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Hace algo más de una década, con la finalidad de intentar descubrir más sobre las poblaciones que pudieron estar allí asentadas, se llevaron a cabo unas prospecciones en la zona conocida como Peña del Moro, perteneciente al término municipal de Navas de Oro, en las cuales, en el mismo año 2011, cuando comenzó a investigarse, se determinó que este enclave había estado ocupado con toda seguridad durante la Edad de Bronce, como afirma en su estudio sobre el poblamiento durante esta era en el Corredor Eresma-Pirón el arqueólogo Raúl Martín Vela.
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Situado a unos dos kilómetros del actual núcleo urbano de Navas de Oro, en el castro que está junto al Valle del Eresma, a 809 metros de altitud, es Peña del Moro clave para conocer parte de nuestras raíces históricas, por lo que desde 2017 ha sido objeto de diferentes campañas de excavaciones, como parte del proyecto de investigación del mismo nombre financiado por la Junta de Castilla y León, así como por el Ayuntamiento de Navas de Oro y por un colectivo de vecinos y empresas del lugar.
En un estudio geofísico del subsuelo realizado mediante la técnica de la magnetoterapia se descubrió la existencia de cinco grandes zonas superpuestas ocupadas por el ser humano, hecho poco frecuente en nuestra región, siendo las dos primeras detectadas fechadas gracias al método del carbono 14 en la Edad de Bronce (1500 antes de Cristo) y en la Edad de Hierro (850 a. C.), cuyos hallazgos han supuesto importantes para el estudio de los hábitos en esta era y de su evolución, al poder determinarse, por ejemplo, algunas cuestiones relacionadas con su economía, tales como el aprovechamiento de los recursos del monte, del uso que daban a la resina o del empleo de silos.
Edad de Bronce: Desde al menos el 1500 a. C. han existido asentamientos, hoy constatados, en Peña del Moro.
2017: Se realiza la primera campaña de excavaciones en la zona, después de que en 2011 se llevasen a cabo estudios de exploración en ella.
El hecho de que se trate de un yacimiento de altura, situado en lo alto de un cerro, indica que el enclave era estratégico, estando a la vez oculto por el paisaje que dibuja el río Eresma en el lugar.
Traído a nuestros días, además de la importancia de lo aportado al conocimiento de los hábitos y costumbres de nuestros ancestros en la zona, se ha convertido en un enclave que a la vez que se sigue estudiando recibe visitas, favoreciendo el turismo en Navas de Oro, que presume orgulloso de lo que, de alguna manera, supone su propio origen.
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Abel Verano
Fernando Morales y Álex Sánchez
J. Gómez Peña y Gonzalo de las Heras (gráfico)
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