Diego Alonso, arquitecto: «Es posible hacer casas en el norte de Palencia en las que no haga falta la calefacción»
El proyecto de rehabilitación de una vivienda de Aguilar de Campoo se hace con el premio de Construcción Sostenible de Castilla y León
Laura Linacero
Palencia
Domingo, 28 de noviembre 2021
Ahorro económico, bienestar ecológico y construcción de calidad unidos en el modelo Passivhaus. Así se denomina a las edificaciones eficientes que buscan reducir al máximo ... la demanda energética de la vivienda mediante estrategias de diseño. En esta dinámica, el arquitecto técnico y especialista en rehabilitación Passivhaus Diego Alonso, socio de la empresa Sietequince Arquitectura Sostenible, inició un proyecto que responde a estos valores en el municipio de Aguilar de Campoo. Una rehabilitación de una vivienda que se ha hecho con el premio de Construcción Sostenible de Castilla y León que, a pesar de no cumplir el estándar, ha sido galardonada por «la complejidad de su ejecución al pertenecer al casco histórico». Lo que inició hace diez años como una solución para calentar de manera eficaz su casa del pueblo, se convierte hoy en una referencia a nivel arquitectónico.
–¿Qué significa responder a los valores del modelo Passivhaus?
–Alcanzar los valores del estándar Passivhaus es complicado, aún más en rehabilitación. Pero hablamos de unos criterios de consumo y de renovaciones de aire de 15 kilovatios hora por metro cuadrado al año en vivienda nueva, y 25 kilovatios en rehabilitación. Todo ello se consigue a través del aislamiento térmico, hermeticidad y construcción de calidad. Nosotros empezamos a hacer este tipo de arquitectura en 2010, cuando apenas se conocía y la poca información que había no era demasiado accesible. De hecho, empezamos porque vivíamos en una casa de pueblo y pasábamos muchísimo frío, ponías la calefacción y no pasaba de 19 grados. Perdía más rápido de lo que ganaba y calentábamos la calle de alguna manera, así que pensamos que tenía que haber alguna fórmula para que esto no pasara.



–Esa idea inicial se ha convertido en una realidad, ¿qué más ventajas tiene este tipo de edificación?
–Da una calidad y un confort a las viviendas extraordinario, y eso no tiene interpretación porque es de las más altas calidades a nivel de construcción. Además del ahorro energético que va de la mano de menos emisiones de CO2. La gente no se lo cree cuando les dices que estás haciendo casas donde no se necesita poner la calefacción en el norte de Palencia. Los clientes nos llaman asombrados porque en estas fechas todavía no han tenido que encender la calefacción.
–Los puntos positivos parecen indiscutibles, pero ¿compensa ese ahorro económico con una mayor inversión para hacerse con la vivienda?
–Nosotros hemos calculado que es un 20% más cara que una vivienda normal, pero lo que está claro es que el Passivhaus consigue un notable incremento del confort en las viviendas. Respecto a eso, con el precio de la energía que teníamos antes igual cumplir el estándar no era rentable, tal y como está ahora los precios quizá se equilibre, aunque no lo tenemos muy estudiado porque es muy variable, no sabemos en qué punto es más rentable seguir invirtiendo en aislamiento o cumplir los criterios de Passivhaus. Aunque salga en los medios que la energía es muy cara, lo que pagamos por la energía consumida es barato; nos cobran por el término fijo, no tanto por el consumo.

–Entonces, ¿cree que la generalización de estas viviendas irá de la mano de una mayor concienciación medioambiental a nivel global y no tanto por un ahorro económico?
–Hay mucha gente que pide este tipo de edificios porque piensa que van a ahorrar bastante dinero en calefacción, pero también tienen unos valores compatibles con el cuidado del medioambiente. A nivel económico habría que mirar el tipo de la vivienda, si es de uso continuado o una segunda vivienda…tampoco es lo mismo una vivienda en Madrid que tiene un clima más lineal que en el norte de Castilla y León, donde en invierno hace mucho frío. Pero, desde luego, quien decida invertir en ese tipo de viviendas beneficiará a la sociedad porque tendremos mejores viviendas y menos emisiones de carbono a la atmósfera.
–¿Es, por tanto, este modelo de edificación lo que nos espera en el futuro?
–Probablemente sí. Cada vez, de manera estatal, se trabaja para que los criterios Passivhaus se vaya implantando en los edificios. En España, la normativa cada vez se parece más a esos estándares. Nosotros tenemos una dependencia energética de otros países muy fuerte, así que una de las estrategias políticas para no ser tan dependientes es consumir menos. Los edificios son una parte de los consumidores muy alta a nivel global y por ello normativamente se imponen edificios con un bajo consumo energético.
–Dado ese interés, ¿hay algún tipo de ayuda para las personas que quieran construir una vivienda siguiendo esos estándares?
–No, si quieres hacerte una vivienda de carácter Passivhaus no hay ningún tipo de ayuda económica. Lo que sí que va a haber en breve son ayudas para rehabilitar energéticamente viviendas en el medio rural de menos de 5.000 habitantes, se trata del Plan de Rehabilitación Energética de Edificios PREE 5000, en el que ya estamos metidos de lleno, estudiando subvenciones. En general, no se habla de Passivhaus porque es una marca comercial, y la normativa no puede favorecer a esa marca, pero los criterios son similares.
–Se trataría entonces de una opción también para la despoblación, ¿no es así?
–Eso es, los pueblos se quedan vacíos porque no puedes permitirte rehabilitar una casa de un pueblo, porque hablamos de bastante dinero, así que con esta iniciativa se trata el tema de la repoblación y el cuidado medioambiental. Así, junto a las telecomunicaciones, estas medidas ofrecen una gran oportunidad para la que llaman 'La España Vacía'.
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