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Actividad organizada este año por Red Íncolar por la Jornada Mundial del Inmigrante. EL NORTE
Valladolid vuelve a atraer población extranjera por la mejora del empleo

Valladolid vuelve a atraer población extranjera por la mejora del empleo

El saldo migratorio repunta a niveles previos a la crisis, con un gran aumento de las llegadas desde Colombia y Venezuela

Víctor Vela

VALLADOLID

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Jueves, 13 de diciembre 2018, 21:40

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Edgar hizo hace cinco meses su maleta en Venezuela. Diofanor preparó su equipaje un poco antes en Colombia. Los dos atravesaron el Atlántico para escapar de tanta pobreza y tan poco futuro. Hoy son dos vecinos más de Valladolid. El ejemplo de una tendencia demográfica a la que el Instituto Nacional de Estadística (INE) puso este jueves cifras.

La provincia ha recuperado el saldo migratorio positivo que perdió durante los años más duros de la crisis. Las mejores perspectivas de trabajo (la tasa de paro ha caído del 22% de la primavera del 2013 a situarse este otoño por debajo del 10%) han tenido una doble incidencia en los flujos migratorios. Primero, sale menos gente hacia el extranjero.

Durante el primer semestre de este año se marcharon 626 empadronados en Valladolid rumbo a otros países (la cifra más baja desde que la crisis explotó en 2008). Entre enero y junio de 2017, por ejemplo, fueron 1.910.Y, además, ha crecido la llegada de foráneos: 1.155 durante la primera mitad de este 2018 (desde 2010, solo el segundo semestre de 2017 arrojó una cifra más alta). Esto supone que vienen más personas de las que se van, una inyección de 529 habitantes que ponen freno a la desbocada pérdida de población que sufre la provincia.

El INE ha publicado esta misma semana que entre enero y junio murieron 2.590 personas y nacieron 1.701 (lo que provoca una merma de 889 habitantes por causas naturales en el padrón). También pierde población Valladolid si se tiene en cuenta los movimientos entre provincias. Son más los que se van (2.605 en el primer semestre, sobre todo a Madrid) que los que llegan (2.567, especialmente desde otras zonas de Castilla y León). Sin embargo, estos flujos interiores también se han moderado con la recuperación económica. Ya no sale tanta gente como en los peores años del paro (2012 y 2013).

Pérdida en Castilla y León

«Si todo sigue por el camino que va, España llegará a final de año al máximo de población alcanzado en 2012, que fue de 46,8 millones», aseguró Antonio Argüeso, subdirector general de Estadísticas Sociodemográficas del INE. «Cada vez viene más gente y la emigración disminuye, por lo que el saldo migratorio crece de una manera bastante fuerte», indicó el experto, quien destacó que «el saldo migratorio compensa la baja natalidad». No en Castilla y León, donde el saldo migratorio fue de 2.522 personas. La región perdió en los seis primeros meses del año 7.737 habitantes (junto a Asturias, la que más cae). Ahora son 2.410.819 habitantes.

Con todos estos datos, el INE fijó ayer la radiografía demográfica de la provincia (a la espera de que durante los próximos días publique las cifras de población municipio por municipio). Valladolid tenía, a 1 de julio de 2018, 520.430 habitantes (405 menos de los 520.835 con los que comenzó el año). La provincia pierde población desde el verano del 2011, cuando marcó su techo en 532.280 y la fuga de extranjeros por cuestiones económicas comenzó también a influir. Ahora, la cifra de población foránea ha vuelto a crecer. En Valladolid viven 24.541 personas con nacionalidad extranjera (el 4,71%).

Durante el primer semestre del año, la cifra subió con la llegada de personas, como Edgar y Diofanor, procedentes, sobre todo, de Colombia (162) y Venezuela (147). Estas dos nacionalidades han tomado el relevo de Bulgaria o Marruecos, hasta ahora principales lugares de origen. Yesto también tiene consecuencias.

Las asociaciones que trabajan de forma más directa con la población inmigrante o refugiada (Procomar Valladolid Acoge,Cruz Roja, Accem y Red Íncola) constatan un cambio de perfil. «Desde el año pasado se ha notado un repunte desde Colombia o Venezuela. También de países de Centroamérica. Muchas de estas personas son solicitantes de asilo. Huyen de la violencia en sus países, como vemos en la frontera con Estados Unidos», comenta Eduardo Menchaca, coordinador de Red Íncola, que planifica su estrategia de acción durante los próximos tres años para atender mejor a esta nueva inmigración. «Son personas con gran formación. Muchos, universitarios», explica.

Llegan aquí con un visado de turistas con tres meses de validez. Cuando se les acaba ese periodo, suelen quedar en un limbo legal. Deben esperar tres años para obtener el permiso de residencia y de trabajo. Tienen así gran formación, pero no pueden ejercer. Durante ese tiempo, las entidades que trabajan con ellos les ofrecen ayuda para homologar sus títulos o mejorar su preparación. Pero la situación no es fácil. «Suelen iniciar el proceso de protección internacional, pero las resoluciones tardan bastante y suelen ser negativas», explican desde Accem, donde destacan que, en España, el 41% del total de solicitudes es de venezolanos. Le siguen, a gran distancia, Colombia, El Salvador, Honduras y Siria.

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