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Y.R.T. / ICAL
Lunes, 9 de marzo 2015, 12:29
«Soy gitano y estoy orgulloso de ello, pero también quiero que mis hijos no cometan los mismos errores que yo». Estas palabras son de Juan Paredes, un gitano salmantino que junto a su familia, ha participado en el programa de Mediación Cultural del Ayuntamiento de Salamanca, una iniciativa pionera en España con la que tratan de ayudar a este colectivo a mejorar algunos de sus hábitos y afrontar la vida de una manera diferente, sin renunciar a sus raíces.
La casa en la que vive Juan Paredes, junto a su mujer Remedios Ferreruelo y sus cuatro hijos Moisés, Miriam, Nerea y Juan, se la ha cedido el propio Consistorio, pero ellos la han convertido en hogar. Es modesta, pero Remedios ha elegido unas cortinas bonitas que le dan un toque de color, las fotos del día de su boda y algunas de sus niños decoran el salón, que también ha sido cuidadosamente pintado. En las habitaciones, los pequeños tienen sobre las camas sus peluches y muñecos, pero todo está en orden y limpio.
Nos reciben con una taza de café, pero «de puchero, como lo hacen los gitanos», con una gran sonrisa y unas pastas para acompañarlo.
Los tres niños menores aguardan sentados en el sofá a que hagan las presentaciones, como si nunca hubieran roto un plato, aunque al rato y en el momento de hacer las fotos, cuando se les dice que pueden levantarse, les sale la alegría que llevan dentro, sobre todo a los pequeños Moisés y Nerea, de 4 y 6 años de edad.
Les visitaba también el mediador Ignacio Salazar, gitano como ellos y la persona que ha servido de enlace con este programa, y la concejala de Servicios Sociales, Cristina Klimowitz, quien les llevó una caja de bombones en agradecimiento por abrir sus puertas y contar su experiencia.
Remedios confiesa que les «ha cambiado mucho la vida» con la Mediación Intercultural, porque han pasado de «no tener nada, a una tranquilidad, una estabilidad», ya que les han ayudado y asesorado por ejemplo, a conseguir la Renta Garantizada de Ciudadanía. Explica que en el caso de sus hijos mayores, han tratado de motivarles y orientarles en su etapa de estudios y relata que Miriam, de 13 años, era muy tímida y le costaba adaptarse cuando comenzó el instituto.
Lo mejor para los hijos
Como madre, asegura que quiere «lo mejor para sus hijos» y sobre todo, que no les falte «una formación», porque es «necesaria para todo». Esta madre de 36 años no tiene estudios, pero sabe que son imprescindibles para que las futuras generaciones se labren un porvenir. Confiesa estar orgullosa de sus tradiciones gitanas, pero se alegra de que algunos aspectos vayan cambiando, porque antes, era difícil que una mujer de esta etnia pudiera conducir, mientras que ahora es más habitual. Así, entiende que se abren mayores oportunidades para sus hijas y se siente feliz con la idea de que podrán ser las profesionales que quieran.
La educación, añade el padre, es básica para que puedan «defenderse en la vida», aunque reconoce que hay cuestiones con las que aún le cuesta adaptarse. Para sus niñas, prefiere un casamiento gitano, con los ritos que ello conlleva. Amigos pueden tener, pero cuando se habla de novio, eso ya es otro tema, explica. Los gitanos no tienen periodo de noviazgo, cuando los jóvenes se gustan, las familias se reúnen y concretan los aspectos para garantizar el futuro de los hijos, por eso se casan tan jóvenes.
Esta no es la única costumbre que forma parte de sus tradiciones, ya que también asegura que algo «muy positivo» y que le gustaría que continuaran sus hijos, es el respeto de los gitanos hacia las personas mayores y la cercanía que se tiene con ellos.
Programa pionero
La concejala de Familia e Igualdad de Oportunidades fue quien apostó desde el principio por este programa que empezó de cero hace ahora 10 años, porque no había referencias similares y a lo largo de este tiempo, se ha ayudado a 400 familias. Como ejemplo de los logros conseguidos, relata que en esta última edición, se ha logrado escolarizar a todos los niños de las 27 familias gitanas en riesgo de exclusión social que participaron en la iniciativa. En total, se prestó ayuda a 105 personas y se realizaron 246 intervenciones para lograr 107 objetivos en cuatro áreas, como son la educación, salud y alimentación, vivienda, y trámites administrativos. En el ámbito educativo, se logró duplicar el número de menores que asisten puntuales a su centro escolar; pasar del 57,1 % al 81% de los alumnos que tienen un buen comportamiento en clase; y reducir el absentismo escolar del 40,9% al 2,7%.
En el área de salud, el 92,3% de los niños tienen en la actualidad las vacunas adecuadas a su edad .
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Abel Verano
Fernando Morales y Álex Sánchez
J. Gómez Peña y Gonzalo de las Heras (gráfico)
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