Una nueva vida para ruedas, latas y botellas en Frechilla
Los vecinos de la localidad embellecen la localidad con objetos reciclados que pintan y decoran en un taller que reúne a más de veinte personas
Todo comenzó a finales del mes de junio, con una reunión un día a la semana en las antiguas escuelas. Pero fue gustando tanto que se convirtió en una actividad diaria, de seis a nueve de la tarde, para concluir tomando algo en el teleclub. De aquí han salido mariposas, flores, mariquitas, cerdos, bidones con ojos o hasta un hombre de hojalata, que fue la primera obra que realizaron los vecinos de Frechilla con material reciclado.
Teresa Cano fue quien tuvo la idea de formar este grupo y además es la encargada de ejercer de profesora en estas clases improvisadas y que tanto han unido al pueblo. Y la alcaldesa de la localidad, Carmen Alonso, decidió llevarla a cabo. «Los vecinos vienen con mucha ilusión y disfrutan mucho de este tiempo todos juntos», señala.
Estos días se ha tenido que parar la actividad, por las fiestas y por el calor, pero la idea de todos es recuperar este taller de reciclaje en septiembre y continuar embelleciendo el municipio durante el curso. «El pueblo está quedando muy bonito y todo el mundo está respetando todo lo que se está haciendo», afirma.
Botellas de plástico convertidas en flores, viejos platos de porcelana recreando setas o botes de refresco transformados en mariposas y hasta ruedas viejas pintadas y reconvertidas en animales. Pero no solo eso. Con paciencia y dando una nueva vida a objetos viejos y ya casi abandonados, se ha ambientado una zona del pueblo que había quedado «desangelada». Se trata de la zona de los columpios, que estaban junto a la iglesia y fueron trasladados hasta otra plaza al lado del ayuntamiento y, desde entonces, se veía un poco abandonada.
Los vecinos se pusieron manos a la obra en el taller de reciclaje y con los viejos bancos, restos de una fuente y más objetos que encontraron en el silo (y que tuvieron que bajar y trasladar con tractores), han creado un nuevo espacio en el propio municipio «que ha quedado muy bonito».
Una decena de personas comenzó con el hombre de hojalata, pintando las latas y dando forma al cuerpo esbelto del primer protagonista del taller. Los últimos días se duplicó la asistencia, de todas las edades y tanto hombres como mujeres, que volverán cuando acabe el verano.
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