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Ana Zamora
«No soy una directora que trabaje la transgresión»

«No soy una directora que trabaje la transgresión»

Ana Zamora dirige los ensayos de ‘Carmen’, adaptada a la lírica española para abrir la temporada del Teatro de la Zarzuela

Virginia T. Fernández

Martes, 9 de septiembre 2014, 12:32

"No tengo la cabeza ahora mismo más que para cantarte El toreador». Bromea Ana Zamora para ilustrar el acto de inmersión total que inicia en septiembre. Acaban de comenzar en el Teatro de la Zarzuela los ensayos de Carmen, la ópera cómica francesa con música de Georges Bizet que abrirá la temporada del liceo nacional el 10 de octubre. La segoviana se ha embarcado en la dirección escénica de la versión traída al género patrio a partir del libreto de Eduardo de Bray. Trabajará codo a codo con la directora musical de origen asiático Yi Chen-Lin.

Aires de renovación para un género muy enraizado en la tradición. Dos mujeres jóvenes a cargo de un montaje de gran envergadura que reta a la castellano y leonesa a orquestar la interpretación de noventa almas en escena. La compañía de la que es responsable, Nao damores, seguirá navegando sin Zamora, que desembarca en la orilla (madrileña) por unas semanas.

¿Nunca antes había tocado el teatro lírico?

¡Nunca! La zarzuela que pensé que algún día haría es la barroca, que también es apasionante. Cuando Paolo Pinamonti (director del Teatro de la Zarzuela) se puso en contacto conmigo creí que me iba a ofrecer algo relacionado con ese mundo, que es lo que he trabajado siempre. La del siglo XIX es algo totalmente ajeno que jamás se me hubiera ocurrido montar si no me la encargan. Me he pasado un año estudiando qué es Carmen para tráermela a mi terreno y poder hacerla mía.

Ya ha trabajado conjugando varios elementos escénicos con Nao damores.

Sí. Siempre he trabajado con músicos en escena y con una directora musical como es Alicia Lázaro, pero siempre en el ámbito de la música antigua y en espectáculos de pequeño formato.

Por qué Pinamonti recurrió a usted para esta Carmen?

Son muchos años trabajando en primera división. Aunque Nao damores sea una compañía segoviana siempre ha tenido una vocación de difundir su trabajo por España y por el extranjero. Paolo Pinamonti está intentado hacer una apuesta completa por rejuvenecer el ámbito de los equipos artísticos. Decidió invitar a una mujer directora musical como Yi Chen-Lin, muy joven, pero con experiencia europea en la dirección operística. En mi caso recurrió a mí por ver qué puedo aportar al teatro lírico.

¿Lo que aporte será el sello Nao?

Mi concepción de la teatralidad está vinculada a la síntesis dramática, algo que tiene poco que ver con las puestas en escena habituales de zarzuela, contando con que esta Carmen es una Carmen pasada por la zarzuela. Algo de esa necesidad de síntesis estética habrá. También una identificación dramatúrgica con el proyecto. A un nivel operativo me he llevado a una parte del equipo de Nao damores, con lo cual nuestro sello estético seguro que está.

Acercamiento estético

¿Hay precedentes de otras versiones azarzueladas de la obra de Bizet?

Existe una tendencia en el XIX de intentar traer al género nacional las grandes óperas que están triunfando en Europa. Hay una necesidad de traducirlas y luego de acercarlas estéticamente y a nivel de género. El caso de Carmen fue interesante porque a finales de ese siglo hubo una disputa en Madrid para estrenarla. Fue el Teatro de la Zarzuela el que se adelantó al Teatro Real, que tenía los derechos. El primero lo estrenó en español. Sin embargo, la versión que haremos es otra, la de Eduardo de Bray que se estrenó en Barcelona en 1890. En ella se respeta la partitura de Bizet pero Bray se lo lleva al ámbito castizo intentando romper los tópicos que los franceses aportan a Carmen. Su texto tiene ya un aire lingüístico de zarzuela en las expresiones. Por eso, no es exactamente una traducción; las escenas son las mismas pero hay también una adaptación al género de la zarzuela.

¿Cuál será el registro estético del montaje?

Desde el primer momento, cuando Pinamonti me llama, sabe que no soy una directora que trabaje la transgresión. Se acercará a los ámbitos de trabajo nuestros que, con Penal de Ocaña, se ha demostrado que no son exclusivos del periodo medieval o renacentista, es una manera de ver el mundo. Lo que me resultó más complejo fue ver el punto de partida; no tanto cómo vestir a los personajes sino qué se puede contar con Carmen hoy en día. En esa perspectiva había que entenderla y asumir que representa muchas cosas y a mucha gente también en la actualidad. Más que la imagen de la Carmen devorahombres símbolo de la gitana española me interesaba una perspectiva que tiene que ver con la óptica con la que se creó la historia; desde la novela de Merimée pasando por las adaptaciones a la ópera y el libreto original. Es siempre una perspectiva no masculina sino incluso machista; la imagen de la mujer que fascina y da pánico porque no se puede controlar, que hace lo que le da la gana y como eso no se puede consentir hay que eliminarla.

¿No le da miedo la gran dimensión del espectáculo?

Lo que llevo hecho hasta ahora es algo que estoy acostumbrada a hacer, es un planteamiento de base de construcción de un espectáculo teatral. Más complejo, por el montón de figurines. Tienes que pensar en grande, desde la base. Y la forma de trabajo es muy distinta. Normalmente yo ensayo en encierro absoluto dos meses completos para un espectáculo que intento que nunca sobrepase una hora. Carmen dura tres horas, con noventa personas en escena que han de compaginar ensayos con la directora musical y el coro. Hay que montar muy rápido.

Acostumbrada a crear espectáculos desde cero, esta vez dirige una obra producida por otros (Teatro de la Zarzuela). ¿Le han dejado total libertad creativa?

En el planteamiento de puesta en escena, sí. La parte musical y de elección de cantantes ha sido más labor del teatro con la directora musical porque esa no es mi especialidad. Yo confío en su parte. Coartada no me he sentido en absoluto, me han llamado para que monte la Carmen que considere, no para que haga una al uso.

¿Qué planea Nao damores?

Estamos preparando una producción, aun no puedo decir nada. Si todo va bien, intentaríamos estrenar espectáculo para el verano próximo. Después de Penal de Ocaña, el siguiente será en la línea original de Nao damores, un montaje del Renacimiento.

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