Cuando la joyería se convierte en arte

Marta estudió Comunicación Audiovisual, una carrera que le abrió las puertas al mundo de la televisión, donde trabajó siete años como realizadora. En plena crisis económica, perdió su empleo y casi por casualidad empezó a estudiar Diseño de Joyería, una formación que completó en Barcelona y Florencia. «Al regresar de Italia me di de alta como autónoma y abrí mi propio taller en Bilbao para sacar adelante mis colecciones con mi marca Martalonso, que vendía principalmente de forma online. Me apasiona experimentar con materiales y conjugar técnicas diferentes para lograr piezas únicas», explica esta joven joyera, que acaba de fijar de nuevo su residencia en Valladolid.

Elena se fue a estudiar inglés a Londres, buscando una experiencia y un mejor futuro. Años después, tras asentarse de nuevo en la capital del Pisuerga, coincidió trabajando en la misma empresa que Marta, en el departamento de Comercial y Marketing, un empleo que le duró 5 años. Atraída por el tema artístico, empezó a hacer un curso de joyería en Cearcal, donde su profesor Jorge Salcedo supo inyectarle la pasión por la joyería. «Creé mi propia marca, Elena Milhom y, con el apoyo familiar, hace dos años me di de alta como autónoma y monté un pequeño taller», indica esta emprendedora, que ha cursado estudios de joyería en la Escuela Superior de Artes Plásticas y Diseño Mariano Timón, en Palencia.

Eran compañeras de trabajo que se llevaban bien, pero cuando las dos empezaron en el mundo de la joyería la relación comenzó a estrecharse. «Nos llamábamos a menudo para compartir dudas sobre las piezas que creábamos y nos animábamos la una a la otra», explica Marta. «No hemos forzado nada. La idea de emprender juntas fue surgiendo de forma natural y poco a poco. Compartíamos el mismo sueño, trabajábamos de forma similar y lo que nos parecía una utopía se ha convertido en realidad. Logramos vencer los miedos y comenzamos a disfrutar de este sueño. Todo encajó a la perfección con la llegada de Natalia», relatan ambas.

Natalia se sumó al proyecto en el mejor momento, como un soplo de aire fresco con nuevas ideas y enfoques a la idea de negocio que las dos joyeras habían fraguado juntas. Esta joven tenía una amplia experiencia en el sector comercio, aunque el trabajo que más le ha marcado fue en una empresa textil donde permaneció ocho años llevando el departamento comercial a nivel nacional. «Intenté emprender en el sector textil, pero no tuve éxito, así que empecé a trabajar como 'freelance' en diferentes sectores y ayudé a mi hermano a poner en marcha un negocio de hostelería. Vivir su experiencia de emprendimiento tan de cerca me hizo querer tener mi propia empresa», recuerda Natalia. Cuando sus amigas le hicieron partícipe de su idea no lo dudó y se lanzó de lleno para llevar la parte de marketing y ventas de este negocio asentado en la calle Núñez de Arce.

Toska es un espacio creativo que tiene como actividad principal el diseño de piezas de joyería contemporánea. En esta tienda-taller se pueden encontrar las colecciones de las dos marcas de estas joyeras, Martalonso y Elena Milhom y pronto sacarán al mercado su primer trabajo conjunto. «Toska es un espacio abierto y vivo en el que ocurren cosas y en el que van a convivir distintas disciplinas artísticas, como puede ser la pintura, la literatura, la joyería o la escultura», adelantan estas tres emprendedoras.

Además de vender sus propias colecciones, realizan encargos personalizados, únicos y a medida. En su taller han sabido aunar la vanguardia en el diseño de joyas con la tradición. «Damos un trato diferencial a aquellos clientes que buscan piezas especiales, que valoran el trabajo artesano y bien hecho. Aportamos un aire diferente y fresco a sus encargos», aseguran estas joyeras, que tienen en mente lanzar una línea de joyería masculina y de alianzas personalizadas.

«Conocíamos muy bien el trabajo una de la otra y al poner las piezas en común nos hemos dado cuenta de que nuestro estilo es más similar de lo que pensábamos. No queremos perder nuestra identidad de marca que tanto nos ha costado sacar adelante»·, añaden.

Trabajan, sobre todo, la plata, aunque en su taller abundan también las creaciones en latón, porcelana, cerámica, esmaltes y cementos. Materiales no muy habituales en joyería, pero con los que consiguen excelentes resultados. Trabajan con sus manos y también realizan diseños en 3D. «Nos gusta aconsejar a los clientes y darles diferentes posibilidades, ajustándonos a su presupuesto. Ofrecemos un compendio ente practicidad y elegancia y hacemos que los clientes sean parte activa en el proceso creativo», expone Natalia, que es la que más tiempo pasa cara al público.

Se están dando a conocer a través de Facebook e Instagram, aunque lo que mejor les funciona es el boca a boca. «Tenemos ya una clientela fija que nos conoce de las ferias a las que solemos ir», dicen las tres, que en enero empezarán a dar talleres de forma puntual, de cerámica, cera y esmaltes aplicados a la joyería.