Perico y su receta del Pavo: «El árbol sobra»
El exclicista segoviano subraya que los esfuerzos de las nuevas generaciones dan longevidad al evento, condicionado este año por la colocación de un árbol navideño
Que Pedro Delgado eche pie a tierra en la Carrera del Pavo un 25 de diciembre al pasar La Tropical, su punto crítico de la Calle Real de Segovia, es tan clásico como la parrilla televisiva navideña. Porque el ganador del Tour de Francia de 1988 nunca será el más rápido sin cadena. Quizás este año se baje antes porque la ubicación del árbol navideño asegura menos velocidad. «El árbol sobra ahí, está peligroso para la disputa de la carrera. Queda muy bonito, pero habría que moverlo un poco. Y si no se va a mover, es una pena».
La Tradición
88 Años sin cadena
La Carrera del Pavo nació en 1933 sin el apellido, como una carrera de bicicletas sin cadena, y pasaron dos años hasta que el premio al ganador pasó a denominar al evento. «No es tanto deporte si no una especie de entretenimiento en unas fechas muy especiales». Delgado cree que otra clave de la longevidad del evento fue llevar el recorrido a la zona más céntrica de la ciudad. «Cuando yo era un chaval se hacía en la zona de la estación de autobuses y yo creo que el cambio al Acueducto ha hecho que la carrera ha aumentado en participación. La gente disfruta de un día de Navidad diferente haciendo deporte. Unas risas para todos».
La pérdida de velocidad
Un freno para la mayoría
Delgado cree que arrancar unos metros más abajo que en ediciones anteriores acortará la fiesta de los menos especialistas. «Para gente como yo que corre con una bicicleta convencional lo más importante es coger inercia. Nos va a perjudicar porque el árbol te cambia la trazada». Pero no cree que adultere la victoria final. «A los que tienen esas bicicletas rústicas les da igual. La velocidad no es el punto clave, sino mantener ese baile, la sincronización con el brazo e ir avanzando».
La bicicleta
Lo viejo cotiza alto
Esos modelos viejos con pequeñas modificaciones como que la rueda delantera sea más gruesa que la trasera. Como no hay necesidad de tracción, desmontan el eje 'pedalier' y suman estabilidad con un palo, por ejemplo. La horquilla, en lugar de ir hacia delante, se recoge hacia atrás para que el peso del ciclista oscile hacia la rueda delantera, la que va a hacer que progrese. La aparición de las bicicletas de BMX obligó a un cambio en el reglamento para «mantener esta disputa deportiva lo más clásica posible». Algunos llevan freno por prudencia, pero aquí el peso es lo de menos. «Son bicicletas pesadas. No sé cuánto, pero te podría decir que 12 o 15 kilos».
El entrenamiento
Más maña de fuerza
Delgado habla de la coordinación como factor diferencial: el movimiento de los brazos con el resto del cuerpo. «Es un ejercicio que, como todo en la vida, hay que practicar si aspiras a ganar. No puedes subirte a la bicicleta y tirar para adelante. Puedes tener mucha fuerza, pero si no sincronizas bien no avanzas».
Las nuevas generaciones
Especialización y detalle
Delgado habla de una época en la que apenas había esas bicicletas rústicas. «Ahora hay chavales, les hace gracia y las preparan, porque todos tenemos bicicletas viejas en el desván. Como es muy básico (las dos ruedas, el cuadro y poco más).... Eso ha permitido que chavales que se andaban prestando las bicicletas se hayan preocupado de montarse una para ese día». Porque en caso de que dos lleguen a la final con el mismo caballo, el propietario es quien la disputa.
El recorrido
Menos pendiente para llegar
Delgado probó años atrás suerte en la pendiente adoquinada del arco del Socorro con el posterior giro rumbo a la Catedral, todo un puerto en comparación con la versión actual. «Muchas veces el ganador estaba al pasar el arco porque la pendiente era muy pronunciada. El cambio ha suavizado muchísimo la subida», apunta. La parte más compleja está en el giro entre la Casa de los Picos y el Seminario. «Si volviese al recorrido antiguo, sería a ver quién llega más lejos. Habría que ser un tío cachas y con mucha técnica para poder llegar a la Catedral. Lo veo prácticamente imposible».
Más riesgos
La velocidad del desempate
Al llegar tantos participantes arriba, la velocidad marca diferencias en el desempate. «A mí según está ahora, me encanta. Es pericia, tienes que tomar riesgos, ser más hábil a la hora de trazar, dosificar el esfuerzo». Los organizadores decidirán mañana el desempate en función de cuántos lleguen hasta arriba. «Siempre se estorban un poco, pero tendrán en cuenta la seguridad de todos. Es algo festivo, no se trata de vivir al límite». El año pasado fueron cinco los que disputaron directamente la final. Cuando el número es mayor, suele haber semifinales en busca de una final más manejable. Máxime con el árbol de por medio.
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