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Jueves, 2 de agosto 2018, 11:02
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La Agencia Estatal de Meteorología ha activado ya la alerta naranja por altas temperaturas en Valladolid, que afronta desde este jueves la primera ola de calor del verano. Las temperaturas máximas rondarán los 40 grados y las mínimas superarán los 22, según la previsión para los próximos días. Este miércoles, a medianoche, los termómetros marcaban 26 grados. La mínima se ha registrado a las 7:10 horas, con 17,1 grados.
El aviso de la Aemet se centra entre las 14:00 y las 20:00 horas, cuando las temperaturas en Valladolid se sitúen entre los 35 y los 38 grados, con el pico previsto entre las 16:00 y las 19:00 horas. El extremo calor se prolongará hasta bien entrada la noche. A las 23:00 horas habrá 29 grados y a las tres de la madrugada, la previsión es que haya más de 25.
Mañana viernes continuará la alerta naranja, con máxima de 39 grados. El sábado el aviso se rebaja a alerta amarilla, pues las temperaturas se relajan y rondarán los 37 grados de máxima. El episodio de calor se prolongará hasta la semana que viene, con máximas de 38 grados el lunes, 37 el martes y 35 el miércoles. Las mínimas rondarán los 20 grados.
La primera ola de calor del verano de 2018 llega con cierto retraso con respecto a años anteriores: por ejemplo, en 2015, la primera ola de calor comenzó el 26 de junio; la de 2016, el 17 de julio y la primera de 2017 llegó el 13 de junio. Esta última es la más temprana desde 1976, año en que comienzan los estudios de olas de calor, informa Colpisa.
El hecho de que hasta ahora en 2018 no se haya producido ninguna ola de calor hay que atribuirlo a la presencia de un potente anticiclón de bloqueo, muy persistente durante junio y julio, sobre el norte de Europa, que a la vez que provocaba temperaturas altas y tiempo inusualmente seco en esas regiones, favorecía la llegada hasta nosotros de depresiones en altura -conocidas como danas- que provocaban tormentas en el norte peninsular y temperaturas menos elevadas en nuestro país que en veranos anteriores.
Las olas de calor son habituales en los veranos. «De hecho, de los últimos 43 veranos, en tan solo once no se ha registrado ninguna ola de calor, número que se reduce a tres en lo que llevamos de siglo XXI», afirma Rubén del Campo.
Las proyecciones climáticas advierten de que en el futuro las olas de calor podrían ser más extremas y frecuentes en el sur de Europa, aunque es difícil poder afirmar con certeza que un único evento haya sido debido al cambio climático de origen antropogénico. Una vez finalizado el episodio ha de analizarse minuciosamente y realizar estudios de atribución que permitan obtener una respuesta probabilista. Así, según concluyeron científicos de World Weather Attribution, una alianza internacional cuyo objetivo es realizar estudios de atribución al cambio climático, la ola de calor que afectó a España y Portugal en junio de 2017 fue diez veces más probable como consecuencia del cambio climático inducido por la actividad humana.
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