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Una de las asambleas de los presupuestos participativos. EL NORTE
Los presupuestos participativos de Valladolid se retrasan por las elecciones y se podrán votar en urna

Los presupuestos participativos de Valladolid se retrasan por las elecciones y se podrán votar en urna

El proceso empezará esta semana para que los vecinos sugieran obras por cinco millones, pero no se elegirán hasta octubre

Lorena Sancho

Valladolid

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Miércoles, 3 de abril 2019, 14:01

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Los vecinos y vecinas de Valladolid tendrán este año de nuevo a su disposición cinco millones de euros para que elijan en qué obras quieren que el Ayuntamiento los invierta dentro del Presupuesto municipal de 2020. El proceso el 5 de abril, con asambleas en cada una de las diez zonas en que se divide la ciudad, pero no será hasta octubre cuando las propuestas definitivas se voten y elijan. Porque esta vez, a diferencia de las dos convocatorias anteriores, el proceso se topa con un escollo que retrasará la votación y, por tanto, la elección final de las propuestas: las dos citas electorales. «Hemos querido ser muy escrupulosos y no inmiscuirnos en ese proceso. Eso ha hecho que tengamos que cambiar las fechas, pues el año pasado teníamos todo antes de verano pero esta vez nos metíamos en plena campaña electoral y no parece adecuado estar trabajando con los vecinos, hay que ser honestos», advirtió el concejal de Participación Ciudadana, Alberto Bustos.

La selección de las propuestas vecinales para invertir cinco millones de euros sufrirá así un parón de algo más de dos meses que retrasará por tanto esta cita participativa en la que el Ayuntamiento lanza un guiño a la ciudadanía para «no quedarnos solo en el análisis de si esa plaza o calle está bien o mal, sino en poder mejorarlo», matizó Bustos.

Como novedad, la Plaza Circular se integra nuevamente en la zona Esgueva 2 en lugar de en la del Centro. Cada una de las diez zonas tendrá un presupuesto de 500.000 euros para poder elegir en qué gastarlos. El proceso habilitará así de plazo hasta el 3 de mayo para realizar las sugerencias (abierto a todas las edades) aunque no se votarán hasta octubre (7 al 31) y solo para aquellos vecinos y vecinas mayores de 16 años.

La principal novedad llegará este año de la mano de la colaboración de alumnos de Educación Social, que orientarán en cómo plantear las propuestas a quienes precisen ayuda, y en la instalación de una serie de urnas físicas para que los vecinos que lo deseen (especialmente los de mayor edad o los menos familiarizados con las nuevas tecnologías) puedan votar de forma presencial a lo largo de una jornada. «Vamos a acercar el proceso a más gente», precisó Bustos, quien no se atrevió a estimar en cuánto podría crecer la participación.

En 2017, año de su puesta en marcha, hubo 6.687 participantes para votar 66 proyectos en los que invertir cuatro millones; al año siguiente la cifra ascendió a cinco millones y fueron 109 proyectos con una participación de 10.889 ciudadanos. «Ahora estamos en fase de consolidación, porque Valladolid era una ciudad que no se distinguía por dar participación a los ciudadanos y ha habido mucho camino por desbrozar», precisó el edil.

La «tardanza» del proceso

A los procedimientos jurídicos y administrativos, especialmente en un año en el que la adaptación a la Ley de Contratos Públicos afectó a las contrataciones, culpó Alberto Bustos del retraso que sufre la ejecución de las propuestas, pues solo se han ejecutado un tercio de las que se incluyeron en el Presupuesto de 2018, mientras que el resto está en proceso de ejecución. En lo que se refiere a las de 2019, se han incorporado al Presupuesto municipal aprobado recientemente. «Todas tienen sus plazos y cuando alguien se implica en elegir un proyecto lo quiere de forma inmediata, pero son procesos con una tramitación farragosa», justificó.

En este sentido, la presidenta de la Federación Vecinal Antonio Machado, Margarita García, valoró ayer la redacción y elección de los presupuestos participativos, aunque no tanto el paso final en la ejecución de las inversiones. «El año pasado se mejoró el proceso, se ha pulido con respecto a la primera edición y vemos interesante que, a diferencia de otros ayuntamientos, no sea individual, sino que haya asambleas y encuentros. El problema no es tanto en ese paso como en la ejecución posterior, que es donde vemos el escollo. Hay un problema general en la ejecución presupuestaria, con obras que no se llegan a concretar, porque además la ley no ayuda con tanto trámite. Pero hay que trabajar más para que los proyectos que han elegido los vecinos se hagan realidad», concluye García.

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