«La edad no debe ser una excusa para abandonar aquello que te apasiona»
El alpinista septuagenario Carlos Soria comenzará un viaje el día 25 para subir el Annapurna y el Dhaulagiri
marco alonso
Miércoles, 10 de febrero 2016, 14:05
Parece mentira que tenga 77 primaveras a sus espaldas, y es que la montaña es la fuente de la eterna juventud para Carlos Soria, un alpinista que pretende subir a los 14 ochomiles que hay repartidos por mundo y que estuvo en Palencia como conferenciante del IX Ciclo de Proyectos de Montaña. La capital palentina está a solo 749 metros de altitud, pero este montañero se encuentra tan cómodo a 8.000 metros como en primera línea de playa. Eso sí, asegura que si se pierde algún día será mejor que no le busquen en Benidorm. Este jubilado es de altos vuelos.
Le faltan tres picos para completar su objetivo de subir a todos los ochomiles del mundo. Una meta ambiciosa a su edad...
Me voy el día 25 para intentar dos de las tres montañas que me quedan. Podemos no subir a ninguna o subir a las dos, depende de muchos factores, pero vamos con toda la idea de subir, como es lógico. Luego, me quedaría solamente el Shisha Pangma. No sé si podré acabar mi meta, porque soy consciente de la edad que tengo, pero, si sigo como estoy ahora, tengo esperanza de poderlo acabar, sin ninguna duda. El día 5 he cumplido 77 años. No he tenido más remedio. Me hacía el disimulado, pero en seguida empezaron a felicitarme y no me pude librar de ser un año más viejo. Qué le vamos a hacer.
El Anapurna y el Dhaulagiri son sus dos próximas metas. ¿Qué espera encontrarse en esta nueva aventura?
Espero encontrármelas en las mejores condiciones posibles porque son montañas muy peligrosas. No son terriblemente difíciles, pero, sobre todo el Anapurna, que es a la primera a la que vamos, es complicada por avalanchas. Espero que esté en buenas condiciones y que no haya mucha nieve.
Lo que más sorprende de usted es la vitalidad que desprende a su edad. ¿Qué diría a sus coetáneos que se quedan en el sofá porque piensan que ya lo han visto todo y no van a encontrar nada que les atraiga?
A la gente de mi quinta que se queda en el sofá es muy difícil levantarla. A los jóvenes, les digo que hay mucho tiempo para vivir. Nadie debería renunciar a aquello que le apasiona por motivos de edad. Si lo que le gusta a una persona en concreto es tumbarse en el sofá, no le puedes sacar de ahí, pero no es nada bueno. Tampoco hace falta subir montañas, pero siempre ayuda ir a andar, hacer ejercicio y tener hábitos saludables.
Va a ser complicado verle a usted por Benidorm bailando Los Pajaritos...
Muy fácil, no. De vez en cuando voy a Campello, que tenemos allí un piso, pero me llevo la bicicleta o me voy a escalar y, de vez en cuando me baño en el mar, pero lo que no se me ocurre es estar ahí sentado una hora al sol.
El dominó, el tute y todas estas cosas tampoco serán lo suyo...
Antes se jugaba bastante al tute en los campamentos base, pero ahora con esto de los teléfonos es terrible. Todo el mundo está ensimismado con la tecnología y estas cosas se han perdido. Ahora mismo, tenemos hasta Wifi en el campo base.
Lo que han cambiado las cosas. Ahora es casi tan importante subir un ochomil como tuitear un selfie en la cima...
A tanto no hemos llegado, pero sí que es cierto que el teléfono, cuando estás lejos de casa, se usa mucho más. Ahora mandamos imágenes cada poco porque es algo obligado, como es lógico, para nuestro patrocinador, el BBVA, y para informar a la gente que nos sigue.
¿Cómo se lleva con las nuevas tecnologías?
Fatal. Pero me tengo que adaptar. No me queda más remedio, aunque me cuesta trabajo. Tengo un nieto que coge el teléfono y hace de todo. Veo que es necesario evolucionar porque no se puede quedar uno atrás del todo, pero esto avanza demasiado deprisa.
Lleva muchos años subiendo montañas. El alpinismo también ha evolucionado desde que comenzó a subir montañas...
Por su puesto. Las botas que llevaba cuando empecé pesaban un kilo más que las que llevo ahora. Es una barbaridad pensar que antes levantábamos un kilo más con cada paso, pero, por su suerte en este caso, las cosas han cambiado. Las tiendas de campaña también han evolucionado mucho. Yo vengo de la prehistoria del alpinismo en España. Empecé a subir montañas en el posguerra y la primera ropa con la que subí se la compré a los militares de aviación. He visto muchas cosas.
Sus batallitas en las expediciones serán de las que forman corrillo. ¿Cuál es la que más repite?
No soy un abuelo de contar historias. Cuando subo a la montaña vivo el presente y no me acuerdo del pasado. Vivo al día y a mí lo que me importa es lo que me pasa hoy, lo que pasó ayer queda ahí.
Es una persona tremendamente persistente. ¿Hay algo que le pueda alejar de su objetivo de coronar los 14 ochomiles?
Solo la salud. Puedo dar un bajón muy grande a mi edad o puedo tener una enfermedad. Solo eso es lo que me puede apartar de los 14 ochomiles. De la montaña en general no me va ha echar nadie porque el que puede se complica la vida y el que no, lo tiene fácil: siempre se puede subir una pequeña montañita o andar por un bosque. Tengo claro que disfrutaré de la montaña mientras pueda moverme. Lo que no haré será el ridículo. Si no estoy en condiciones no haré esas cosas, me buscaré otras.
Han cambiado muchas cosas desde que empezó en el alpinismo, pero lo que no cambia es la pasión con la que habla la gente del mundillo de la montaña...
Claro. La pasión es lo que nos mueve, el amor a la montaña y la necesidad de viajar y conocer cosas nuevas. Esto te aporta mucho. Mi vida ha sido la montaña. Aunque me he ganado la vida de tapicero, yo nací alpinista.
Pero esta afición sale cara. Habrá tenido que tapizar muchos sofás para subir doce ochomiles...
Empecé a trabajar a los 11 años y lo dejé a los 65. Tengo cuatro hijas que he cuidado y la mayor ha cumplido ya 50 años. Por suerte, he podido disfrutar de todo esto y también de la montaña.
¿Y cómo ven las niñas lo que hace papá a su edad?
Ellas está encantadas de la vida porque este mundillo es algo que también las gusta y nos permite hacer cosas juntos. Estas navidades hemos estado haciendo esquí de fondo en el Pirineo y siempre que podemos planeamos alguna escapada para disfrutar de la montaña.
Con la cantidad de sofás que habrá hecho como tapicero, lo poco que los usa...
Espero que siga así por muchos años.
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