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La villa posee una rica historia que arranca en la Edad Media. Situada al norte de la provincia de Ávila, todo apunta a que pudo ser el pueblo natal de Isabel La Católica. Horcajo de las Torres vio llegar a Carlos V, el día 6 de noviembre de 1556, de camino a su retiro a Yuste. Según señalan los escritos, esto supuso un alivio para el emperador pues, como él mismo clamó, «Gracias a Dios que no tendré ya más visitas ni recepciones».
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Conocido por su faceta de trotamundos, Carlos V eligió las tierras de Castilla y León para realizar su último viaje. Un recorrido que, en la actualidad, se ha convertido en una ruta geográfica e histórica y que discurre por 24 ciudades y pueblos, entre ellos Horcajo de las Torres.
De Horcajo se sabe que fue parte de la tierra de Madrigal, aunque su jurisdicción fue vendida al inquisidor Fernando de Valdés en el reinado de Felipe II, quien la adquirió para su sobrino, Juan de Osorio. Con los siglos, pasó a la Casa del conde de Miranda. En el palació del noble fue donde pernoctó Carlos V.
En lo que se refiere al documento más antiguo que se conoce del municipio, data del año 1250, y es es el acta que recoge la presencia del obispo de Ávila en la iglesia de San Juan y Santa Basilisa para consagrarla como basílica. Hecho tan destacado ponía de manifiesto la relevancia del primer templo de Horcajo y de la propia villa. La iglesia ha sufrido numerosos avatares a los largo de sus historia que le llevaron prácticamente a la ruina total. Y es que el esplendor de Horcajo se vio frenado en 1700 con la destrucción total del pueblo, en la batalla entre las tropas del futuro Felipe V y del archiduque Carlos de Austria.
Año 1250: Se conserva el documento más antiguo que corresponde al acta que recoge la presencia del obispo de Ávila en la iglesia de San Juan y Santa Basilisa para consagrarla como basílical.
6 de noviembre de 1556: Vio llegar a Carlos V, de camino a su retiro a Yuste. Pernoctó en el palacio del Conde de Miranda.
Siglo XVIII: El esplendor de Horcajo se vio frenado en 1700 con la destrucción total del pueblo, en la batalla entre las tropas del futuro Felipe V y del archiduque Carlos de Austria.
En la actualidad, el templo de San Julián y Santa Basilisa conserva restos mudéjares de la edificación original, previos a la remodelación casi completa en el XVI, en especial la decoración de arcos en dos fachadas. No se conserva la torre original que sucumbió a un incendio en el siglo XX y tuvo que ser reconstruida por completo, perdiendo así la pátina de casi medio milenio de historia. Afortunadamente se salvó, en el interior, la obra maestra del artesonado mudéjar, ochavado, de par y nudillo, con decoración de estrellas y mocárabes, restaurado hace unos años.
En Horcajo pervivien más muestras arquitectonicas que dan el parte de diversos momentos de la historia. Los restos de un molino harinero de grandes dimensiones cerca de la carretera a Rasueros, varias casonas de arquitectura civil tradicional, las bodegas del palacio de los Condes de Miranda donde se alojó Carlos V y parte de la base de la torre de Yecla, una de tantas atalayas en esta zona de frontera primero con Al-andalus, después con León, atestiguan las hondas raíces de la localidad.
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