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Son tiempos difíciles y la extranjeridad es una condición sospechosa», escribía hace casi cuarenta años Cristina Peri Rossi (Uruguay, 1941) en 'La nave de locos', tal vez su novela más celebrada, que regresa ahora a las librerías, con edición renovada, gracias al sello palentino Menoscuarto, el cobijo para gran parte de la obra de la ganadora del premio Cervantes 2021. «Es uno de mis libros más importantes, algo avanzado a su época. Entonces fue una novela de vanguardia, tanto por su estructura como por su temática. La volvería a escribir de la misma manera ahora, tantos años después, y quizás encontraría un público mucho más preparado», decía Peri Rossi en 2009 de un artefacto que, por primera vez, publicó Seix Barral en 1984. La presentación tuvo lugar el 16 de noviembre de ese año en Madrid, con José Manuel Caballero Bonald otorgando la réplica a la escritora uruguaya. Dijo aquel día el poeta jerezano que 'La nave de los locos' tenía «un aire emblemático, una ambigüedad vitalizadora y una tendencia a lo demencial». Peri Rossi explicó que escribir este libro –reivindicado como uno de los puntales del 'postboom' latinoamericano– fue «una forma de evitar la hemorragia del dolor»provocado por su propio exilio.
Cristina Peri Rossi llegó a Barcelona en 1972. Huía de un país que barruntaba la dictadura cívico-militar que llegaría meses después y desembarcó, con diez dólares en el bolsillo, en una España aún bajo la sombra del franquismo. En Montevideo dejó a su madre, sus recuerdos y una biblioteca construida a lo largo de 29 años. «Me sabía de memoria cada título y la circunstancia exacta en que esos libros habían llegado hasta mí», contaba, hace diez años, en una entrevista para El Norte. Esa experiencia del desarraigo, del exilio como parte conformadora de la identidad, está muy presente en varias de sus obras, pero, especialmente, se muestra en 'La nave de los locos'.
«Se trata de una lograda metáfora del exilio que sufrió la propia autora y de las corrientes migratorias que han tenido lugar a lo largo de la historia de la humanidad», explican desde la editorial Menoscuarto. El texto (que juega con las notas a pie de página y las narraciones fragmentadas)habla sobre «la nostalgia de lo perdido y la angustia por lo no logrado aún». Recuerda que «la vida es una dialéctica entre la pérdida y la conquista» e insiste, por boca de Gordon, uno de sus personajes, en que «todos somos exiliados de algo o de alguien». Él, que en algún momento viajó a la luna, se de cuenta de que lo peor del paraíso es «no poder volver».
«En 'La nave de los locos' hay muchos exiliados que no lo son por motivos políticos, sino por la búsqueda permanente de la libertad», contaba Cristina Peri Rossi al periódico uruguayo 'El País', en una de la escasas entrevistas que ha concedido en los últimos años. En ella, desvelaba cómo algunos pasajes de la novela «partieron de experiencias personales». Como «el viaje del exilio en barco, los puticlubs de Barcelona, las penalidades de las mujeres que viajaban a abortar a Londres...». Esa vivencia personal del marcharse está presente en el libro. «Amí la experiencia me ha enriquecido, pero no considero imprescindible emigrar para saborear nuevos olores o enriquecer la experiencia», asegura una escritora que defiende la presencia de «una crítica social intensa» en su obra, pero«siempre a través de la ficción».
«La función de los exiliados es luchar contra el olvido, conservar la memoria de lo que los dictadores quieren que se olvide», afirmaba Peri Rossi en unas jornadas celebradas en Sevilla, en diciembre de 2003, como homenaje a Rafael Alberti. En 'La nave de los locos' –donde la metrópoli se llama Gran Ombligo– se recuerda que «el hombre sedentario cree que se nace extranjero, no que se llega a serlo» y se insiste en que «cada vez hay menos espacios libres donde no se ejerza la opresión». Esto –y un mensaje feminista que alza el vuelo en la parte final de la novela– adquiere nuevas resonancias en este 2022 gracias a la reedición que Menoscuarto hace de una novela clave en la obra de Peri Rossi.
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Ivia Ugalde, Josemi Benítez e Isabel Toledo
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