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Un ciclista circula en solitario por la calle López Gómez. H. Sastre

El centro se queda desierto por el Día sin Coche

Mientras ciclistas y conductores del servicio público se muestran encantados, algunos trabajadores encuentran un problema a la hora de desarrollar su negocio

César R. Cabrillo

Valladolid

Viernes, 22 de septiembre 2017, 07:48

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Poder andar por el centro de la ciudad sin tener que mirar si vienen coches de uno u otro lado es una sensación extraña que se vive durante las fiestas de la Virgen de San Lorenzo y pocos días más. Uno de ellos el Día sin Coche, que se celebró ayer por tercer año consecutivo para tratar de concienciar a los ciudadanos sobre la necesidad de buscar un modelo de movilidad sostenible.

Durante las primeras de la mañana el tráfico de coches fue el habitual por las calles de Valladolid, un continuo ir y venir de vehículos hacia los distintos puntos de la ciudad, pero a partir de las once, el Ayuntamiento de Valladolid impidió el acceso de los vehículos motorizados por el casco histórico. Tan solo el transporte público, los vehículos de emergencias, los residentes y los automóviles eléctricos podían acceder a esta zona restringida.

A partir de ese momento, zonas como la artería principal de Valladolid en Plaza de la Rinconada quedaban totalmente desiertas de coches, una imagen muy poco habitual de ver. Apenas había ruido de motor por las calles e incluso en algunos momentos uno podía escuchar sus propios pasos al andar.

Para compensar esta situación y concienciar a los ciudadanos sobre la necesidad de buscar un modelo de movilidad sostenible, el autobús urbano fue gratuito durante todo el día, al igual que los aparcamientos disuasorios de la zona ORA.

La jornada, una vez más, pasó con el debate abierto. Los ciclistas y viandantes contentos con la medida, ya que podían circular sin ningún problema por el medio de la calzada. Los comerciantes y hosteleros, indiferentes. Los que más lo notaban eran todas esas personas que dependen del coche para trabajar y que no pudieron acceder a las calles del centro y tuvieron que soportar atascos interminables por las calles colindantes en busca de una manera de acceder al casco histórico.

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