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Recreación de la llegada de la reina Juana I a Tordesillas.

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Recreación de la llegada de la reina Juana I a Tordesillas. Henar Sastre

300 vecinos participan en la recreación de la llegada de la reina Juana I a Tordesillas

Miles de visitantes acudieron a presenciar este acontecimiento, que llega a su 14 edición

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Domingo, 18 de marzo 2018, 12:28

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Aturdida y desconsolada. Este fue el estado en el que Juana I de Castilla recorrió media España durante algo más de ocho meses para dar descanso a su amado esposo, Felipe I ‘El Hermoso’. Ayer, una vez más, los vecinos de Tordesillas pusieron en marcha la maquinaria del tiempo para homenajear a la que es, sin duda, una de las vecinas más queridas de la Villa del Tratado, según explicó el presidente del Centro de Iniciativas Turísticas de Tordesillas (CIT), José Luis Sainz, quien destacó que la jornada de ayer es «muy especial, ya que recreamos parte de la historia de Tordesillas y rendimos homenaje a una mujer maltratada por la Historia y por su familia. Para nosotros, la reina Juana es uno de los personajes más relevantes de nuestro patrimonio y muestra de ello es el especial interés que año a año tenemos con esta recreación».

Con un simple gesto, el de bajarse del caballo y posar su mano sobre el féretro de su marido, arrancó una vez más la recreación histórica de la llegada de la reina Juana a Tordesillas, basada en los documentos históricos que atestiguan que en marzo de 1509, la reina, junto a la última de sus hijas, Catalina, y los restos mortales de su marido -fallecido dos años y medio antes- llegaron al municipio, lugar en el que la reina fijaría su residencia durante los siguientes 46 años, hasta su muerte en 1555.

Durante la pasada noche, cerca de trescientos vecinos de la localidad y de municipios próximos participaron de manera activa en la primera recreación histórica de la provincia de Valladolid, con catorce años de antigüedad y una elevada participación. «Todos los vecinos sienten como propia la Historia y trabajan para pulir los pequeños detalles, que son los que marcan la diferencia», explicó Sainz, quién lamentó que el mal tiempo desluciera la celebración de este evento.

«Fue una faena que debido al mal tiempo tuviéramos que retrasar la recreación -aplazada hace días- ya que los hoteles estaban llenos y tenían muchas reservas», aseguró Sainz, quien cifró en alrededor de nueve mil las personas que disfrutaron de este peculiar cortejo que recorrió los principales escenarios del casco histórico del municipio. Una de las particularidades de esta recreación es que «al ser itinerante y desarrollarse en diversos puntos de la localidad, puedes venir una y otra vez a disfrutar de ella, ya que siempre descubres nuevas cosas». En esta ocasión, la encargada de meterse en la piel de la reina Juana fue la joven tordesillana de 29 años, Miriam Moráis Milán, quien recorrió las empedradas calles y plazas del municipio acompañada por su padre, Fernando el Católico ,y protegida y custodiada por los Monteros de Espinosa, su guardia personal, y su hija Catalina de Austria, a quien dio vida la pequeña Ángela García Rodríguez, de cuatro años y alumna del colegio Pedro I.

A pesar de las bajas temperaturas registradas durante la tarde noche de ayer, miles de turistas no quisieron perderse esta representación teatral, que comenzó a las 20:00 horas en la Puerta de la Villa, lugar donde los vecinos escenificaron el primero de los cinco actos programados. Allí, la reina Juana I y su séquito transportaron el féretro de Felipe el Hermoso, custodiado por numerosos monjes y alumbrado por multitud de antorchas. En la Plaza Mayor se puso en marcha la representación del segundo de los actos, donde varias vecinas se asomaron a sus balcones y comentaron el trasiego que había en la localidad ante la llegada de la reina y del cuerpo de Felipe.

En el recinto amurallado

Alrededor de las 20:15 horas, en la Puerta del Foraño, se procedió a la puesta en marcha del tercer acto, en el que Hernando de Tovar, Capitán de los Monteros, ordenó abrir las puertas para dar paso a la reina. La comitiva entró al recinto amurallado. El penúltimo acto tuvo como escenario la Plaza Mayor, donde el cortejo se detuvo ante las dudas de la reina. Fernando el Católico trataba de convencer a su hija para que se quedara en Tordesillas.

El acto conmemorativo finalizó en el Palacio Real, escenario en el que Juana permaneció, junto a su séquito, durante los siguientes 46 años. En este marco, la recreación organizada por la Asociación de Empresarios y Profesionales y el Centro de Iniciativas Turísticas de Tordesillas se presentó uno de los pasajes más dolorosos de la vida de la reina: la muerte de su esposo, Felipe El Hermoso.

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