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elena rubio
Lunes, 5 de diciembre 2016, 19:07
Por este espacio pasan a diario cientos de personas, que suben y bajan a la Plaza Mayor. No puede estar más céntrica, más en el corazón de la ciudad ya que está comprendida entre las calles Isabel La Católica, de la Judería Vieja y de Juan Bravo. Es la Plaza del Corpus Christi, que debe su nombre a la Sinagoga del Corpus Christi que allí se encuentra.
La entrada está en uno de los lados de esta plaza, en una de esas tantas fachadas esgrafiadas que hay en la ciudad, donde se puede leer el nombre pintado con letras rojizas. Su entrada no puede resultar tan llamativa como encontrarse de frente con otros monumentos destacados de Segovia. Pero los que cruzan el umbral de la puerta, y andan un pequeño pasillo y patio podrán descubrir una de las joyas que tiene la ciudad.
Aunque actualmente el Convento del Corpus Christi permanece a la comunidad de las hermanas clarisas, fue uno de los centros religiosos más destacados de la comunidad judía, de ahí que sea conocida como Sinagoga Mayor. Poco se sabe de cómo se construyó, lo que sí se tiene claro es que los documentos donde la mencionan se remontan a 1373 y que funcionó hasta 1410, ya que nueve años después fue confiscada y se consagró al culto cristiano.
Es un templo más que curioso porque está orientado hacia el sur y no hacia el este, por lo que muchos estudiosos creen que se construyó sobre una mezquita anterior, de la época del Califato de Córdoba. Su interior era muy similar al de Santa María La Blanca de Toledo. Lo que hoy se puede ver en su interior es una magnífica reconstrucción del templo, que quedó arrasado tras un terrible incendio ocurrido el 2 de agosto de 1899. El edificio se quedó en sus líneas estructurales.
El Ayuntamiento de Segovia llevó a cabo a principios de la pasada década la restauración de todas las yeserías, vidrieras y capiteles que formaban la ornamentación original mediante las fotografías originales del día del incendio y de los restos conservados de las yeserías originales. Los artistas que intervinieron fueron José María García Moro (Escultor), José Luis Silveira (Restaurador), Carlos Muñoz de Pablos (Vitralista) y Valero Herrera Ontañón (Aparejador Municipal) que recuperaron el esplendor del templo.
Por fin el 7 de septiembre del 2003, pudo de nuevo abrir sus puertas. Hoy, quien la visita disfruta de la sala de oración, cuyas paredes blancas hacen al templo muy luminoso. Allí se encuentran grandes arcos de herradura, apoyados sobre pilares octogonales que se remanan en unos bellos capiteles decorados con piñas y rodeos.
Hay además 40 arcos menores en el piso superior y una bella decoración mudéjar, lo que según los expertos de la red de juderías, «dan idea de las dimensiones del viejo templo judío, una de las cinco sinagogas registradas en la ciudad, que pudieron llegar a ser hasta siete».
Quizás los que pasen por allí a diario desconocen que el templo tiene también asociada una leyenda curiosa. Frente a la entrada de la Iglesia de Corpus, un lienzo narra la leyenda de la profanación de una Hostia por los judíos. El sacristán de San Facundo entregó la custodia en la calle del Mal Consejo, y los judíos quisieron echarla en una gran caldera hirviente. En ese momento la Hostia empezó a volar por el aire y un terrible estallido provocó el hundimiento del edificio. Desde entonces, en desagravio, se celebra la Fiesta de la Catorcena, por las catorce parroquias que existían en la ciudad. Para algunos autores, es una forma tradicional de explicar la incautación del edificio por las autoridades cristianas, precisamente en 1410. Según la tradición, la sinagoga y las casas de los judíos fueron entregadas al obispado y los sacrílegos condenados a muerte. Otra curiosidad de este templo, es que en esta iglesia comenzó la revuelta comunera de Segovia, en 1520.
A pesar de denominarse Plaza del Corpus, el espacio no tiene una gran forma de plaza, como se puede tener en mente por otros lugares. Cuenta con varios bloques de viviendas, de poca altura en cuyos bajos existen numerosas tiendas de todo tipo. Una de ellas es Tierra de Sabor Club Selección Segovia, que abrió sus puertas en marzo del 2015. El establecimiento se ha consolidado desde entonces no sólo porque en él compran muchos turistas, sino también muchos segovianos que encuentran «productos de calidad al mejor precio y todos de Castilla y León», según explica su dueño, Luis Matarranz.
En la tienda, hay 250 referencias de toda la región, entre las que se incluyen 50 de vinos. Además, ahora para Navidad «preparamos lotes con la mejor presentación y los acercamos a domicilio».
Los que sean más de dulces en esta plaza tienen también su sitio gracias a Granier Panes Artesanos, donde son especialistas en elaborar todo tipo de panes, además de numerosos productos de bollería de muy buena calidad.
Uno de los últimos establecimientos en abrir sus puertas ha sido el local De 5 en 5, a finales de octubre. Se trata de una tienda de ropa joven y complementos, para chicos y chicas. Allí se puede adquirir prendas de diseño español e italiano, que trae novedades cada dos tres semanas. En su interior, de cada artículo hay «pocas tallas para que la gente no vaya toda igual», destaca el propietario, Luis Antonio López. Prendas y complementos atractivos cuyo precio oscila entre los 10 y los 50 euros.
Por tanto, la Plaza del Corpus es un lugar donde segovianos y turistas tienen un lugar para conocer un poco más la historia de la ciudad mientras disfrutan de los variados comercios de la zona.
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