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Rodrigo Ucero

El Camino francés, una ruta guiada por las estrellas

Cultura, naturaleza y pasión por conseguir una meta convergen en la vida de los peregrinos que ponen rumbo a Santiago de Compostela

Rodrigo Ucero

Valladolid

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Sábado, 27 de julio 2019, 13:17

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Si eres alguien al que le llama la aventura, el viaje o simplemente vivir una experiencia diferente, tal vez necesites embarcarte en el Camino de Santiago; como ya sabrás esta peregrinación es una de las más populares y se puede realizar desde diferentes lugares y trazados.

Descubre la ruta de las estrellas

El Camino Francés hacia Santiago es el itinerario más transitado en España para conseguir 'La Compostela'. Esta ruta, que surca toda la parte norte de la Península Ibérica, adopta a peregrinos de diversas partes del mundo. Desde los inicios de esta peregrinación, los transeúntes se han acompañado de las estrellas; la Vía Láctea perdura en el tiempo como el mapa más antiguo que nos guía en la noche hasta el 'Finis Terrae'.

'La Compostela'

'Es el documento que acredita la consecución de la peregrinación; se entrega en Santiago de Compostela a todo aquel que haya realizado el Camino a pie o a caballo durante un mínimo de 100 kilómetros o de 200 si ha optado por la bicileta.

Para recibir este valioso trofeo necesitarás la credencial del peregrino: un 'pasaporte' que debe sellarse al menos un par de veces por etapa. Este reconocimiento te dará acceso a los numerosos albergues que tiene el Camino; puedes conseguirlo en oficinas de Correos, parroquias o asociaciones. En Valladolid, uno de los lugares es el arzobispado y su coste de 2 euros.

Con la ruta escogida, el equipaje preparado y la credencial en el bolsillo, utilizamos el ferrocarril y el autobús para llegar desde Valladolid a nuestra línea de salida, Sarria. Los trenes hasta Santiago parten desde Medina del Campo, debes tener en cuenta que la localidad vallisoletana tiene 2 estaciones de ferrocarril, la más nueva la de alta velocidad. Una vez que llegamos a Santiago cogemos un autobús hasta Sarria, allí dará comienzo nuestro camino a pie.

Al llegar dejamos el Camino para el día siguiente y aprovechamos esa tarde para disfrutar de la localidad, sus monumentos y su gastronomía, la zona del Malecón es una buena opción.

Primera etapa (Sarria - Portomarín): Comienza a disfrutar

La primera de nuestras etapas es la que nos lleva desde Sarria hasta la localidad de Portomarín, te recomendamos que aligeres equipaje y madrugues para evitar el calor. Muchos peregrinos eligen las 7 de la mañana como hora de partida para disfrutar de estos 22 kilómetros. Esta jornada cargada de falsos llanos y repechos. atraviesa localidades como As Paredes, Vilei, Barbadelo o Morgade. Se trata de una buena oportunidad para sellar nuestra credencial en los numerosos bares y albergues.

La jornada concluye con la llegada a Portomarín; esta localidad lucense se caracteriza por su largo puente, el maravilloso embalse de Belesar y la Iglesia de San Nicolás de estilo románico.

Segunda etapa (Portomarin - Palas de Rei); El Códice Calixtino

Amanece esta etapa de 25 kilómetros con una prolongada cuesta; pasamos por prados, cruzamos Gonzar, Castromaior, Hospital da Cruz hasta llegar a Palas de Rei, localidad de obligada parada según El Códice Calixtino. Su iglesia de Vilar de Donas es un punto de referencia.

Imagen principal - El Camino francés, una ruta guiada por las estrellas
Imagen secundaria 1 - El Camino francés, una ruta guiada por las estrellas
Imagen secundaria 2 - El Camino francés, una ruta guiada por las estrellas

Tercera etapa (Palas de Rei - Arzúa): 'la rompepiernas'

La tercera etapa de nuestro recorrido fluye durante 28,8 kilómetros entre Palas de Rei y Arzúa. Su duración, la más larga de todas, y la dura orografía le otorgan el calificativo de 'rompepiernas'.

Dejamos Lugo para entrar en A Coruña; nos recibe Melide, un paraíso para los amantes del pulpo. A lo largo de la villa encontramos numerosos locales en las que poder degustar este manjar preparado a la manera tradicional.

Una vez que hemos cogido fuerzas, continuamos nuestro viaje para cruzar lugares maravillosos y llenos de encanto con el firme deseo de llegar a Arzúa, localidad de unos 6.000 habitantes famosa por sus quesos. Aquí convergen el camino francés y el del norte.

Cuarta etapa (Arzúa- Pedrouzo); el sprint final

Con las piernas pesadas, pero la ilusión intacta, cruzamos pistas forestales, praderas, bosques e incluso la N - 547, por lo que hay que extremar la precaución.

40 kilómetros nos separan de nuestro objetivo, por lo que algunos peregrinos deciden realizar la etapa del tirón y llegar a Santiago, pero nosotros optamos por hacer una última parada después de 19 kilómetros. En este punto, muchos peregrinos experimentan una mezcla de tristeza y alegría. Con un sinfín de recuerdos a la espalda y un horizonte alegre en Santiago, llega el momento en el que si has hecho amigos os paséis las señas e incluso quedéis para llegar juntos a la Catedral.

Última etapa (Pedrouzo - Santiago de Compostela); Una etapa sencilla

20 kilómetros separan nuestras piernas de Santiago de Compostela. Muchos peregrinos deciden madrugar más de lo normal para poder llegar a la misa del peregrino que se produce a las 12:00 horas en la Catedral.

Muy interesante es el ascenso que nos lleva hacia Lavacolla para poder rodear el aeropuerto; la tradición hacía que muchos peregrinos se asearan como manera de purificarse antes de llegar a la meta.

Después de unos kilómetros llegamos al Monte del Gozo, un lugar con unas vistas espectaculares donde la fotografía es prácticamente obligatoria, en nuestro caso una densa niebla la hizo imposible

Una bajada nos lleva hasta Santiago de Compostela, hasta aquí una ruta urbana. La llegada a través de la calle de San Francisco hasta la la Plaza del Obradoiro es una de las experiencias más gratificantes. Muchos peregrinos descansan emocionados ante la Catedral, actualmente con obras en el interior, aunque puede realizarse el tradicional abrazo al apóstol, la visita al sepulcro y acto seguido acudir a la oficina del peregrino a recoger la Compostela.

A partir de aquí una ciudad para visitar y disfrutar de su gastronomía y gentes. La morriña te invade pero como dicen: «solo se cura volviendo»

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