Cuando a los árbitros se les llamaba 'trencillas'
Los dos más famosos hace poco menos de un siglo, Pedro Escartín y Ramón Melcón, pitaron varios partidos al Real Valladolid
José Miguel Ortega
Sábado, 13 de mayo 2023, 20:38
Hace poco menos de un siglo, cuando el fútbol español no estaba aún organizado pero ya se hablaba de crear un campeonato de Liga, empezaba a ser importante la figura del árbitro. Hasta entonces los partidos los arbitraba un aficionado o un directivo, o un entrenador, pero aquello no era serio y en la Federación Española, que ya existía desde 1912, se plantearon la creación del Colegio de Árbitros para que allí aprendieran el reglamento y las normas de su correcta aplicación.
A los árbitros de entonces se les llamaba 'trencillas' porque la chaqueta del uniforme que lucían en los partidos tenía las solapas y los bordes rematados con una cinta blanca, que se mantuvo en boga hasta poco después de la Guerra.
Los dos colegiados más famosos de aquella época eran, sin duda, Pedro Escartín y Ramón Melcón, cuyas vidas mantuvieron un curioso paralelismo, ya que ambos empezaron como futbolistas y tuvieron que dejarlo para convertirse en árbitros, hasta que tras su retirada probaron con éxito en el periodismo deportivo e incluso llegaron a ser seleccionadores nacionales.
También tuvieron en común el haber arbitrado partidos del Real Valladolid en sus primeros años, porque había más equipos que árbitros y lo mismo pitaban en primera, en segunda o en el torneo copero. Escartín, nacido en Madrid en 1902, tenía 26 años cuando dirigió un partido por vez primera a los blanquivioletas. Fue en León el 2 de diciembre de 1928, valedero para el Campeonato Regional y disputado en el campo de Guzmán el Bueno, entre la Cultura Leonesa y el Real Valladolid.
La verdad es que el estreno del más famoso de los árbitros españoles con el Pucela no fue afortunado, puesto que la Cultural salió al campo hecha una furia y en ocho minutos había marcado tres goles que dejaban resuelto el compromiso. En el minuto 40, Pipi Pombo redujo diferencias, pero en el segundo periodo el conjunto local estableció el 4-1 definitivo.

Don Pedro, como ya se le llamaba a Escartín, volvió a pitar otro choque entre leoneses y vallisoletanos el 21 de septiembre de 1930, esta vez de la Liga de tercera división que se saldó con empate a un gol, aunque bien pudo haber vuelto a ganar la Cultural porque el 'trencilla' madrileño pitó un penalti contra el Valladolid, que falló Pepín.
Ese mismo resultado, empate a un gol, se repitió en el partido celebrado en Zaragoza entre el Iberia y el Valladolid, valedero para el Campeonato Mancomunado que servía para coger la forma de cara a la Liga y para ganar un puesto en la disputa de la Copa de España. Fue el 4 de octubre de 1931 y a Escartín le calificaron como casero.
Una derrota y dos empates en los tres partidos arbitrados por Escartín al Real Valladolid, y tampoco puede decirse que le fuera mucho mejor con Ramón Melcón, madrileño también, pero nacido en 1900. La primera vez que arbitró a los blanquivioletas fue el 9 de diciembre de 1928, en el partido de Copa frente al Sevilla que se disputó en el campo de la Sociedad Taurina. El equipo local dio la sorpresa y con goles de Anduiza y Evaristo San Miguel se impuso a los andaluces, aunque en el choque de vuelta éstos se tomaron cumplido desquite con un contundente 8-0.
Otro partido de Copa, celebrado el 10 de abril de 1932 contra el Valencia, fue la segunda presencia de Melcón en el campo anejo a la plaza de toros. Hubo empate a un gol y los cronistas locales no hablaron ni mal, ni bien del colegiado, claro síntoma de que fue imparcial en su cometido.
El mismo tanteo se dio en el choque correspondiente al Campeonato Mancomunado que enfrentó al Valladolid con el Betis el 24 de septiembre de 1932. El internacional Lécue hizo el tanto verdiblanco y Pablo López puso el del empate definitivo, sin que el árbitro fuese objeto de controversia.
Volvió Ramón Melcón a arbitrar al Valladolid en el encuentro del Campeonato Mancomunado celebrado en El Sardinero el 2 de septiembre de 1934, entre el Rácing de Santander y el conjunto castellano que sufrió un contundente varapalo, 4-0, idéntico resultado al registrado poco después, el 24 de octubre de 1934, en un partido de la Liga de 2ª división, entre el Nacional de Madrid y el Real Valladolid, quejándose los pupilos de Platko del caserismo mostrado por el colegiado. Los cinco partidos que Melcón le arbitró al Valladolid se saldaron con un triunfo, dos empates y dos derrotas.
Después de la Guerra Civil, ninguna de las dos estrellas del arbitraje español volvió a pitar al Valladolid, entre otras razones porque ambos colgaron el silbato. Pedro Escartín era un árbitro mundialmente reconocido que se retiró pitando el Inglaterra-Italia de 1948, para presidir el Comité Nacional de Árbitros, vender muchos libros del Reglamento de Fútbol por él comentado y dedicarse a colaborar con varios periódicos y emisoras, la última Radio Centro, a la que yo estuve mandando crónicas en mis comienzos periodísticos, a 100 pesetas la pieza.
Escartín, que sabía mucho de reglamentos, también pasaba por saber mucho de fútbol, puesto que fue seleccionador nacional e hizo debutar en el equipo español a Kubala y Puskas, entre otros.
Melcón no se convirtió en dirigente arbitral, pero también le requirió la Federación para que fuese seleccionador juvenil –ganó el Torneo UEFA en 1954- y posteriormente seleccionador absoluto en dos partidos frente a Francia y Portugal. También siguió la senda de las colaboraciones periodísticas y en esta faceta superó a Escartín, pues aparte de trabajar en los mejores periódicos, fue fundador y presidente de la Asociación Española de la Prensa Deportiva y vicepresidente de la AIPS.
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