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Los participantes en el quinto campamento de verano de robótica e inglés posan para la fotografía.

Pequeños genios de la robótica

Jorge Holguera Illera

Sábado, 1 de agosto 2015, 13:11

Chavales con «imaginación desbordante», han participado durante cinco semanas en el Robotics Summer Camp organizado por Cursos Internacionales de la Universidad de Salamanca.

Lo han hecho en grupos creados cada semana, por lo que cada joven de entre 7 y 16 años de edad puede haber acudido entre una y cinco semanas, seguidas o salteadas.

Ha sido una ocasión única, la que este verano ha brindado la Universidad a estos jóvenes por primera vez en forma de campamento urbano. Los chavales participantes no se han sorprendido de dichas innovaciones, sino que se han sentido como pez en el agua con dichos artilugios que parecen ser la antesala del futuro en el que ya estamos sumergidos. De ahí que su «su imaginación desbordante» fuera destacada por el vicerrector de Promoción y Coordinación de la Universidad de Salamanca, José Ángel Domínguez, que acudió ayer a visitar esta iniciativa junto a José Miguel Sánchez Llorente, consejero delegado de Cursos Internacionales.

Este campamento urbano ha sido posible gracias al empeño de la entidad académica pero también a la implicación de una empresa como Zona Color. Esta compañía, distribuidora de toner y consumibles, se adentró en el mundo de la robótica y las impresoras 3D hace algo más de año y medio y en el mes de septiembre lanzará un curso al que estos jóvenes se podrán acoplar si quieren continuar aprendiendo.

La dinámica ha correspondido a un curso de un mes acompañado de clases de inglés, «lecciones nada al uso», pues han sido impartidas por el monitor Víctor Marcos con el fin de enseñarles con dinámicas atractivas. Ese enfoque distinto no era necesario en el apartado de robótica, que en este caso impartía el personal de Zona Color, entre los que se encontraba Jaime Curto, quien cuenta que durante la primera semana les explicaron un poco todo, por ejemplo, cómo funcionan las impresoras 3D; a hacer uso de un programa de diseño, el 123 Designer; les empezaron a dar unas pautas con un robot más sencillo. La segunda semana les dieron un conjunto de robótica, diseñaron el mismo y crearon la carcasa con la impresora tridimensional.

Semana a semana incrementaron la dificultad. Han elaborado robots aptos para carreras, una mano, un sapo, una catapulta y otra serie de artilugios entre los que se encontraba una biela o un tornillo. Algunas de estas máquinas se dirigen con el propio móvil a través de órdenes que trasmiten por bluetooth.

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