José Luis Gil: «Juan Cuesta ha permitido mi salto hacia el público»

- ¿Qué van a encontrar los salmantinos durante la obra?

- Van a encontrar una obra de teatro interesantísima basada en un personaje real. Eduardo II fue rey y por ser homosexual le hicieron la vida imposible, fue víctima de todos los poderes en la sombra como la Iglesia, el dinero, los judíos que eran los prestamistas en esa época o los varones.

Sobre todo, Eduardo II narra una historia de amor de un rey homosexual que tiene que casarse por conveniencia con la princesa de Francia para que los dos reinos, tanto el de Francia como el de Inglaterra, tuvieran lazos para que no hubiera conflicto entre ellos mientras lo hacían en otros sitios. El desenlace de todo esto es que ese matrimonio es complicado porque Eduardo cumple con todas las normas que le imponen en la comunidad del reino, pero tiene que renunciar a ser él mismo. Al final decide enfrentarse a todo y a todos con las consecuencias que eso conlleva.

-¿Existe un paralelismo de la obra con la realidad actual?

- En lo que se refiere a los líos y embrollos del poder sí, esas cosas que no nos cuentan nunca y que desde luego se reflejan en casos como el de Eduardo II, en este caso. Hay mucho que contar y a donde no tiene acceso el pueblo. No hay más que ver los manejos políticos de la actualidad en cualquier país, en cualquier sitio y en los partidos políticos de cualquier tendencia, que sobre todo una vez que llegan al poder y quieren pervivir ahí eternamente. Se han cambiado las formas, evidentemente los modos de vida no son los mismos, pero tiene una vigencia absoluta.

-Interpretar a Eduardo II, ¿ha supuesto algún reto para usted?

- No, yo nunca me tomo las cosas como un reto. Me lo tomo con mucho interés y con mucha responsabilidad, pero pretender hacer un trabajo para luego recoger premios o para que tu vida cambie… tu vida cambiará en el transcurso si te gusta lo que estás haciendo y lo disfrutas, para eso pertenecemos a una profesión muy vocacional y que se lleva mucho tiempo de nuestras vidas. En ese sentido, me lo tomo con todo el cariño y todo el interés, con la idea de que cuando se suba el telón en el estreno y a partir del estreno cada función, disfrutarlo al máximo y sentirme bien encima del escenario haciendo lo que hago. Es una cuestión mas privada e íntima que pública. Al final lo que pretendes es que lo que haces tenga el suficiente interés y valor para que el público vaya a verte y salga satisfecho, pero me gusta mucho disfrutar del camino de cada función.

-Ser conocido popularmente en España por su personaje de Juan Cuesta, ¿le gusta o le incomoda en ocasiones?

- A mí me encanta, yo le debo mucho a Juan Cuesta, a pesar de que llevo dedicándome a la interpretación desde los 12 años. Es el que me ha permitido dar ese salto cualitativo y cuantitativo de escaparate hacia el público, eso te da la oportunidad de que cuando haces teatro vaya gente que tiene curiosidad por verte en el escenario; por ver a un actor con el que conviven mucho tiempo haciendo otras cosas. Yo adoro a Juan Cuesta, siempre nos hemos llevado muy bien. Es un personaje que yo hice porque me sedujo desde el principio, me pareció que la idea de la serie y hacerlo iba a ser muy divertido. Encima, como así fue, dimos con la clave de cada personaje, por lo que teníamos muchas papeletas de llegar al público. Nunca al nivel que fue, superó cualquier previsión que yo pudiera tener personalmente.

Le debo mucho, de hecho esta entrevista se produce seguramente porque un día existió 'Aquí no hay quien viva' y 'La que se avecina'.

-Como actor, ¿cómo ha vivido la pandemia?

- Yo he vivido todos los procesos, antes de la pandemia estábamos haciendo la gira de 'Cyrano de Bergerac' y justo ahí, cuando también estábamos haciendo nueva temporada de la serie, surgió todo, el coronavirus, confinamiento… Pero nosotros ya teníamos en producción la siguiente obra, que era ésta. Cuando salimos del confinamiento vimos las circunstancias en las que estábamos con respecto al trabajo y Eduardo II ya tenía diseñados los decorados, el vestuario, el reparto… En Madrid en muchos sitios había muchos teatro cerrados, pero otros seguían abiertos con un aforo del 33 por ciento, por lo que decidimos tomar la decisión de estrenar. Esto fue hace un año y ha sido una experiencia increíble.

Durante este año y pico, dependiendo de dónde fueras, los aforos eran distintos, los horarios eran distintos, el toque de queda era distinto, tenías sitio para comer y no para cenar… Como experiencia es impagable. Los aforos se llenaban y la gente tenía una respuesta increíble. Durante un tiempo, cuando acababa la función les pedíamos que recibieran el aplauso que nosotros les dábamos desde el escenario porque eran nuestros héroes por haber ido a vernos.

Estamos orgullosos de haber estado y de estar en momentos en los que hay que asumir una responsabilidad.