contrario, sí pudo coincidir con Lope y los argumentos que avalan su solvencia como candidato van más allá del hecho, ya de por sí llamativo, de que su nombre y el primer apellido sean los del seudónimo: Alonso Fernández de Zapata, párroco de Avellaneda, frente a Alonso Fernández de Avellaneda.

Gutiérrez describe a Fernández de Zapata como un párroco «goliardo y pleitista», ilustrado y muy próximo a los dominicos. Su cercanía con la Casa de Bracamonte Dávila, linaje «ensalzado» precisamente en la obra de Avellaneda, le libró de que sus frecuentes conflictos con el cabildo de Ávila acabaran en algo más que «simples recriminaciones», y también estaba «muy relacionado» con la Casa de Alba.

«Cuando este párroco estuvo en Avellaneda Lope servía al duque de Alba», señala Gutiérrez. «Otro dato en el que me baso y en el que coinciden los investigadores es la cercanía del autor anónimo con la orden dominica, y también este clérigo que yo propongo dona censos y favores a un monasterio dominico próximo a Avellaneda, muy cerca de donde estaba Lope».

«Paralelismos innegables»

Además, «justo entonces» es cuando sucede un hecho en Ávila de «paralelismos innegables» con uno de los dos relatos cortos intercalados en 'El Quijote de Avellaneda', el de 'Los felices amantes'. El misterioso autor relata en ese episodio el rapto de una monja de clausura, algo que ocurrió en la vida real en el convento de Santa Catalina de Ávila, según constaba ya en la documentación de Arsenio Gutiérrez.

La monja real se llamaba Luisa Dávila y Briceño y la ficticia tiene el mismo nombre que el convento de verdad, Catalina. En uno y otro caso el desenlace de la historia es similar: ambas regresan voluntariamente y deciden realizar donaciones a obras piadosas.

Así que ese relato «está relacionado directamente con Ávila«, mientras que en el otro, titulado 'El rico desesperado', «lo está con la Casa Bracamonte porque lo narra Antonio de Bracamonte», un soldado que viene de Flandes y que «además hace una loa abulensista». «Ávila es la ciudad mejor tratada en el apócrifo», añade Pilar Gutiérrez, y aquel soldado también puede tener su reflejo en la vida real «porque la Casa Bracamonte participó en la guerra de Flandes, donde murieron muchos miembros de esta familia».

Por otro lado, Fernández de Zapata se ausentó durante medio año de la diócesis, coincidiendo con la impresión de la novela (1614), y «después concede préstamos a feligreses de esta última parroquia, lo que revela que tiene cierta solvencia después de la publicación», añade la doctora abulense, quien insiste en que «todo está basado en documentos históricos».

«Aparte de mi padre nadie ha defendido esta autoría», reconoce Gutiérrez, pero como aval queda también ahora la tesis de la nueva doctora por IE Universidad, 'un lugar de Segovia' cuyo nombre no querrá olvidar esta historiadora por haber servido de escenario y culmen de más de dos décadas de trabajo.

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