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El pórtico de la Gloria restaurado La catedral de Santiago, a todo color

El Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela ha recuperado sus vivos colores y ahora un libro recrea su impresionante restauración y saca a la luz sus más antiguos secretos. 

Viernes, 24 de Diciembre 2021

Tiempo de lectura: 3 min

No han añadido ni gota de pintura. Parece mentira, pero así es. Los doce años de trabajo realizado por  80 expertos, españoles y venidos desde Harvard, Stanford o Roma, han devuelto al pórtico de la Gloria su fulgor inicial sin sobrepintarlo.

Cuando el maestro Mateo lo culminó, en 1188, los rostros de las más de 100 figuras que lo componen relucían en vivos colores. Era una obra colosal,  moderna (por el naturalismo de las esculturas) y sorprendente (la calidad del trabajo era extraordinaria).

El maestro Mateo, que acreditó su autoría con una inscripción en el dintel del tímpano, dirigió durante décadas a un equipo de experimentados escultores, pintores y canteros. Juntos recrearon las figuras del Antiguo y del Nuevo Testamento con Jesucristo en el centro, como eje de la obra y como juez y rey supremo.

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La viveza de las carnaciones. Para colorear las carnaciones (manos, pies y rostros) los artistas del siglo XII utilizaron abundante color blanco, rico en plomo, y utilizaron aceite de lino, de ahí el sorprendente color carne que todavía conservan y su brillo aceitoso.

Las esculturas de granito policromadas resplandecían con sus vivos colores. Pero el tiempo había rebajado esos fulgores. La obra llevaba a cabo por el Proyecto de Conservación Preventiva y Restauración del Pórtico de la Gloria los ha restituido.  Relucen sobre todo las carnaciones –manos, pies y rostros– porque para conseguir el color carne se utilizaba abundante blanco, rico en plomo. Y destacan más porque se colorearon al óleo «siempre con aceite de lino»; de ahí el brillo aceitoso. Estos secretos se desvelan en el libro Pórtico de la Gloria. Una restauración, editado por la Fundación Barrié y Assouline.

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Las barbas del profeta. Imágenes del proceso de restauración del rostro y las barbas del profeta Isaías. La excelencia del nivel de la talla se aprecia en detalles como los dientes visibles gracias a la apertura de los los labios.

Los restauradores han hundido sus lupas y bisturíes hasta los secretos más profundos del pórtico. Y han llegado hasta sus orígenes. Siguiendo el hilo de su granito (se utilizaron tres tipos, uno de grano fino, adecuado para la escultura de detalle, y otros dos de grano grueso, blanco y gris, aptos para los elementos de tipo estructural como los pilares) han llegado hasta las canteras cercanas a Santiago de Compostela que lo suministraron. Una de ellas, en la falda del monte Pedroso, es conocida todavía por el pertinente nombre de 'Cantería da Catedral'.

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Limpieza de cara.

Detalle de la limpieza parcial del anciano con el organistrum (instrumento medieval). Se han retirado suciedad, sales, restos de naturaleza biológica y productos acrílicos.

El libro Pórtico de la Gloria. Una restauración narra el paso a paso de la salvación del monumento. Sus 150 fotografías ilustran el procedimiento que usó el maestro Mateo: aplicar lapislázuli y oro «en paneles puros» sobre las esculturas de granito; y muestran también las técnicas que –más de 800 años después– se han empleado para sanarlo: láser; microaspiración, reflectancia espectral..

Han sido doce años de sanación del pórtico, con 50.000 horas de trabajo, 80 expertos y una inversión de 6,2 millones de euros

Han sido doce años de sanación del pórtico, con 50.000 horas de trabajo, 80 expertos y una inversión de 6,2 millones de euros. Es un enorme esfuerzo, que –como sostienen los restauradores– «ha permitido estabilizar la obra y conferirle un entorno seguro». También estas reparaciones han ayudado a conocer mejor el monumento y a establecer un protocolo para protegerlo de nuevos daños.

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Fluorescencias.Para los estudios de policromía se han usado técnicas que no requieren toma de muestras, como la fluorescencia ultravioleta.

Los curadores del pórtico han quedado tan satisfechos que incluso hacen una ensoñación del refulgor del pórtico cuando se terminó en el siglo XII: «Solo los ojos de la imaginación pueden hacerse una idea de lo que pudieron ser las grandes masas de oro y lapislázuli  (...) recibiendo el impacto de los últimos rayos del sol poniente en la actual plaza del Obradoiro», afirman.

Muchas vicisitudes ha vivido el pórtico. Al principio, sus figuras policromadas eran las primeras en recibir a los peregrinos. Luego se quiso protegerlo del tiempo, el polvo y la lluvia.  En 1520 se instalaron frente a él unas puertas y en el siglo XVIII se añadió la fachada de la catedral. Tanta envoltura lo perjudicó porque favoreció la humedad.

Ya no saluda el pórtico al visitante de la plaza del Obradoiro, pero sigue marcándolo todo; para empezar el nombre de la plaza –'taller, lugar de trabajo'–, remite a los cinceles del maestro Mateo y su cuadrilla.

Etiquetas: Camino de Santiago