Lorenzo, el ídolo del Real Valladolid que regresó con el Granada
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El Jabato, como era conocido, reconoció que se sintió «extraño» al jugar en Zorrilla con una camiseta que no era la blanquivioletaJosé Miguel ortega
Martes, 24 de septiembre 2019, 07:16
Lorenzo fue uno de esos productos de la cantera blanquivioleta que supo calar hondo en el corazón de los aficionados a base de un futbol brillante, con goles y entrega a los colores.
Félix Lorenzo García (Valladolid, 3-11-1947), comenzó a jugar al fútbol en la escuela del San Fernando, un club que tutelaban Cantuche y Valle en las pistas del Frente de Juventudes, y enseguida comenzó a llamar la atención de los técnicos, no solo por el apodo con que era conocido por sus compañeros –El Jabato- sino porque hacía cosas que ningún otro chico de su edad, sabía hacer.
Los ojeadores del Real Valladolid lo incorporaron a las filas del Europa Delicias en la temporada 1966-67 en la que, con Paquillo de entrenador, Lorenzo jugó 30 partidos y metió 11 goles, algo nada fácil porque la tercera división era muy dura, con rivales como el Salamanca, la Ponferradina o la Cultural Leonesa.
Al año siguiente, con Héctor Martín en el banquillo mantuvo el nivel, con 27 partidos y 6 goles, planteándose los dirigentes blanquivioletas la opción de subirle a la primera plantilla en la 1968-69, si bien Antonio Barrios prefirió no precipitar los acontecimientos y contar con los veteranos…, hasta que fue cesado y reemplazado por Orizaola, que en el tramo final sí echó mano del chaval, jugando seis partidos con una aportación de dos goles.
Pero Orizaola no siguió, llegó Olmedo, y Lorenzo regresó al filial, hasta que el primer equipo se introdujo en una espiral de despropósitos y bajó a tercera división, donde Lorenzo y otros muchos jóvenes de la cantera, tuvieron que sacar las castañas del fuego para devolver al Pucela a la categoría perdida.
En la 1969-79, con Coque primero y Héctor Martín después, Lorenzo fue titular indiscutible, jugó entre Liga y Copa 40 partidos, marcó 10 goles y contribuyó decisivamente al ascenso. Ya tenía etiqueta de crack y en segunda división no hizo sino confirmar su imparable progresión. 40 partidos y 9 goles en la temporada 1971-72, 43 partidos y 7 goles en la 1972-73, y comienzo espectacular en la siguiente campaña, con Biosca de entrenador blanquivioleta.
Lorenzo era el estilete del Valladolid, hasta el punto de que en la undécima jornada, había marcado 11 goles y era líder del trofeo Pichichi de segunda división. Llegaron muchas ofertas y al entonces presidente, Santiago Gallego, no le quedó otra que vender a la estrella del equipo al Granada, que entonces estaba en primera división.
Y a pesar de que el conjunto andaluz tenía muchas figuras sudamericanas en sus filas, el vallisoletano llegó, vio y triunfó. En las tres temporadas que el Granada estuvo en primera, Lorenzo jugó 70 partidos y marcó 16 tantos, y en la 1976-77, en segunda, su aportación fue de 36 partidos entre Liga y Copa con 11 goles.
Al Valladolid le aportó con su traspaso un dinero que necesitaba y al Granada le dio un generoso muestrario de partidos y goles, mientras estuvo en Los Cármenes. Pero lo que más extraño les resultó a los aficionados vallisoletanos fue ver a su ídolo jugando en «Zorrilla» con la camiseta rojiblanca del Granada. Ocurrió esto el día 9 de enero de 1977, en la jornada 19 del campeonato de segunda división.
El Jabato fue recibido con cariño por parte de la afición que no le había olvidado, y con cierto temor por si marcaba alguno de sus espectaculares goles, ahora en contra del conjunto blanquivioleta. Pero afortunadamente, el Valladolid ganó aquel partido por 1-0, gracias a un gol de Landáburu en el último minuto de la primera parte al ejecutar magistralmente un libre directo, y supo mantener después su puerta invicta, ya sin la amenaza de Lorenzo, que fue sustituido por Parits, en el minuto 59.
Lo curioso del caso es que, después del traspaso de Lorenzo al Granada, el entrenador se vio obligado a realizar un reajuste táctico en el equipo, del que especialmente dos jugadores salieron beneficiados: Manolo Álvarez que, mientras Lorenzo mantenía su racha goleadora tuvo que jugar en la banda, volviendo tras su marcha al eje de la delantera y pudo brillar como goleador, y Chus Landáburu, que cuando estaba El Jabato era suplente, gozando después de la continuidad necesaria para asombrar a propios y extraños con su gran calidad técnica.
Félix Lorenzo terminó su carrera profesional en las filas del Palencia, y allí, en la ciudad del Carrión, se quedó a vivir aunque los aficionados vallisoletanos no hayan olvidado todo lo mucho y bueno que aportó al conjunto blanquivioleta.
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