Planos
JOAQUÍN MARTIN DE UÑA
Lunes, 4 de febrero 2008, 01:53
Los servicios cartográficos del Ejército y los arquitectos municipales son, históricamente, quienes tienen a su cargo la misión de levantar los planos de ciudades y regiones en diferentes momentos, lo que permite estudiar su evolución. Gracias al estudio comparativo de los sucesivos planos se conserva memoria de la extensión de los centros de población, de su ordenamiento y de los cambios experimentados.
La comparación de los planos de Valladolid, editados desde el siglo XVIII hasta nuestros días nos permite recuperar el recuerdo de una serie de realidades, hoy desaparecidas. El trazado de los dos ramales de la Esgueva y de los puentes que cruzaban sobre este río; la extensión y forma del desaparecido parque de la Magdalena; el emplazamiento de ermitas y conventos que pasaron a la historia, la situación de las cuatro estaciones de las que dispuso la ciudad; el tendido de la red de tranvías o el emplazamiento de barrios históricos, cuarteles existentes en la ciudad a través de su historia, así como los nombres de primitivas calles, son algunos de los múltiples recuerdos que permanecen en los planos oficiales.
La afortunada adquisición de un ejemplar de 'Valladolid. Procesos y formas del crecimiento urbano', editado por la Escuela de Arquitectura de Valladolid en el año 1976, me deparó la sorpresa inicial de toparme entre su exhaustiva información gráfica, con dos planos de nuestra ciudad, titulados el primero de ellos 'Valladolid, hacia 1580' y el otro 'Valladolid, 1596'. Al pie del primero de ellos se especifica que se publicó por Bartolomé Bennasar en su libro 'Valladolid en el Siglo de Oro', mientras el segundo se sitúa en el 'Ayuntamiento de Valladolid. Archivo Municipal'.
Convencido de que el primer plano de nuestra ciudad era el dibujado por 'Bentura Seco, escribano de su majestad', en 1738, copiado por Juan Agapito y Revilla en 1901, quise comprobar la exactitud de ambos documentos en nuestro actualizado Archivo Municipal, donde la valiosa colaboración de los técnicos municipales, y consulta de sus pude llegar a las siguientes conclusiones:
La primera: Los referidos planos se habían levantado a mediados del siglo pasado, tomando como base el de 1738.
La segunda conclusión: En los citados planos se había retrotraído a las fechas indicadas en cada uno de ellos, la extensión, edificios y parcelas con base en investigaciones, (o quizás suposiciones) de sus autores, que aportan la posible configuración de la ciudad durante el siglo XVI.
Los referidos trabajos constituyen una valiosa aportación a la configuración ciudadana en la época a que se refieren, pero que podría complementarse con las investigaciones que condujeron a dicha configuración, así como el nombre de sus desconocidos autores.
Aparte de estos planos, concretos y fielmente adaptados a mediciones y formas, existen otros que aprovechando su trazado se dibujan a distintas escalas con la finalidad de incluirlos en guías turísticas, folletos de propaganda de empresas industriales o comerciales, así como en informaciones a visitantes en guías que marcan itinerarios, emplazamientos o indicaciones precisas al fin del plano. Pero estos son otros planos.
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